La desigualdad social sigue creciendo en Estados Unidos, a pesar de lo que diga el presidente Donald Trump. Su reforma fiscal, que debía beneficiar a la clase media y a los trabajadores, según pregonó y pregona, no deja de ser otra de sus “hipérboles”.
Los ricos estadounidenses pagaron en el 2018 por primera vez menos impuestos que el resto de los ciudadanos. Esto es algo que se sospechaba, pero ahora hay pruebas que lo avalan.
Hace un tiempo alcanzó fama una declaración del multimillonario Warren Buffet, conocido como “el oráculo de Omaha”. Dijo que pagaba menos impuestos que su secretaria gracias a las brechas legales y las deducciones que siempre benefician a los que más poseen.
Su comentario, como recuerda David Leonhardt en un artículo en The New York Times , provocó un debate encaminado en aquella época, bajo la presidencia de Barack Obama, a convencer a los republicanos de la necesidad de aumentar las cargas fiscales a los afortunados frente al rampante problema de una brecha cada vez más honda.
Por primera vez
El estudio de dos economistas de Berkeley desvela algo no visto antes
En vano, en buena parte porque, al margen de casos concretos, el consenso entre expertos indicó que no se certificaba que los ricos tuvieran una contribución menor a las arcas públicas.
Sin embargo, los 400 estadounidenses más ricos pagaron el pasado año por primera vez menos impuestos, incluyendo las obligaciones federales, estatales y locales, que el resto de grupos.
Las familias más adineradas abonaron un 23%, mientras que la tasa para la mitad inferior de los hogares estadounidenses estuvo más de un punto porcentual por encima, en el 24,2%.
Esta revelación forma parte del análisis que Emmanuel Saez y Gabriel Zuckman, dos economistas de la Universidad de California en Berkerley, han incluido en su nuevo libro, The triumph of injustice , en el que analizan la evolución de los impuestos en Estados Unidos. En su trabajo han construido una base de datos histórica que rastrea los pagos de tasas en todo el espectro de ingresos desde el año 1913, cuando empezó el sistema federal de impuestos.
Haber alcazando este nuevo hito se debe a dos razones, según concluyen en su trabajo: el recorte de impuestos firmado por Trump en el 2017 y el aumento a largo plazo de la evasión fiscal tanto por las corporaciones como por los individuos
En su indagación, y en contraste a lo sucedido en 2018, Saez y Zucman señalan que, en contraste, los 400 más ricos pagaban en 1980 unos impuestos efectivos del 47%, dígitos inferiores al 56% de 1960 o el máximo del 70% en 1950. En cambio, los impuestos medios del resto ha sufrido pequeñas variaciones en décadas.
Esas caídas tan pronunciadas se deben a que tanto la tasa de impuestos sobre la renta como el impuesto sobre el patrimonio han disminuido, y los impuestos corporativos se han desplomado. En el otro lado, la clase media y los hogares pobres no se benefician de esos factores, en tanto que ahora abonan más impuestos por las nóminas de lo que hacían antes.
Impuestos
Los aspirantes demócratas a la Casa Blanca hacen bandera de la tasa a los ricos
El libro, que se publicará la próxima semana, aparece en un momento en que se ha reabierto la discusión sobre los impuestos especiales a los millonarios, a partir de una determinada cifra de ganancias. Aspirantes demócratas en las carrera electoral a las presidenciales del 2020, como los senadores Bernie Sanders y Elizabeth Warren, hacen bandera de la tasa a los ricos para afrontar el gasto que supondría la sanidad universal.
Para Saez y Zucman, poner el foco en los ultramillonarios es necesario porque estos controlan una parte desproporcionada de la riqueza de la nación. Esas 400 familias tienen más que el 60% inferior de los hogares. El 0,1% tiene más que el 80%. Y esto no es un eslogan.