Información, confusión
Hace dos domingos comencé este mismo espacio explicando que pensaba escribir sobre Master en desconexión digital , de Phil González y Jimmy Pons, pero que había cambiado de idea cuando fui a ver el maravilloso espectáculo Falaïse en el Teatre Lliure. De alguna manera pensaba retomar la idea, pero de nuevo voy a traicionar al sugerente opúsculo de Oberón Libros porque sería –pese a creer firmemente en la necesidad de desconexión digital y de una cierta autoeducación o autocontrol– una gran hipocresía. Si algo han tenido los últimos quince días es conexión digital.
Desde la sentencia del procés , en un ya histórico 14 de octubre del 2019, nuestra necesidad de información se ha traducido en una dependencia absoluta de redes sociales y webs. Día y noche.
Tenemos más imágenes que nunca, hasta del momento exacto en que ocurren las cosas, pero carecemos de certezas
En la cena del premio Planeta, que se celebró en el MNAC el día 15, la sensación entre los asistentes era que exactamente en aquel momento estaban ocurriendo muchas cosas, y no precisamente en la salita en la que el jurado debatía el ganador.
La sensación general, y así lo denotaba la compulsiva atención de la concurrencia a sus teléfonos móviles, era que la ciudad se estaba quemando a nuestros pies. Alguien dijo que un escritor ya estaba comenzando a escribir, con aquellos incidentes, la novela ganadora del año 2020.
Lo cierto es que ese consumo voraz de información a todas horas ha sido una constante desde entonces. La cuestión es: ¿estamos (bien) informados de la sentencia y sus secuelas? En una comida esta semana con dos personas recién llegadas de Madrid me sorprendió que ignoraran por completo que en la sentencia se habla de Dolors Bassa como consejera de Educació cuando el 1-O, cuando era la de Treball. Este error en la sentencia fue ampliamente comentado aquellos días, pero ya veo que quizás solo nos enteramos a este lado, cuando puede ser una causa de nulidad.
En estos días han circulado docenas de vídeos recogidos durante los enfrentamientos entre el estrato más radical del independentismo y las policías. En uno de ellos, por ejemplo, se ve como un pelotón de antidisturbios apostados en una esquina entra en crisis cuando uno de ellos se desploma. Los policías llevan las escopetas de balas de goma en alto, con lo que para algunos una se disparó accidentalmente. La versión oficial es que le cayó un objeto contundente, una piedra o algo así. Tenemos más imágenes que nunca, de los hechos concretos, del momento exacto del delito (o accidente), del instante preciso en el que el policía se desploma, pero carecemos de certezas. Las versiones son contradictorias, las noticias falsas, bulos y especulaciones rebotan por las redes sin control, con mucha más fuerza de la que tienen los medios serios para establecer (con la mayor honestidad posible), qué ocurrió en tal o cual acción. Tenemos tanta información como confusión.
Quizás, y al hilo de lo que en esta sección hemos sugerido esta semana, que nos refugiemos o evadamos en la cultura, debamos esperar al Planeta 2020 para conocer la verdad, aunque sea otra ficción.