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Bregman: “La renta básica nos hará libres”

Utopía para realistas

Este joven de 28 años defiende tres ideas atrevidas: renta básica universal, semana laboral de 15 horas y apertura sin límite de las fronteras

El sociólogo holandés Rutger Bregman, durante su visita en Barcelona esta semana

Kim Manresa

Tiene 28 años y encarna los sueños de su generación. Rutger Bregman ha arrasado con un libro destinado a causar polémica entre los economistas: Utopía para realistas (Salamandra). Defiende tres ideas atrevidas: renta básica universal, semana laboral de 15 horas y apertura sin límite de las fronteras.

En su país, Holanda, el populismo cotiza al alza.

La auténtica energía y las nuevas ideas provienen ahora de la derecha. El problema de la izquierda es que está siempre en contra: de la austeridad, del consumismo, del establishment. Está desorientada. Tenemos que estar a favor de algo.

¿La renta básica es de derechas?

Es trasversal. Es de derechas si piensas que otorgas al individuo la libertad sobre qué hacer con el dinero. Pero es de izquierda, porque es la vía mas eficiente y directa para erradicar la pobreza. La izquierda desconfía de las personas, cree que no son capaces de tomar decisiones. Y la derecha opina que la gente es vaga y hay que obligarle a trabajar.

Pero si yo tengo un trabajo y gano dinero no la necesito.

Aunque los más ricos la reciban, no dispondrán de más dinero porque ellos tendrán que financiarla con impuestos, el equivalente dos o tres rentas básicas. La cuestión es otra: según las encuestas el 37% de los trabajadores creen que desempeñan un trabajo idiota, como consultor, banquero o abogado. La mayoría de ellos quisieran una renta para abandonar su empleo y dedicarse a algo que ellos mismos consideran útil. La renta básica no sólo libera a los pobres, sino también a los ricos.

Uno trabaja por muchas razones, no sólo por dinero.

Pero aquí se trata de dar un valor distinto al trabajo. Si el profesor o el cuidador o el enfermero deciden ir a la huelga sería un desastre. En cambio, si la banca decide cerrar, tampoco pasa nada. He encontrado en la historia un único caso de huelga bancaria en Irlanda, en 1970 por seis meses. Todo siguió funcionando normalmente. El basurero y el maestro deberán cobrar más porque son profesiones útiles e imprescindibles. Y gracias a la renta básica, sus trabajos ganarán estatus.

¿No nos quedaremos en casa en lugar de ir a buscar un empleo?

La mayoría de la gente contesta que hará algo. Que tiene sus sueños. En Canadá, en 1974 se llevó a cabo un experimento durante cuatro años. Pues bien, 30 años después hicieron el balance y vieron que todos los indicadores de la comunidad habían mejorado: menos violencia, mejores resultados en las escuelas, menos paro, etcétera.

¿Quién debería financiarla?

Es una inversión que dará retornos a largo plazo. La pobreza cuesta. No sólo en ayudas, sino en salud o criminalidad. En EE.UU. habría que desembolsar 175.000 millones de dólares, un cuarto del presupuesto militar del país. En Holanda el coste sería más bajo, cerca del 0,3% del PIB. Para financiarla, lo mejor es tasar los rendimientos del capital.

La ayuda al desarrollo ha dado resultados desiguales. ¿Por qué la renta básica debería funcionar?

Tampoco les hemos dado tanto dinero. Desde los años cincuenta hemos aportado en ayudas el equivalente de 1,5 billones de dólares, cuando sólo la guerra en Irak ha costado 6 billones. Una gran parte de este importe se la han quedado los que deberían haberla distribuida, unas élites corruptas. Por su parte, los países desarrollados se empeñan dar consejos a los pobres, pontifican, hablan, dan cursos con su tono paternalista. Pero la pobreza no es otra cosa que no tener caja. La gente sabe perfectamente lo que tiene que hacer. Con la renta básica, todos nos convertiremos en pequeños
inversores de este capital que se nos está concediendo.

Esto equivale a privatizar el Estado del bienestar, ¿no?

El actual sistema de seguridad social es ineficiente, porque no ayuda a reducir el desempleo ni contribuye a reducir la pobreza. Deberá permanecer la cubertura sanitaria universal, un pilar de la civilización europea, así como la educación publica. Pero el actual sistema es burocrático, ineficiente y caro. Hoy si quieres recibir una prestación social debes demostrar a la administración rellenando un montón de formularios que estás lo suficientemente deprimido o enfermo y sin esperanzas para recibir la ayuda. Al final la gente se lo acaba creyendo.

Usted admitirá que pese a todo en el último siglo el progreso económico ha sido indudable.

Lo que en realidad se ha subestimado es la resistencia del capitalismo en mantener trabajos inútiles. ¡Cuánta gente joven y ambiciosa está malgastando su tiempo en buscar un sistema para aumentar los clics a una página o en imaginar un nuevo producto financiero que no genera ningún valor añadido! Estamos derrochando talento. Hay quien no hace otra cosa que enviarse informes y tener reuniones. Estos empleos son el 30% del total. Si no intervenimos, el porcentaje irá aumentando. Además hoy en EE.UU. hay más desigualdad que en la época de la antigua Roma, que se basaba en el trabajo esclavo. ¿A eso usted le llama éxito?

En Suecia experimentaron una semana laboral de seis horas y la abandonaron. Costaba mucho.

Si usted mira al informe la gente estaba contenta. Su satisfacción había aumentado. Al final el trabajo debería hacer la gente feliz, ¿no? En los años treinta Keynes pensó que trabajaríamos 15 horas a la semana en el 2030. Tiene sentido. Cuando nos convertimos en ricos y los robots hacen el trabajo, es hora de que nos dediquemos a las artes o la música. Asimov creía que los psicólogos serían la profesión del futuro, porque deberían tratar a mucha gente aburrida. En realidad hay trabajos que no están remunerados y que deberíamos tener tiempo de hacer: desde cuidar de los hijos al volunta-riado. Hay que crear otros valores. Porque seguimos comprando cosas que no necesitamos para impresionar a gente que no nos importa.

Su idea de abrir fronteras cuando se construyen muros sí que suena utópica.

La historia de la inmigración es positiva. Durante mil años fue el factor que ha impulsado el crecimiento. Cuando los países están obsesionados consigo mismos es el comienzo del declive.