Ichima Kumagae: el maestro del sotf tenis que sorprendió en Nueva York
Historias del Open USA (5)
El nipón fue el primer atleta en ganar una medalla olímpica y el impulsor del equipo de la Copa Davis
Nacido en 10 de septiembre de 1890 en Ormuta, prefectura de Fukuoka, Ichima Kumagae fue el primer japonés en competir en los Campeonatos Internacionales de los Estados Unidos de Tenis (1916), el primer atleta nipón en ganar una medalla olímpica (plata en individual y dobles en los Juegos de Amberes de 1920), y el impulsor, en 1921, junto a Zenzo Shimizu, del equipo de Copa Davis que en su debut en la competición alcanzó la Challenge Round ante los Estados Unidos en Forest Hills.
Para entender la calidad y el éxito del tenis de Ichima Kumagae, es necesario echar una mirada al nacimiento del tenis en Japón. En 1859, el puerto de Yokohama se abrió al comercio exterior y, en 1876, los primeros residentes extranjeros comenzaron a jugar al lawn-tennis en el Yamate Park. En 1878, las mujeres británicas fundaron el Ladies Lawn Tennis and Croquet Club de Yamate. Las damas jugaban con elegantes trajes de calle, llevaban teteras y dulces en sus canastas para después de los partidos, usaban raquetas de badminton, y llegaban al club en carruajes. La británica Mary Wheeler fue la primera presidenta.
Los hombres parecían más atraídos por otros deportes, ya que en poco tiempo, la ciudad vio nacer, entre otros, el Yokohama Race Club, el Cricket Club, el Yokohama Jockey Club, el Swiss Rifle Club, el Yokohama Canoe Club, y el Nippon Rowing Club. Se apunta que Kamekichi Ishida, jardinero y cuidador de las pistas, fue el primer japonés en jugar al tenis invitado por tres mujeres para completar un partido de dobles.
Quizás una de las razones por la que los caballeros no se sentían tan atraídos, puede deducirse de en una crónica de 1876 que decía: “Este sublime juego globular sublunar con redes, merece todos los elogios prodigados en él. Si se nos permitiera quitarnos el abrigo y la corbata, lo disfrutaríamos más”.
Pero sucedió algo inesperado y trascendental. El gobierno pensó que los cuerpos de las mujeres japonesas eran más frágiles que los de las occidentales, y que el tenis era ideal para fortalecer a sus jóvenes para que engendraran a soldados fuertes. Así, en 1894, llegó este comunicado oficial a las colegialas: “El físico de las mujeres de nuestra nación es inferior. Aprende de las mujeres extranjeras. Come más que solo patatas; haz más ejercicio. Juega al tenis”.
Ante la avalancha de chicas que querían practicar tenis, y como el costo de las raquetas y pelotas importadas era prohibitivo, Japón desarrolló su propio tenis: el soft tenis (nanshiki). Además de permitir amoldar el juego en todo tipo de superficies, el soft tenis, al viajar mucho más despacio la pelota, permitía desarrollar una excelente técnica de golpeo a sus practicantes. Se jugaba con raquetas baratas encordadas con tendones de vaca.
Las colegialas japonesas, que encontraban pistas en cualquier patio de sus centros formativos, fueron cautivadas por el soft tenis. Sin embargo, más que en un método para engendrar soldados fuertes, se convirtió en un medio de liberación ante las restricciones de un sistema educativo diseñado para moldear esposas atentas y sumisas.
En la Universidad de Keio de Tokio, fundada en 1858, y emblema de la educación moderna en Japón, el soft tenis era toda religión. Ichima Kumagae fue su primer gran campeón. Nadie en Japón le hacía sombra a todo un atleta que, además, era experto en jiu-jitsu y pitcher del equipo de béisbol. Ichima era rápido, muy rápido, tenía un control absoluto de los golpes de fondo, y había desarrollado, para desarbolar a sus rivales, un golpe de derecha que era como un cañonazo al que también daba algo de spin.
En 1913, junto a otros compañeros en la universidad, decidió abandonar el sof tenis para aplicarse en el lawn-tennis que tenía una mayor aceptación internacional. Debutó en los
Fast Eastern Games de Manila, en los que fue semifinalista individual y finalista en dobles. Al ser un jugador bajito, Kumagae se fijó en el tenis de Bill Johnston, el número uno americano que era apodado ‘Little Bill’ por su corta estatura en comparación con el gigante ‘Big Bill’ Tilden.
Tras no tener rivales en Japón, Filipinas y Honolulú, Kumagae viajó por vez primera a los Estados Unidos en 1916 junto a Hachishiro Mikami, compañero en la universidad. Acostumbrados a lo que en Estados Unidos denominaban como el ‘Big Game’ (saque, approach y volea), Kumagae causó sensación con su control desde el fondo de la pista fruto de sus años de soft tenis. En los tres meses de su estancia en los Estados Unidos, se convirtió en el primer japonés en disputar un Grand Slam, ganó el torneo de Newport, apenas perdió cuatro partidos sobre hierba, y ganó todos los que jugó sobre tierra batida. Tres meses le bastaron para subir a la quinta posición del ranking en Estados Unidos
En 1917, Kumagae regresó a Estados Unidos y, contratado por el magnate Barón Masuda Takashi inició una carrera de empresario en la ciudad de Nueva York como importador de productos japoneses para la compañía Mitsui. Pero el tenista japonés quiso desarrollar su juego. En Nueva York descubrió el servicio cortado, mejoró su revés y su volea, y mantuvo su poderoso golpe de derecha. Sus progresos fueron enormes, ganando partidos a los poderosos Tilden, Johnston y Richards. Su popularidad era tal que le denominaban cariñosamente ‘Ichy’.
Un año después, Kumagae alcanzó las semifinales del US Open, aunque fue vapuleado por Bill Tilden que apenas le permitió cuatro juegos en tres sets. Meses después, Ichima se tomó la revancha superando a Tilden en la final de Buffalo. Kumagae se mantuvo en los Estados Unidos hasta 1920, cuando viajó a Amberes para disputar los Juegos Olímpicos. Perdió la final individual ante Louis Raymond, y formando pareja con Seiichiro Kashio perdió también la final de dobles ante los británicos Oswald Turnbull y Maxwell Woosnam.
En 1921, junto a Zenzo Shimizu, formado en la Univesidad de Hitotsubashi de Tokio, y que también había recalado en Nueva York para trabajaba en la compañía Mitsui, Kumagae convenció a las autoridades niponas para inscribir al país en la Copa Davis. Y la decisión no pudo ser más exitosa. Tras vencer a Bélgica y Filipinas por incomparecencia, Japón derrota a la India por 5-0 en Lake Forest, Illinois, y a Australasia en Forest Hills por 4-1. Kumagae y Shimzu acababan de llevar a Japón a su primera y única final en la Copa Davis.
La final se disputó en el West Side Tennis Club de Forest Hills, y acabó con la contundente victoria por 5-0 de los Estados Unidos. Shimizu fue jugador-capitán, el primer capitán japonés en la historia de la competición de la ensaladera de plata, y tuvo el honor de abrir la final, a las 14.30 horas del 21 de septiembre ante William M. Johnston. La USTA fletó trenes especiales desde diversas estaciones para acudir a la final, presenciada por 14.000 espectadores y con las entradas agotadas.
Tras la final de 1921, Kumagae no volvió a participar en la Copa Davis, pero se implicó en la formación de los jóvenes valores de un tenis japonés que progresaba enormemente. Regresó a Japón el 13 de diciembre de 1921. Embarcado en el Aquitania rumbó a Inglatera, Kumagae estuvo dos meses en Europa, para cruzar luego el Canal de Suez y el Oceáno Indico hasta llegar a su país. Kumagae contrajo matrimonio con Fumiko Kato, hija de un destacado miembro del Parlamento japonés. Falleció en su ciudad natal de Omuta en 1968.
Rompiendo estereotipos
Además del equipo de la Copa Davis masculina de 1921 de Japón, que llegó a la final en singles y dobles en Nueva York, y más recientemente Shuzo Matsuoka, que llegó a los ocho finales en el Wimbledon de 1996, el deporte ha sido dominado por mujeres japonesas. Y algunos de ellos en particular se destacan en las escaramuzas de discriminación sexual de Japón. Están Raicho Hiratsuka (1886-1971), Kikue Yamakawa (1890-1980) y Fusae Ichikawa (1873-1981). Todos eran jugadores fanáticos del tenis suave en sus días escolares.
Con respecto a su tercer año de escuela secundaria para niñas, Raicho Hiratsuka escribió en su autobiografía: “Al reaccionar contra el tipo de educación que separaba a los niños de las niñas y nos enseñó a ser obedientes como correspondía a nuestro género, me apasionó el tenis en mi tercer año. Perder en el tenis era de alguna manera mortificante, así que cada vez que tenía tiempo iba a nuestro jardín y golpeaba pelotas de tenis contra nuestra puerta corredera. Era bastante delgado y no tenía mucha fuerza, así que para compensar aprendí a cortar la pelota y hacer otros trucos. Mientras practicaba, mis brazos flacos gradualmente se fortalecieron “.
En 1911, Hiratsuka fundó Seito (Bluestocking), en el que presentó su manifiesto titulado Genshi josei wa taiyo de atta (In the Beginning Woman Was the Sun). “La nueva mujer quiere romper este viejo código moral que ha sido creado para la conveniencia de los hombres”, escribió. “Soy una mujer nueva”.
Mas que un juego
Fusai Ichikawa se convirtió en una líder del movimiento de sufragio femenino en Japón y en un miembro popular del parlamento de la posguerra. Una de sus viejas raquetas ahora se exhibe en el salón conmemorativo de la Liga de Mujeres Votantes de Japón.
Cuando terminó el período Meiji, las niñas se sintieron cada vez más atraídas por el tenis y sus connotaciones de una nueva era y forma de vida. Jugar tenis también ilustraba una insatisfacción con las viejas instituciones paternas. La popularidad del tenis suave sobre el tenis de césped continuó después de la Segunda Guerra Mundial, luego comenzó a disminuir cuando el Príncipe Heredero (ahora el Emperador) conoció a su novia más común, Michiko, en la cancha de tenis. Esto hipnotizó al público japonés, al igual que su juego enérgico contra él.
Para terminar, el tenis se originó en los asentamientos extranjeros en Japón y luego se extendió por todo el país, creciendo en paralelo con la democracia. Que las jugadoras de tenis japonesas de hoy sean mucho más competitivas a nivel profesional que sus contrapartes masculinas no solo es apropiado, sino que también tiene mucha hambre.