Fin de una era. Mario Draghi, presidente del Banco Central Europeo (BCE), ha liderado este jueves la última reunión de política monetaria a la que asistirá en lo más alto de la entidad. Tras ocho años en el cargo cederá el testigo a Christine Lagarde, primera mujer que presidirá el banco central de la zona euro. El relevo se dará a final de mes.
Draghi sale sin tocar los estímulos que ya se aprobaron en septiembre para atajar una posible crisis en Europa: la referencia de tipos general sigue en el 0%, el que se cobra a la banca por sus depósitos en el -0,5% y un programa de compra de deuda de 20.000 millones de euros mensuales a partir de noviembre. De esta manera, completará su mandato sin haber subido los tipos ni una sola vez desde que accediera al puesto allá por 2011.
El banquero se va defendiendo su mandato y lanzando una advertencia: los últimos datos económicos disponibles “indican un debilitamiento económico más prolongado de la economía de la zona del euro”, lanzó en la rueda de prensa posterior a la reunión, su última.
El paso de Draghi
Del ‘whatever it takes’ a un BCE dividido
Las decisiones de Draghi, marcadas sobre todo con el ‘whatever it takes’ (“haremos lo que sea necesario”) que pronunció en 2012, han salvado a la zona euro de una crisis de deuda –y de su propia supervivencia– y han pavimentado la salida de la Gran Recesión, con 11 millones de nuevos empleos desde 2013.
Pero haber llevado la política monetaria a tierras no exploradas dejan muy poco margen de actuación si vienen dificultades. El italiano abandonará el BCE tras haber engordado su balance en más de 2,6 billones de euros con los programas de compra de deuda y los programas de financiación a largo plazo para la banca.
Polémicas
Draghi defiende los tipos negativos
Asimismo, las voces críticas se van multiplicando, sobre todo en los países del norte de Europa, con Alemania a la cabeza. El Consejo del BCE se encuentra totalmente dividido, con críticas desde Francia, Austria y Países Bajos por las decisiones de septiembre, que se juzgaron innecesarias. En estos años tampoco ha conseguido una de sus misiones principales, que la inflación se acercara al 2% tan anhelado. “Nunca nos hemos dado por vencidos”, defendió durante la rueda de prensa.
Para que suban los tipos, ha reiterado que los países tienen que lanzar planes de estímulo fiscal para apoyar la política monetaria. Y a los críticos les ha respondido que los tipos de interés negativos han sido más positivos que perjudiciales para la zona del euro porque “estimulan el crecimiento” y contribuyen a crear empleo.
El relevo que pondrá al frente de la entidad a Christine Lagarde no aportará cambios de calado en la política monetaria, ya que se da por hecho que la francesa seguirá una línea continuista.