Calentar el hogar con la llegada del frío: ¿caldera de gas o bomba de calor?

Bolsillo | Energía

Variables como el tamaño y localización de la vivienda son claves a la hora de elegir, pero sobre todo la decisión la marca el presupuesto que el consumidor esté dispuesto a destinar 

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Radiador de calefacción en una vivienda 

Vicenç Llurba

Algunas zonas de España acaban de ver las primeras nieves de la temporada y se acerca el momento de encender la calefacción. Aunque los precios de la luz y el gas están lejos de los que se pagaban hace un año, la última Directiva europea sobre eficiencia energética en las nuevas construcciones y su recomendación de instalar bombas de calor ha abierto el debate. ¿Qué es mejor la caldera de gas o la bomba de calor?

¿Caldera o bomba de calor?

La caldera lleva años ocupado un lugar en nuestras casas y casi nadie tiene duda de que es. No ocurre lo mismo con las bombas de calor, al menos a las que se refiere la UE.  "No es el aparato de aire acondicionado inverter que se puede usar para calentarse en invierno. Físicamente se parece pero mientras estos aparatos usan aire, la bomba de calor utiliza agua para generar tanto el calor como el frio", explica Miguel Valdivia, director de la empresa de instalación de soluciones energéticas, Avenir Energía. Una versatilidad que también juega a favor de esta instalación frente a la caldera de gas que solo sirve para generar calor. 

Respeto al medio ambiente

En el plano más conceptual se trataría elegir entre una energía limpia, la que proporciona la bomba de calor alimentada por electricidad o continuar con la caldera de gas, más contaminante. “Pero no debería ni siquiera plantearse ese debate. Hay diferentes vías de descarbonizar la calefacción en los hogares sin necesidad de hacer ninguna modificación en las instalaciones de los hogares ni en las infraestructuras y mucho más rápido con la electricidad procedente de energías renovables, los gases gases renovables como el biometano ya están aquí”, explica Joan Batalla, presidente de Sedigas, la patronal de las empresas gasistas españolas.

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Unidad exterior de una bomba de calor en una vivienda

De momento, solo un 2% de biometano recorre las canalizaciones gasistas instaladas en según el sector, hay multitud de proyectos en marcha que harán de esta alternativa una alternativa para la descarbonización que “incluso puede ser más rápida que la que apuesta por la electricidad”, incide Batalla. 

En términos generales sustituir todas las actuales calderas de gas por bombas de calor supondría un coste de 201.314 millones de euros, “esto es dos veces el gasto público anual en Sanidad y 15 veces más que reemplazar las actuales calderas antiguas por nuevas de alta eficiencia, según un estudio sobre el impacto del cambio de ambos sistemas de calefacción, elaborado por la consultora Arthur D. Little.

Impacto teórico en el presupuesto público

“El equipo no es renovable per sé. Lo que tiene que ser renovable es el combustible que por la red el gas o luz. Ambos pueden ser más o menos contaminante si llega biogás será una solución más sostenible que si la electricidad del hogar está producida por energías no renovables”, explica Luis del Barrio, experto en Energía de Arthur D. Little y autor del estudio.

Pero más allá del las discusiones conceptuales, la duda que se les presenta a los consumidores finales sí que está en la elección del equipo térmico ¿Caldera de condensación de gas o bomba de calor? “Ambos tienen sus pros y sus contras. Todo depende de lo que necesite el consumidor. Es cuestión de comparar”, aconseja Javier Martínez, portavoz de Energía del comparador de precios Kelisto.

La importancia de la eficiencia

“El sistema de calefacción más eficiente, con mucha diferencia, es la bomba de calor, que generalmente funciona con aerotermia”, apunta Martínez. Los estudios de Kelisto estiman que para un consumo medio y teniendo en cuenta las tarifas de precio fijo del marcado en un mes frío de una bomba de calor puede ser de unos 37 euros al mes en los meses fríos, mientras que un radiadores alimentados con una caldera de condensación supondría un coste de 60 euros que se incrementaría hasta los 71,40 euros si la caldera no es de condensación.

Miguel Valdivia, director de la empresa de instalación de soluciones energéticas, Avenir Energía también recomienda bomba de energía a casi todos sus clientes. Eso sí, puntualiza. “Para alcanzar el confort térmico que ofrece la calefacción de gas se necesita inyectar más energía a la instalación de bomba de calor. Y el suelo radiante también es más eficiente que si la bomba de calor se combina con radiadores”.

Por ello, según explica, el 70% la demanda nacional de este sistema de calefacción procede de viviendas unifamiliares y de estas, más de la mitad tienen una extensión superior a los 120 metros cuadrados. Es decir, un perfil de cliente que también condiciona la elección final.

Presupuesto familiar disponible

El tema económico es otro de los puntos clave a la hora de decantarse por una y otra solución. En este caso, el ganador es sin ninguna duda la caldera de condensación de gas. Una caldera nueva tiene un coste de entre, 1.500 euros (estimación de Sedigas) y los 3.000 euros que apunta el director de Avenir Energía, Miguel Valdivia.

La instalación de la bomba de calor tiene un cálculo más complicado. “Si solo se tienen en cuenta los equipos estaríamos hablando de entre 10.000 o 12.000 euros”, asegura Valdivia. En Kelisto tienen valoraciones que bajan incluso a los 7.000 euros, mientras que el informe de Arthur D Little lo fija entorno a los 18.000 euros y asegura que el cambio completo de la instalación a una bomba de calor alcanza el 50% de la renta media anual de un hogar español, calculada en base a los datos disponibles de la Agencia Tributaria.

En cualquier caso, las tres fuentes coinciden en que el coste de instalar la bomba de calor es superior en todos los casos “Incluso incluyendo que la bomba de calor cuenta con una subvención de la Unión Europea que puede llegar a los 6.000 euros en el mejor de los casos y solo algunas comunidades autónomas como Madrid o Castilla La Mancha subvencionan el cambio de las calderas de gas”, apunta Luis del Barrio de Arthur D. Little.

El tamaño, decisión clave

El lugar en el que se instalen estos aparatos es casi el principal motor de la decisión. En este caso el tamaño importa y mucho. La caldera de gas tiene el tamaño de uno de los muebles de la cocina y ya está ubicada en la mayoría de los hogares. Para sustituirla por una bomba de calor se necesita una unidad exterior similar a la que se instala para los aires acondicionados y otra interior del tamaño de una nevera. “¿Cuántas cocinas en España tienen espacio para dos neveras?”, se pregunta Joan Batalla.

“Nosotros recomendamos la bomba de calor especialmente en viviendas unifamiliares que hasta ahora tenían calefacción con gasoil y que además instalan placas solares. En esos casos no hay dudas. En viviendas verticales sin una reforma integral de la vivienda es complicado”, explica Valdivia.

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