El misterio se ha desvelado hace unos minutos. Rafael Nadal reaparecerá hoy mismo en escena. Lo hará a las 17h, en la apertura del España-Países Bajos, primera eliminatoria de las finales de la Copa Davis.
El compromiso es un regalo para los sentidos, en especial para los mitómanos. Centenares de aficionados venidos de cualquier rincón del planeta se asomarán a la grada del pabellón Martín Carpena de Málaga, icónico cierre de la carrera de Nadal, igual que La Cartuja de Sevilla, a 200 km de distancia, le había impulsado en el imaginario popular. Veinte años separan una escena de la otra.
Me estoy refiriendo a las finales de la Davis del 2004, el primer golpe de efecto de Nadal: entonces, el manacorí era un adolescente melenudo, un crío que lucía camiseta de tirantes y pantalones pirata, un semidesconocido para el gran público que en un pispás, sin que nadie pudiera imaginarlo, se merendaba a Andy Roddick, entonces número 2 del mundo, temible en el saque, el más poderoso del circuito (el estadounidense era capaz de servir por encima de los 240 km/h).
La presencia de Nadal en Málaga, un misterio resuelto en el último minuto, reconfortará a quienes han pagado fortunas por contemplar al mito. Entre bastidores, se habla de reventas online que superan los 30.000 euros. En los alrededores del pabellón, los escenarios se han tuneado.
Todo es Nadal, igual que Nadal se tunea la pista cuando sale a jugar.
Iconos como Novak Djokovic y Andy Murray han confirmado su presencia en los palcos vip. La organización sigue preguntándose qué será de Roger Federer.
Esta mañana, el suizo le rendía un hermoso homenaje a Nadal en las redes sociales.
La presencia de Nadal (38), que se medirá a Botic van de Zandschulp en el choque inicial, se había decidido en la víspera, tras un abanico de conversaciones entre el equipo de Nadal y el capitán, David Ferrer, y responde al creciente estado de forma del manacorí, muy mejorado en las últimas semanas, coronadas con sesiones intensas en la Rafa Nadal Academy By Movistar de Manacor, y también en estos días, ya en Málaga.
El Nadal-Van de Zandschulp tiene sus precedentes, un 2-0 para el manacorí en el cara a cara, pero las condiciones son otras ahora, nos lo cuenta el relato. Hace cuatro meses que Nadal no aparece en escena en un choque individual. Las hemerotecas nos rebobinan al 29 de julio, en el Nadal-Djokovic de los Juegos de París, decantado para el serbio, luego lanzado hacia el título olímpico.
Tras el Nadal-Van de Zandschulp, será el turno de Carlos Alcaraz. El murciano se medirá a Tallon Griekspoor (40.º del ránking ATP). Las apuestas entregan el favoritismo a Alcaraz, avalado por un 4-0 en los duelos directos con Griekspoor (de hecho, el neerlandés jamás le ha ganado un solo set), siempre y cuando el hombre se haya repuesto del resfriado que la semana pasada, en las Nitto ATP Finals de Turín, había condicionado su rendimiento.
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