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Rafa Nadal: “No puedo perder el tiempo en intentar volver a ser número 1”

Entrevista

“Es importante que los Grand Slams se mantengan a cinco sets, sería un error modificarlo”, defiende el tenista balear

El tenista balear Rafael Nadal ya descansa tras volver del Open de Estados Unidos

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Aún tocado físicamente tras su dura batalla del domingo ante el ruso Daniil Medvedev Rafael Nadal (33 años) transmite su satisfacción por un título en el Open de EE.UU. que recordará toda su vida. Fue uno de aquellos partidos que dejan huella. Nadal pide que los Grand Slams mantengan la tradición de disputarse a cinco sets y explica que su decisión de ser más selectivo le está yendo muy bien.

¿Cómo está dos días después de un partido que le dejó agotado?

No estoy recuperado, sinceramente. Hoy (por ayer) he ido ya a hacer recuperación. Estoy intentando que el cuerpo, poco a poco, empiece a responder. Pero la verdad es que estoy tocadillo.

Para este tipo de encuentros, ¿cómo se hace la recuperación mental?

Descansando. No sólo es el último partido, es que llevas unas semanas con tensión, porque estás compitiendo en uno de los torneos más importantes del año. Desde que llegas ahí hasta que terminas el nivel de exigencia diaria y de presión es alto. Y cuando acabas la final, el bajón físico y mental es importante. Hay que ir poco a poco recuperándose y haciendo las tareas necesarias para ayudar al cuerpo, con descanso y también con un poquito de sensación de libertad, de poder hacer las cosas más a tu aire.

Con su partido a cinco sets aún fresco en la memoria y en el cuerpo, ¿qué piensa del debate de que los Grand Slams pasen a jugarse a tres sets en vez de a cinco?

El debate no debería ir por ahí. Debería ser por ver de qué manera se hace más interesante el tenis para el espectador. Creo que el partido del domingo fue muy atractivo, aparte de que fuera largo. Pero nos estamos jugando un Grand Slam. Soy el primero abierto a probar cosas, pero en un Grand Slam es importante que se mantenga la tradición. Eso es lo que hace que los partidos sean especialmente recordados y emocionantes. Al final de año, cuando se habla de los mejores partidos son los que han sido largos, ajustados y que han tenido una cierta dosis de drama. Es una parte bonita de nuestro deporte. Sería un error que se perdiera.

Últimamente, repite esa coletilla de “nos hacemos viejos”. ¿Se siente verdaderamente “mayor” dentro del circuito? ¿Es por eso que salió de dentro toda la emoción al terminar la final?

No me siento mayor; me siento lo que soy, que tengo 33 años y nada más. Soy consciente de que los años pasan y no hay que perder de vista la realidad. Cuando eres más mayor tienes que ser más selectivo. Y la emoción es también por eso. Hay que entender el momento: las últimas tres horas de partido fueron especialmente duras para mí, porque tenía el partido prácticamente ganado y vas viendo cómo se te va complicando, hasta el punto en que estás en una situación crítica para perder una final. Tuve que hacer un esfuerzo grande, pero también va a ser un recuerdo de mi vida.

Los tres grandes también van teniendo una edad: Federer 38 años, Djokovic 32. ¿A quién ve usted en este relevo en la cima?

Hace años que se está vaticinando el cambio de guardia, cosa que ha ido ocurriendo, pero de una manera más lenta de lo que se esperaba. Los tres que habíamos conseguido más seguimos jugando, pero también ha habido otros: Ferrer, Berdych, Tsonga, Cilic... Ahora hay una serie de jugadores entre los que están Medvedev, Zverev, Khachanov, Rublev, Felix (Auger-Alassime), Berrettini, Shapovalov, que están llegando. Algunos de ellos están ya entre los 10 primeros y supongo que cada año tiene que haber más.

Y del tenis español, ¿cómo ve su futuro?

Lo que se ha conseguido en nuestro deporte en los últimos 25 o 30 años ha sido algo difícilmente repetible. Estamos compitiendo como país con otros países que tienen una capacidad económica que se multiplica por infinito, prácticamente. De entrada, los cuatro países que son dueños de un Gran Slam pues su presupuesto para el tenis es infinitamente superior al nuestro. Aparte, la federación italiana es dueña de un Masters 1.000, la federación canadiense tiene otro Masters 1.000. Estos países tienen mucha más potencia. En España hemos tenido un fallo en ese sentido, que es que durante todos estos años de gran auge del tenis español no hemos sido capaces, como federación, de tener un torneo propio que genere unos ingresos anuales y que eso pueda servir para ayudar a nuestro deporte, para ayudar a las generaciones jóvenes que van viniendo. Sí que tenemos la experiencia, la infraestructura, la academia, entrenadores y la tradición de este deporte, pero competimos con una gran desventaja con respecto a otras federaciones que son realmente ricas. Dicho esto, hay que ver cómo la gente joven evoluciona. Hemos tenido un parón durante muchos años, pero ahora tenemos nuevas generaciones: Alcaraz, Munar, Pedro Martínez,… y después veremos los que vienen por detrás.

¿Cómo lleva usted el ser espejo para otros?

Es algo que no me planteo habitualmente. Siempre he intentado ser yo y hacer las cosas que me han parecido que son correctas. Son las cosas que me han inculcado en mi familia de joven. Con los años, uno también tiene la capacidad de ver muchas cosas por este mundo y hay algunas que a uno le gustan más y otras menos. Intento copiar lo que me gusta de la gente. Siempre digo lo mismo: uno puede ser el espejo, pero si el espejo y la inspiración es negativa, mejor que no la tomes. Si es positivamente, es una satisfacción que pueda servir de inspiración para otra gente que tiene que combatir momentos complicados en la vida o que se va a trabajar de mejor humor porque me ha visto jugar.

No hemos hablado del número uno, pero su gran año dice que es el número uno en la race, la carrera hasta el Masters. ¿De qué se siente más satisfecho?

Sin ninguna duda es de la reacción que he tenido después de Barcelona, tras Montecarlo, de esos momentos difíciles que tuve en Barcelona antes de jugar el segundo partido. Estoy satisfecho de la reacción mental y la capacidad que tuve de superar ese momento. El tema número 1 no es mi gran objetivo. Estoy muy feliz pero no es algo que pueda permitirme perseguir a estas alturas de mi carrera. Creo que no puedo perder el tiempo en intentar ser número 1; tengo que perder el tiempo en intentar estar lo mejor preparado posible para jugar al máximo nivel las semanas que compito. Si eso me lleva al número 1, pues bienvenido, pero yo tengo que hacer mi camino. Y este año mi camino ha sido muy bueno.

2020 es año olímpico. ¿Cómo se organiza un verano con los Juegos de Tokio entre dos Grand Slams?

El tenis no es como el atletismo, o la natación, para los que los Juegos es la fecha marcada durante todo el año. En tenis tenemos otros torneos que son igual de importantes que las olimpiadas y se hace difícil tener una planificación específica para ello. A nosotros nos complica mucho el calendario porque antes que Tokio tenemos Wimbledon y si este año he tenido un poquito de descanso después, este año por el tema de las olimpiadas vamos a tener muy poco descanso. Y después tenemos la gira americana entera de pista dura, que incluye el Open de EE.UU. Pero todo el mundo sabe lo que representan para mí los Juegos y voy a hacer lo posible para poder llegar con la mejor preparación.