Los fabricantes del sector motor han rechazado hoy la posibilidad de fijar por ley una reducción de jornada a las 37,5 horas semanales, como plantea la ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, pese a la ruptura de las negociaciones con la patronal CEOE. Los fabricantes señalan que su actividad precisa de flexibilidad para operar y que de ser necesarios los cambios se pacten entre empresa y trabajadores, no que vengan “impuestos”. Una modificación en el sentido propuesto podría minar su competitividad e incluso afectar a las inversiones, se advierte.
“Es una medida intervencionista, no garantista, contraria a la creación de empleo, que penaliza nuestra competitividad”, ha planteado José López-Tafall, director general de la patronal de fabricantes Anfac. “Este tipo de normas unilaterales que no tienen en cuenta las realidades de los sectores, de las plantas, no encaja con la flexibilidad que necesita la industria para competir, es una visión errónea”, ha argumentado. El sector trabaja con bolsas de horas y con turnos, por lo que la flexibilidad es crucial, ha señalado. “El coste de cumplir esa normativa tan intrusiva puede llegar a superar nuestras ventajas de conocimiento y flexibilidad, y hacer que la inversión no venga”, ha alertado en el marco de la X Jornada de Automoción Catalunya organizada por Faconauto, la patronal de concesionarios. López-Tafall ha mencionado que las fábricas españolas ya estarían por debajo de la jornada que se quiere fijar.
Para cualquier cambio, se apunta a la negociación entre empresas y trabajadores. El directivo señala que el sector del auto está altamente sindicalizado y los trabajadores representados como para que se pueda negociar entre las partes. “Nuestro sector se caracteriza por la negociación sindical, lo razonable es que las condiciones se pacten a nivel de convenio de empresa, incluso el centro de trabajo”, ha dicho. “La necesidad de defender la competitividad y la flexibilidad choca con leyes unilaterales que solo buscan o reducir la jornada o intervenir en los registros horarios”, ha insistido.
Jaume Roura, presidente de la Federación Catalana de Vendedores de Vehículos Motor (Fecavem), se ha mostrado igual de crítico y ha enfocado la negociación en los convenios provinciales. “El tema lo hemos de resolver patronal y sindicatos, y la jornada tiene que ser la que se considere, pero basta ya de imponer cosas como nos quieren imponer”, ha afirmado. “Queremos respeto y que se nos escuche”, ha espetado Roura. En la jornada, celebrada en Esade, se encontraban también directivos de Seat y Ebro, dos fabricantes con planta en Catalunya, que optaron por mantenerse al margen del debate.
¿Una “africanización” del mercado a futuro?
Otro frente de preocupación está en la regulación. Primero, por las multas que puede enfrentar el sector en el 2025 por la contaminación si no se venden más eléctricos. “Nos preocupa el 2025, el mix de emisiones. Nos pone incluso en un panorama de pérdida de actividad, de ocupación”, ha alertado Marta Blázquez, presidenta de Faconauto. Luego, se pone la vista a largo plazo, en la prohibición de la venta de vehículos de combustión nuevos en el 2035. Reina la preocupación por el lento avance de la electrificación, con baja demanda, y las consecuencias que puede tener. Mikel Palomera, director general de Seat y Cupra, ha dibujado un panorama de “africanización” del mercado si las cosas siguen igual.
Su teoría apunta que si la demanda de eléctricos no avanza y el público mantiene el interés o la necesidad por alternativas más contaminantes, pasado el 2035 crecerá el mercado de segunda mano de combustión. “Habrá una Europa a dos velocidades en la transición eléctrica. Una, el norte, hará los deberes al tener más capacidad económica y menor deuda para apoyar la transición. El sur de Europa se va a africanizar”, con un parque y vehículos de ocasión más viejos, también por la llegada de los coches de combustión que no se querrán en el norte. “Hoy por hoy no hay una demanda como debería, nos podemos encontrar un grave problema en Europa”, ha añadido, si bien cree que aún se está a tiempo de revertirlo si la regulación acompaña y se apuesta por incentivos de calado en la compra.
En este sentido, Joan Miquel Malagelada, presidente del Club Automoción Esade, también ha apuntado a los bajos salarios como causa de la falta de despegue del mercado eléctrico. “Tenemos un sueldo medio bajo tras la subida de precios de los coches”, ha asegurado. “Bruselas ha regulado de forma muy teórica sin pensar en el cliente final, debería replantearse lo aprobado”, ha reiterado.
Un plan para
Faconauto y Fecavem han planteado este miércoles un plan para renovar el parque catalán con compra y achatarramiento, pidiendo que se implique el Govern. Con 13 millones de euros de inversión se renovarían unos 5.400 vehículos al año, se calcula. Ya hay programas similares en Madrid, Galicia, Cantabria o La Rioja. El gran objetivo es avanzar en la descarbonización, la electrificación y una mejora en la antigüedad del parque.