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El mejor Nadal gana en cinco sets a Medvedev la final del US Open

Tenis

El mallorquín conquista su 19.º Grand Slam en un partido para la historia y se queda a solo uno de Federer

Rafael Nadall celebra un punto en su final ante Daniil Medvedev

Charles Krupa / AP

Rafa Nadal sigue haciendo historia. Forjando su propia leyenda y la del tenis. El balear conquistó en un partido tan tenso como intenso que se decidió en el quinto set tras casi cinco horas de juego su cuarto US Open ante un Daniil Medvedev que fue capaz de igualar los dos primeros sets que se había adjudicado su rival en toda una exhibición de pundonor, competitividad y resistencia. El ruso resistió hasta el final, incluso tuvo que recurrir al fisioterapeuta, y fue un rival más que digno de un tenista que, a sus 33 años, sigue en otra dimensión. Necesitó, eso sí, cinco sets (7-5, 6-3, 5-7, 4-6 y 6-4) para redondear un torneo en el que ha vuelto a demostrar que su tenis parece no tener fin.

El de Nueva York es el 19.º Grand Slam de Rafa, lo que le sitúa a sólo uno de los 20 que posee Roger Federer, de quien nunca había estado más cerca en este mano a mano. En lo que sí igualó Rafa al suizo fue en las finales que ambos han disputado de los grandes: los dos han disputado la friolera de cinco en cada uno de los cuatro Grand Slam.

Como marcaba el guión, esta final poco tenía que ver con la del Masters 1.000 de Montreal de hace menos de un mes, cuando Nadal doblegó al ruso en dos cómodos sets (6-3 y 6-0). El balear no lo tuvo nada fácil y tras salvar una bola de break ya en su primer servicio vio cómo Medvedev le rompía ya en el segundo tras un frenético intercambio de golpes y winners. Pero Rafa reaccionó rápido para devolverle la rotura en el siguiente juego haciendo correr a su rival y enviándole bolas altas que Medvedev enviaba largas. Una rotura que vino seguida de hasta tres juego en blanco de Nadal al servicio y una nueva rotura en el juego decisivo para poner el 7-5 en el primer parcial.

El ruso tiró de pundonor para cambiar la dinámica a un partido que tenía perdido

El ruso no encontraba su arma infalible ni con su potente saque ni con un drive que le había resultado letal. Hasta la final. Porque por más que Medvedev trató de tiró de sus armas con ese juego desgarbado e impredecible para vender cara su piel, la rotura de Nadal para poner el 4-2 en el marcador supuso un punto de inflexión y el balear acabó haciéndose con la segunda manga por un claro 6-3.

Todo parecía visto para sentencia, pero fue en esa tercera manga donde apareció un Daniil que puso en serios aprietos al mejor Nadal. En ese set Rafa también consiguió romper, esta vez para el 3-2, aunque Medvedev no sólo consiguió devolverle la rotura con un contrabreak que acabó suponiendo un punto de inflexión para su juego, sino que fue capaz de plantar cara hasta el final pese a la dificultad con que tenía que cerrar sus juegos para sorprender a su rival en el momento oportuno y renacer para llevarse el set volviendo a romper el servicio de Nadal en el juego decisivo.

El excesivo celo del juez de pista a la hora de marcar el tiempo de saque a Nadal ofreció una última oportunidad a Daniil que no supo aprovechar

Llegando a todas las bolas, sacando fuerzas de donde no parecía haberlas, el ruso desplegó un gran físico y volvió a poner contra las cuerdas a Rafa en el cuarto set, en el que volvió a romper en el momento adecuado (4-6) para igualar de forma insospechada el partido y dejar la final totalmente abierta. Ni Rafa bajó el pistón ni Daniil se sacó un conejo de las chistera. Simplemente se agarró al partido y sacó fuerzas de flaqueza para cambiar la dinámica. Un partido de ensueño para el público que llenaba el estadio Arthur Ashe de Flushing Meadows.

Pero la hora de la verdad fue también la del oficio. Y de eso, Nadal demostró tener mucho más que su rival. Apretó los dientes para cortar la racha de Medvedev y tras romper el servicio del ruso para poner el 3-2 en el marcador hizo definitivamente suyo el partido. Confirmó la rotura y sacó de la pista a su rival para volverle a romper el servicio y dejar, esta vez sí, la final vista para sentencia pese a que el excesivo celo del juez de silla a la hora de contar el tiempo de saque de Nadal ofreciese a Daniil una última oportunidad que no consiguió aprovechar. El tenis sigue siendo cosa de veteranos.