La propuesta del PS de aumentar los impuestos tensa la campaña electoral
Les encuestas pronostican la victoria de los demócratas, actual fuerza de gobierno, pero el pacto entre socialdemócratas y liberales podría comportar un cambio de mayoría parlamentaria
No existe campaña electoral sin imprevistos y sorpresas, y la campaña para las elecciones andorranas del próximo domingo no es ninguna excepción. Hasta hace algunas semanas, todo apuntaba a que la campaña giraría en torno al acuerdo de asociación con la Unión Europea, la pervivencia del Coprincipado o la falta de viviendas de alquiler. Pero esas cuestiones, que habían marcado en buena medida la agenda de la precampaña, han quedado eclipsadas por la propuesta del Partit Socialdemòcrata (PS) de aumentar los impuestos, creando un nuevo tramo de IRPF para las rentas más altas y haciendo tributar los dividendos de las empresas andorranas. Una propuesta que gana peso, porque procede de la única fuerza capaz de desbancar a la actual mayoría demócrata en el Consell General (parlamento). Las encuestas pronostican que Xavier Espot, candidato demócrata, ganará las elecciones del 7 de abril, pero la alianza electoral entre socialdemócratas y liberales podría desbancar a la actual mayoría y dar el poder a su contrincante y líder del PS, Pere López.
Hace diez años, la cuestión impositiva era recurrente en el debate político andorrano: el país pirenaico no contaba con impuestos directos y la fiscalidad se limitaba a una serie de figuras tributarias que grababan el consumo de bienes y servicios. Las reformas implementadas entre 2009 y 2014 establecieron un nuevo marco tributario con impuestos directos moderados, con tipos nominales del 10%, y un único impuesto indirecto del 4,5%. Aquellas reformas, unidas al levantamiento del secreto bancario, permitieron a Andorra dejar de ser considerada un paraíso fiscal, firmar convenios para evitar la doble imposición y diversificar los ingresos públicos para lograr el equilibrio presupuestario y empezar a reducir endeudamiento.
La cuestión fiscal y la propuesta de aumentar los impuestos era el invitado que nadie esperaba en esta campaña electoral, y ha encendido algunas alarmas en un país con poca cultura fiscal y donde incluso la izquierda siempre había defendido que los impuestos debían ser lo más bajos posible, con el objetivo de preservar un diferencial impositivo que se considera clave para la competitividad de la economía andorrana. La propuesta del PS implica introducir un nuevo tramo del IRPF del 20% para las rentas superiores a 144.000 euros anuales y hacer tributar por IRPF el reparto de dividendos de las sociedades andorranas, que hasta ahora estaba exento. Todo ello unido a un incremento de las inspecciones fiscales y la lucha contra la defraudación.
El resto de fuerzas no ha tardado en reaccionar y criticar el aumento impositivo propuesto por los socialdemócratas. El demócrata Espot ha acusado a López y a los socialdemócratas de poner en riesgo la competitividad de la economía y de afectar especialmente al tejido productivo, formado principalmente por autónomos que tienen pequeñas y medianas empresas y que deberán pagar dos veces (por impuesto sobre sociedades y por impuesto sobre la renta), si los socialdemócratas ganan las elecciones. El candidato conservador Josep Pintat (Tercera Via) se ha unido también a las críticas al PS: durante un debate organizado por la Confederació Empresarial Andorrana, Pintat reaccionó con dureza a la propuesta fiscal de López, acusándolo de tratar a los empresarios andorranos de defraudadores.
La cuestión fiscal y la propuesta de aumentar los impuestos era el invitado que nadie esperaba en esta campaña electoral y ha encendido algunas alarmas
Los socialdemócratas se defienden afirmando que su propuesta introduce más progresividad en el sistema fiscal y que conseguirá hacer pagar más a las rentas más altas. También argumentan que el reparto de dividendos de las sociedades tributa en países como Francia y España.
Una alianza en beneficio del Partit Socialdemòcrata
La cuestión fiscal no tendría la relevancia que está teniendo si los socialdemócratas de López estuvieran en la posición de debilidad en la que estaban hace cuatro años, y que se tradujo en una discreta representación de solo 3 de los 28 escaños del Consell General. Pero en esta ocasión las encuestas pronostican un ascenso de los socialdemócratas, que serían la segunda fuerza en las elecciones del día 7 de abril.
Pocos días antes del inicio de la campaña, el Centre de Recerca i Estudis i Sociològics (CRES) andorrano hizo pública una encuesta que daba una clara victoria a los demócratas de Xavier Espot, con más de un 38,7% de los votos, seguidos de los socialdemócratas de Pere López, con un 28,9%, los liberales de Jordi Gallardo, con un 16%, la Tercera Via de Josep Pintat, con un 6,1%, y Socialdemocràcia i Progrés de Josep Roig, con un 5,9%.
Sin embargo, los 10 puntos de ventaja que Espot tiene sobre López no garantizan al demócrata poder gobernar. Porque el sistema electoral andorrano da un peso importante al territorio, y la alianza de socialdemócratas y liberales en las circunscripciones parroquiales podría darles la mayoría. La alianza de PS y liberales bajo la marca electoral de Acord podría desbancar a los demócratas en parroquias como Andorra la Vella, Escaldes-Engordany o Encamp y facilitar que Pere López acabe siendo jefe de Gobierno, a pesar de no ser el candidato más votado. Porque los sondeos de opinión reflejan que el PS es el gran beneficiado de la alianza electoral con los liberales, superándolos en más de 12 puntos en intención de voto.
Al otro lado del arco ideológico, la encuesta deja la Tercera Via de Pintat con una representación muy exigua y con poca capacidad de influir en la gobernabilidad, tal como pretendía, y consolida a los demócratas y a Epot como la gran fuerza de centro capaz de crecer a derecha e izquierda, esperando captar el voto útil de aquellos que quieren evitar una nueva subida de impuestos pocos años después de haber asumido, en plena crisis económica, un nuevo marco fiscal.
SDP: la otra cara de la izquierda
Las alianzas electorales suman, pero también pueden restar, especialmente cuando se trata de partidos que tradicionalmente han estado enfrentados durante décadas, como liberales y socialdemócratas. En esta ocasión, el pacto del PS con los Liberals ha dejado a Socialdemocràcia i Progrés (SDP), el partido del exjefe de Gobierno Jaume Bartumeu, como la única opción de izquierdas en solitario en las elecciones del próximo domingo.
Durante la campaña, SDP se ha desmarcado claramente de la propuesta de aumento de impuestos del PS y ha puesto el énfasis en reorientar el presupuesto con más gasto social sin afectar a la presión fiscal. Roig, candidato de SDP, se mantiene así fiel a la línea del partido –hasta ahora, compartida con el PS– de garantizar que los impuestos en Andorra sean lo más reducidos posible, para no comprometer el diferencial fiscal y de competitividad de la economía andorrana.
Su propuesta incluye reordenar las inversiones públicas y dar prioridad a la construcción de promociones de vivienda social en Andorra la Vella, para solucionar el aumento de los precios de los alquileres, que castiga especialmente las áreas más pobladas del centro del país.
El perfil de izquierdas de la formación se complementa con una propuesta de reforma de la ley electoral –y de la Constitución– para hacer desaparecer las circunscripciones parroquiales e implantar una única circunscripción nacional proporcional; lo cual daría más peso político a los votantes de Andorra la Vella y Escaldes-Engordany, las dos parroquias más pobladas.
Los 10 puntos de ventaja que Espot (DA) tiene sobre López (PS) no garantizan al demócrata poder gobernar
Se consolida el equilibrio presupuestario
Los socialdemócratas cifran en un 10% el aumento de los ingresos públicos resultante de aplicar su reforma fiscal. Un dinero con el que aspiran a aumentar el gasto social. La situación de la economía andorrana evidencia que no es necesario un incremento impositivo para equilibrar las cuentas públicas. El presupuesto del Gobierno andorrano se sitúa en torno a los 430 millones de euros y hace una década se cerró dos años consecutivos –2008 y 2009– con 100 millones de euros de déficit.
La aplicación progresiva de políticas de contención permitió revertir la situación y en 2013 Andorra cerró un presupuesto con superávit por primera vez desde 1999. Desde entonces, el presupuesto del Gobierno se ha cerrado siempre con superávit o con ligeros déficits de gestión. El cómputo global entre los años 2015 y 2018, correspondiente a la pasada legislatura, es de un superávit de más de 16 millones de euros, según los datos que hizo públicos el Ministerio de Finanzas la semana pasada.
Consenso sobre Europa y el Coprincipado
Viendo la actualidad política de las semanas previas a la campaña electoral, todo hacía prever que dos cuestiones polarizarían el debate: el acuerdo de asociación con la Unión Europea y la compatibilidad del Coprincipado parlamentario con el derecho al aborto, una cuestión espinosa, teniendo en cuenta que uno de los dos copríncipes es un obispo de la Iglesia católica.
El acuerdo de asociación con la Unión Europea, mediante el cual Andorra aspira a formar parte del mercado interior sin pasar a ser Estado miembro de la Unión, ha dejado de ser uno de los ejes de la campaña después de que todos los partidos con posibilidades de obtener representación parlamentaria hayan manifestado su voluntad de seguir con las negociaciones iniciadas y lograr un acuerdo que respete determinadas especificidades andorranas en cuanto, especialmente, al control de la política migratoria. Las críticas al Gobierno actual se han centrado en la falta de información sobre las negociaciones, más que una crítica de fondo del acuerdo.
Las alianzas electorales suman, pero también pueden restar, especialmente cuando se trata de partidos que han estado enfrentados durante décadas, como liberales y socialdemócratas
La cuestión de hacer compatible el derecho al aborto con el mantenimiento de los copríncipes se ha ido deshinchando también durante la campaña. Todas las fuerzas políticas que concurren en las elecciones del 7 de abril se han manifestado partidarias de mantener el modelo de Estado actual, después de que meses atrás socialdemócratas y liberales hubieran jugado con la idea de estudiar un cambio de régimen constitucional hacia la república.
La Constitución andorrana protege el derecho a la vida “plenamente en sus diferentes fases” y el Código Penal tipifica el aborto como delito. Los partidos de la izquierda, PS y SDP, proponen la despenalización del aborto sin tener claro si se abriría una crisis institucional, pero dejando claro que quieren mantener el Coprincipado. A la derecha, la Tercera Via aboga por dejar las cosas como están y los Liberals proponen un referéndum sobre la cuestión, sin posicionarse oficialmente. En el centro, Demòcrates ha propuesto la creación de un servicio de atención e información a las mujeres que quieran abortar sobre las formas de hacerlo en centros especializados de Francia o España.
La falta de viviendas de alquiler ha estado muy presente en la campaña, después de que el Gobierno decidiera congelar por ley durante un año los alquileres actuales
Salario mínimo y acceso a la vivienda
El aumento del salario mínimo y el acceso a la vivienda se han mantenido, como era previsible, como dos de los puntos de discrepancia durante la campaña. Los demócratas de Xavier Espot, que tienen en su balance haber aumentado el salario mínimo por encima del IPC desde los 925 euros hasta los 1.050 euros mensuales, proponen un aumento paulatino a lo largo de los próximos cuatro años, hasta lograr un mínimo de 1.200 euros mensuales. Las dos formaciones de izquierdas discrepan de esa gradualidad y proponen un aumento inmediato: el PS hasta 1.200 euros y SDP hasta los 1.266 euros mensuales.
La falta de viviendas de alquiler, y el consiguiente aumento de los precios, ha estado también muy presente en la campaña, después de que el Gobierno decidiera, en enero pasado, congelar por ley durante un año los alquileres actuales mientras se adoptan medidas para frenar el aumento de precios. Los socialdemócratas proponen intervenir el mercado introduciendo precios máximos de alquiler. SDP pone el énfasis en la construcción de viviendas públicas utilizando el dinero del fondo de pensiones de la Seguridad Social. Mientras que los demócratas proponen un convenio en virtud del cual la banca pondría a disposición del Gobierno los pisos vacíos que son de su propiedad, así como la creación de un fondo de inversión inmobiliaria público-privado destinado a la construcción y la rehabilitación de viviendas para destinarlas a alquiler.
Hacer campaña puerta a puerta y votar durante 14 días
El próximo domingo están llamados a las urnas los 27.000 andorranos mayores de edad, pero las votaciones ya están abiertas desde el primer día de campaña. El peculiar sistema electoral andorrano permite a los electores depositar su voto en la Batllia (juzgados) a lo largo de toda la campaña. El día de las elecciones, justo antes de la apertura de los colegios electorales, los batlles (jueces) que han custodiado el voto judicial se desplazan hasta los centros de votación y los depositan en las urnas respectivas. Cada vez son más ciudadanos los que optan por el voto judicial y las colas en la Batllia son habituales, especialmente durante la segunda semana de la campaña.
El puerta a puerta es otro rasgo distintivo de la campaña electoral andorrana. Durante los días de campaña, es habitual ver a pequeños equipos de dos o tres personas, programa electoral en mano, yendo puerta por puerta, explicando las propuestas a los electores y pidiéndoles su voto favorable. Lo que en otros países más grandes se está implantando ahora como una forma revolucionaria de llegar a los ciudadanos, en Andorra es una tradición secular que se repite en cada contienda electoral.
Un sistema en el que solo uno de cada cuatro asalariados paga impuestos
Mantener la competitividad fiscal ha sido una de las prioridades de la actual mayoría gubernamental a la hora de desplegar el nuevo modelo impositivo: todas las rentas inferiores a 24.000 euros anuales están exentas de pagar impuestos. Entre 24.000 y 40.000 euros anuales tributan al 5%, y por encima de 40.000 euros anuales lo hacen al 10%. El elevado mínimo exento hace que la mayoría de empleados de la hotelería, los comercios y las estaciones de esquí no paguen impuestos y, de hecho, en Andorra solo uno de cada cuatro trabajadores tributa por IRPF. El impuesto sobre sociedades tiene un tipo único del 10% y un mínimo exento de 40.000 euros anuales. Además, el reparto de dividendos desde sociedades andorranas está exento de pagar impuesto sobre la renta. El sistema fiscal se completa con el impuesto general indirecto (un impuesto tipo IVA) del 4,5%, que permite al comercio andorrano mantener su diferencial de precios.
La adopción de este nuevo marco fiscal ha permitido a Andorra firmar convenios para evitar la doble imposición y dejar de figurar en las listas de paraísos fiscales y jurisdicciones no cooperantes de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) y de la UE.