En busca del primer pacto global contra el plástico

Economía verde

La propuesta de reducir la producción en un 40% no limitaría el aumento de la temperatura a 1,5 grados

Workers sort plastic waste at Yongin Recycling Center in Yongin, South Korea, on Monday, Sept. 14, 2020. The coronavirus is undermining global efforts to easeplastic pollution, with lockdown measures curbing recycling activity in South and Southeast Asia, according to a report commissioned byCirculate Capital LLC. Photographer: SeongJoon Cho/Bloomberg

El consumo global de este material se está acelerando 

SeongJoon Cho / Bloomberg

Llega la hora de la verdad para frenar la contaminación mundial por plásticos. Tras cuatro encuentros, el primero de los cuales tuvo lugar en el 2022, delegados de más de 190 países se reúnen entre el 25 de noviembre y el 1 de diciembre en Busán (Corea del Sud) para pactar el primer tratado internacional legalmente vinculante para combatir la contaminación por plástico. El punto de partida, acordado en Ottawa (Canadá) el pasado abril, consiste en reducir en un 40% la producción de plásticos para el año 2040.

“Los objetivos y las ambiciones son claras, pero es complicado predecir cómo se van a desarrollar sobre el terreno”, reconoce David Azoulay, del Centro de Derecho Ambiental Internacional, quien insta a “asegurarnos de que el tratado final sea funcional”. Azoulay también advierte que “ningún tratado va a ser una solución única a un problema de tal magnitud”. De hecho, un estudio de Eunomia Research and Consulting para la Agencia de Investigación Ambiental estima que el objetivo del 40% no sería suficiente para limitar el aumento de la temperatura global a 1,5 grados en cumplimiento del Acuerdo de París.

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Planta de reciclaje en Saint-Marie-La-Blanche, Francia 

JEFF PACHOUD / AFP

Para Christina Dixon, de la Agencia de Investigación Ambiental (EIA), la clave está en abrir “la caja de Pandora” porque “necesitamos más información sobre la que actuar”. Además, Dixon denuncia que “ahora mismo no hay responsabilidades por parte de los productores”. En esta misma línea, Jacob Kean-Hammerson, también de la EIA, plantea la importancia de “hacer que sean los contaminadores los que paguen”.

El consumo global de plásticos se está acelerando: la mitad de los plásticos fabricados desde que se inventó este material han sido manufacturados a partir del año 2000 y se prevé que con el actual ritmo de producción se multipliquen por dos para el año 2050. Una vez fabricado, la reutilización de este material es muy baja: se estima que únicamente el 9% de los plásticos producidos han acabado siendo reciclados, mientras que otro 12% se han incinerado. El resto siguen siendo utilizados o bien han acabado contaminando suelos y océanos (colocados en línea, los desechos plásticos que se vierten cada año en el medio ambiente darían la vuelta al mundo más de 1.500 veces). Además, en torno al 20% de las emisiones de dióxido de carbono de la industria química están relacionadas con la producción de plástico.

Busán 

El tratado abordará el ciclo de vida completo, incluida su producción, diseño y eliminación

También es un problema de salud. Un reciente estudio del Instituto de Investigación Biosanitaria de Granada ha relacionado la exposición constante a este material con posibles alteraciones a largo plazo en marcadores de inflamación y enfermedades como la diabetes o el cáncer.

Las bases del futuro tratado de Busán se basarán en un enfoque integral que abordará el ciclo de vida completo del plástico, incluida su producción, diseño y eliminación. Avanzándose al encuentro, un estudio realizado por investigadores de las universidades de California en Berkeley y de California en Santa Bárbara (EE.UU.), concluye que solo cuatro políticas globales pueden reducir en un 91% los residuos plásticos que no se reciclan ni se eliminan adecuadamente, y en un tercio los gases de efecto invernadero relacionados para el año 2050. Las cuatro políticas mencionadas por los investigadores son exigir que los nuevos productos se fabriquen con un 40% de plástico reciclado postconsumo, limitar la producción de plástico nuevo a los niveles del 2020, invertir significativamente en la gestión de desechos plásticos (como vertederos y servicios de recolección de residuos) e implantar una pequeña tarifa sobre los envases de plástico.

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