George Clooney reaparece en Shanghai
Participa en un acto promocional de los relojes Omega, siempre relacionados con el mundo del cine
George Clooney volvió a escena. Lo hizo en Shangai, la ciudad de los rascacielos que Tom Cruise mostró al mundo en Misión Imposible III, y por primera vez, después de tanto tiempo, realmente enamorado. Y comprometido. La reaparición del ganador del Oscar como mejor actor de reparto y mejor película por Syriana y Argo, respectivamente, tras su compromiso con la abogada libanesa Amal Alamuddin fue motivada por Omega, un reloj de siempre relacionado con el cine, en concreto con el agente 007 al que ha acompañado en siete películas de la saga.
Sí la firma que acompañó a la tripulación del Apolo 11 en su camino a la luna es también la preferida de George Clooney y la que bajo el título de Le Jardin Secret, llevó al guapo actor de Gravity de nuevo ante un público que le admira. Sobre todo en las distancias cortas porque es entonces cuando este actor es aun más encantador. Más grande que en la gran pantalla. Intenta disimular su enorme timidez y encandila, incluso prometido y con canas, tanto a hombres como a mujeres.
George Clooney, a quien tantos relacionan con la taza de Nespresso en la mano derecha, luce en la izquierda un Omega porque es el embajador de la marca suiza relojera desde 2007. Y también porque, tal como él siempre recuerda, ese fue su primer reloj. “Y el primero no se olvida. En 1969 mi tío me dio un Omega, el mismo año que el hombre pisó la luna”, advierte Clooney que ayer conoció mejor la colección Aqua Terra. Se trata de una familia de relojes que tiene un gran número de entusiastas sobre todo chinos (el mercado asiático es un puntal para Omega) y también relacionados con el mundo de la navegación puesto que sus esferas “Teak Concept”, son inconfundibles por las líneas verticales que recuerdan las cubiertas en madera de teca de los yates de lujo.
El protagonista de la serie televisiva Urgencias que luego alcanzó el estrellato con películas como Batman y Robin y El pacificador, se metió en Shangai en su rol de embajador. Y apareció en ese jardín secreto que Omega construyó para la ocasión vestido todo de negro. Cercano, pero más callado que de costumbre (ya ha tenido sus rifirafes con las autoridades chinas en otras ocasiones), Clooney dejó la política internacional para otras ocasiones.
O quizá para el entorno doméstico y su futura esposa, Amal Alamuddin, quien hasta ahora ha defendido, entre otras, las difíciles causas de Assange y Timochenko. Ni siquiera se explayó mucho en lo personal y eso que acaba de cumplir los 53 (el 6 de este mes) y hace sólo cinco días que celebró con su novia Amal su compromiso de forma oficial. Fue con amigos como Bono, su guitarrista David Howell Evans 'The Edge'; el empresario Rande Gerber y su mujer, la modelo Cindy Crawford en el Café Habana de Malibú, del que son propietarios estos dos últimos. Una reunión de famosos que sorprendió a los otros comensales del local, abierto como siempre al público, que celebraron así un insólito y cinematográfico Día de la Madre.
En Shangai, sin embargo, Clooney celebró la buena salud de Omega en el mundo y en particular en China y también sus razones solidarias. Esa es la razón por la que en el transcurso de la cena bailó con la más joven de las asistentes, una niña de cuatro años que recuperó la vista gracias a los esfuerzos de la fundación Orbis con quien Omega y Clooney colaboran, y cedió su reloj para que fuera subastado. Luego llegaron las prisas por conocer mejor al ídolo. Los invitados, una cifra limitada pero suficiente como para agobiar al tímido director, tuvieron que conformarse con ver a este hombre comprometido sobre el escenario y marchar incluso antes de lo previsto. Quizá de nuevo a Los Cabos, donde ha estado prácticamente todo este mes celebrando su luna de miel con la abogada que lo arrancará de la soltería de nuevo por adelantado.