Los coches eléctricos manufacturados en China que entren en el mercado europeo desde mañana 5 de julio deberán abonar unos aranceles adicionales de hasta el 37,6% de su valor para compensar las “ventajas injustas” de las que se benefician en el país asiático a lo largo de toda su cadena de valor. Tal y como avanzó en junio a los importadores, la investigación abierta por la Comisión Europea ha llegado a la conclusión de que los fabricantes chinos reciben “subvenciones injustas” que “amenazan” con provocar un “daño económico” a los productores europeos, por lo que ha decidido imponer provisionalmente un aumento de los impuestos aduaneros a estos productos para proteger a la industria europea.
Las negociaciones con Pekín para alcanzar “una solución aceptable” para las dos partes continúan. Bruselas asegura que se han realizado “algunos avances” durante las últimas semanas. Pero, si no se pacta una solución antes de noviembre, los impuestos aduaneros se mantendrán en vigor durante un periodo de cinco años, explica el ejecutivo comunitario en un comunicado publicado en paralelo a la aparición en el Diario Oficial de la UE de la decisión. Excepcionalmente extensa, ocupa 208 páginas y detalla los datos recabados por la UE sobre las ayudas que las autoridades centrales, regionales y locales chinos inyectan a los fabricantes de vehículos eléctricos a través de diferentes vías.
Bruselas recuerda que su decisión de no gravar los paneles solares chinos llevó a la desaparición de la industria europea
La decisión tomada por la UE hace diez años de no imponer aranceles a los paneles solares procedentes de China, que a la postre llevó a la desaparición de los fabricantes europeos en este sector, ha pesado fuertemente en la conclusión a la que ha llegado la Comisión de investigar la situación en el mercado de los vehículos eléctricos y pasar a la acción, reconocen fuentes comunitarias. Hay unos 12 millones de empleos en juego, entre puestos de trabajo directos e indirectos. Los nuevos aranceles no pretenden frenar la importación de coches chinos ni elevar sus precios hasta hacerlos prohibitivos para los consumidores, sino, aseguran, reajustar el terreno de juego para permitir que los fabricantes europeos compitan en igualdad de condiciones con sus rivales asiáticos.
A raíz del aviso preliminar de la Comisión Europea a los fabricantes investigados, las compañías afectadas han podido presentar sus alegaciones, lo que ha llevado a ligeros ajustes en el nivel de aranceles que deberán pagar, en función tanto de los hechos descubiertos como de su nivel de cooperación con las pesquisas comunitarias. El grupo BYD, de propiedad privada, deberá a abonar un 17,4%; Geely, un 19,9% y, finalmente, SAIC, perteneciente al grupo MC, de propiedad pública, deberá afrontar el arancel más alto, del 37,6%. Estas cantidades se sumarán a los aranceles aduaneros regulares del 10% que se aplican a las importaciones chinas.
La decisión definitiva sobre los aranceles debe tomarse antes de noviembre
“Nuestra investigación ha concluido que los vehículos con baterías eléctricas producidos en China se benefician de un sistema de subvenciones injustas que amenaza con provocar un daño económico a los fabricantes de coches de la UE. Seguimos negociando intensamente con China para llegar a una solución mutuamente aceptable”, pero “sea cual sea el resultado negociado de esta investigación debe responder clara y plenamente a las preocupaciones de la UE y respetar las reglas de la Organización Mundial de Comercio”, ha advertido el vicepresidente ejecutivo de la Comisión Europea, Valdis Dombrovskis, en un comunicado.
La decisión de Bruselas de investigar, por iniciativa propia, sin que mediara una denuncia de la industria europea afectada, cuenta con el respaldo de países como Francia, Italia y España, partidarios de que la UE adopte una posición más defensiva frente a las prácticas comerciales chinas, pero ha suscitado la oposición de Alemania, la gran potencia exportadora del club, que teme el comienzo de una guerra comercial. Los estados miembros se pronunciarán sobre la medida dentro de unas semanas en una votación orientativa, no vinculante, que dará una idea clara de la posición del Consejo, la institución donde están representados los Gobiernos de los Veintisiete. También Estocolmo ha expresado reservas, pero actualmente Berlín no tiene aliados suficientes para frenar la decisión, pues debería reunir una mayoría cualificada contra ella (al menos 15 países que a su vez sumen el 65% de la población europea) cuando sean llamados a votar sobre la decisión definitiva.
China ha abierto una investigación a las importaciones de cerdo y coñac de la UE
Bruselas debe llegar a una conclusión definitiva en el plazo de cuatro meses, a primeros de noviembre, por lo que el voto vinculante de los estados miembros tendrá lugar unas semanas antes, en principio en el mes octubre, que es por tanto también el plazo para llegar a una solución negociada con Pekín. De confirmarse la conclusión de la investigación comunitaria, los aranceles a los coches eléctricos chinos estarán en vigor durante cinco años. Las compañías europeas que producen en China mediante joint ventures con empresas del país asiático podrán pedir que se revise sus respectivos casos para determinar qué nivel de impuestos aduaneros deben abonar, han explicado fuentes comunitarias. El resto de fabricantes que no han sido individualmente investigados pero han cooperado con las autoridades comunitarias facilitando información, entre ellos Tesla o BMW, tendrán que abonar un arancel del 20,8%. Aquellas empresas que han optado por no cooperar pagarán el arancel máximo previsto, de un 37,6%.
De momento, hasta que se llegue a una conclusión definitiva, los derechos de aduanas a los que desde mañana están sujetas las importaciones de coches chinos a Europa se abonarán no en metálico sino en forma de unas garantías bancarias que solo se recaudarán “bajo ciertas circunstancias” en caso de adoptarlos de forma definitiva, está por ver si con carácter retroactivo. Pekín, por su parte, ha respondido al anuncio de los aranceles europeos a sus vehículos eléctricos con una investigación que podría llevar a la imposición de impuestos aduaneros a las importaciones de carne porcina procedente de la UE y el coñac, un producto claramente elegido para perjudicar a Francia, el país que más ha presionado a Bruselas para pasar a la acción contra China. “Lo que la Unión Europea desea es una solución, no la introducción de aranceles. Los aranceles no son un objetivo en sí mismo sino un instrumento para corregir un desequilibrio”, ha recordado Eric Mamer, portavoz de la Comisión Europea.
García-Herrero: La UE está pasando “de una apertura ingenua” a velar por su “seguridad económica”
La decisión de mover ficha contra Pekín para proteger a los fabricantes de coches eléctricos europeas, que se suma a otras para reivindicar mayor reciprocidad en sus relaciones comerciales bilaterales e investigaciones a empresas chinas en la UE para examinar posibles subvenciones ilegales, revela un cambio de actitud de la Unión Europea respecto a sus relaciones comerciales con el gigante asiático, afirma Alicia García-Herrero, economista para Asia Pacífico en el banco de inversión francés Natixis en Hong Kong y senior fellow del think tank bruselense Bruegel. “En lugar de una apertura ingenua, se está centrando más bien en su seguridad europea”, afirma la economista, que en un análisis reciente recuerda que la posición de la UE es “todavía muy moderada” comparada con la de EE.UU., que ha anunciado aranceles del 100%, o por otras grandes economías de países emergentes como India, Turquía o Brasil.