Conocía bien a Isak Andic. Él mismo me enseñó la sede de Mango, explicándome con detalle cómo se hacían las cosas en su empresa, cuidando todos los detalles, hasta el más pequeño. De hecho, todos conocemos Mango, construyó una empresa global y popular. Todos sabemos que Andic era uno de los grandes empresarios catalanes y españoles, y sí, de ámbito mundial. Además, no hace muchos días coincidimos en una entrega de premios y, como siempre, me explicó algunos de sus proyectos. No paraba, y siempre con atención en las cosas pequeñas. Es así como se hacen las cosas, detalle a detalle, y más en un sector, el de la moda, que tiene mucha competencia. Mango es un ejemplo de excelencia empresarial, reconocido en todo el mundo y creciente año tras año. Andic consiguió llevar la moda catalana al mundo y también traer a Catalunya todas las tendencias del mundo. Un pionero no solo de la moda y de la empresa textil, si no de la productividad. Y todo siendo un líder de equipos. Era un catalán universal de la moda. El nivel de una empresa es fiel reflejo de su creador. Y en el caso de Mango es el espejo de un hombre exigente consigo mismo y contagiando el esfuerzo por hacer el trabajo bien hecho a todos sus colaboradores. Sin el liderazgo del empresario no hay empresa, y cuando el liderazgo persigue sin desfallecer el máximo nivel para su compañía se puede llegar a crear un imperio como el de Mango. Era una empresario gigante, un hombre con espíritu emprendedor y sin ningún temor para probar cosas nuevas. Y consiguió cambiar la manera de hacer de la industria y popularizar -en todo el sentido de la palabra- la moda. Perdemos un amigo y un ejemplo de empresario comprometido, valiente, y un auténtico referente de Catalunya en el mundo.
Isak Andic hizo de Catalunya su país, aquí es donde encontró las condiciones para desarrollar con éxito su proyecto empresarial, y le tenemos que estar agradecidos por su gran aportación a nuestro país, a la cantidad de puestos de trabajo creados y por todo el volumen de trabajo generado a sus proveedores. El caso de Andic nos tiene que servir para reconocer el espíritu emprendedor de un empresario que quiso hacer crecer su empresa y llevarla al mundo. Así se hace grande a un país y a una sociedad abierta como la nuestra.
Como presidente de Foment del Treball, del cual Andic fue un socio de referencia, quiero expresar a través de estas líneas mi sentimiento de gratitud a quien ha sido un gran empresario. Y también quiero decir que siempre estuvo a mi lado en mi tarea en Foment, me dio ánimos desde el primer momento y siempre colaboró con nosotros, creía en la empresa y en los empresarios. Te echaremos de menos.