A pesar de escasez de talento tecnológico a nivel global, Silicon Valley ha empezado el año con una oleada de despidos que no ocurría desde principios de la década pasada.
Los casos más paradigmáticos son los de Peloton, una popular start-up de clases en remoto para bicis estáticas, que anunció en febrero el despido de 2.800 trabajadores y de Better.com, una plataforma especializada en optimizar el proceso de conseguir una hipoteca, que en marzo anunció el recorte de 3.000 empleos. También son notables los casos de la aplicación de reparto a domicilio GoPuff (450), de la plataforma de gestión inmobiliaria Reef (750) y de otras compañías como Noom (495), Blend (200) o Swift (150).
La coyuntura desfavorable provoca correcciones en empresas que estaban sobredimensionadas
Además, en las últimas semanas, gigantes tecnológicos han anunciado una reducción del ritmo de contrataciones. Meta (Facebook) dijo que bajaría la cifra de contrataciones de profesionales especializados en el desarrollo del metaverso y Twitter anunció el jueves que congelaba nuevos fichajes.
“El sector tecnológico de Estados Unidos está viviendo una etapa de corrección al igual que el resto de la economía. Pensábamos que esta corrección tardaría más en llegar en el sector digital pero no ha sido así”, admite Pepe Agell, socio de Pear VC, fondo de capital riesgo con sede en Palo Alto que gestiona una cartera de 160 millones de dólares para invertir en empresas emergentes.
Según Agell, los fondos inversores de Estados Unidos han empezado a ser más exigentes con las start-ups desde que la inflación se disparó y el Nasdaq, el índice tecnológico de referencia, empezó a desplomarse a principios de año. “Los fondos no somos ajenos a la coyuntura, muchas veces nos nutrimos de empresas e inversores que dependen de los comportamientos de la bolsa. Por eso, hemos empezado a pedir más cautela a las start-ups , que fomenten más economías de escala y que tengan caja para aguantar de 12 a 18 meses”.
Esta corrección, sostiene el inversor, ha puesto en evidencia las compañías que estaban sobredimensionadas. “Venimos de años de burbuja, de rondas que hinchaban los valores de las compañías y start-ups que, en consecuencia, contrataban más de lo necesario”. De todos modos, matiza, entre los inversores de Silicon Valley no existe una gran preocupación por los despidos sino que se los considera fruto de un proceso natural. “Estamos en una etapa de transición que evidencia el fin de ciclo de la burbuja”, concluye.