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Chau Peitx, una pionera o una rara avis

Vuelta y Vuelta

Chau Peitx evoca aquellos años ochenta: era una mujer sola dentro de aquel minúsculo grupo de windsurfistas

Chau Peitx sujeta los hilos del kitesurf, días atrás en la playa de la Barceloneta 

Llibert Teixidó

Y cuando llega a Bells Beach forma la ola mayor del mundo. Y yo estaré allí

Kathryn Bigelow, Le llaman Bodhi

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Le digo a Chau Peitx (64):

–Usted fue una niña rara.

Y ella se encoge de hombros.

Y asiente.

Pues en realidad, ahora sigue siendo un personaje raro: tantos años después, Chau Peitx todavía se asoma a su ventana en Vilamacolum para revisar los vientos del Alt Empordà.

Y si soplan, ese día se navega.

–¿Cada día?

–Cada día, cada día.

–Usted es un personaje raro.

–Fui la oveja negra de mi familia. Pero ahora ya no, ¿eh?

(Su marido, Ramon Arnaus, navega junto a ella; y la hija de ambos, Rita Arnaus, es la subcampeona del mundo del 2021 en kitesurf, que es el surf con cometa: los especialistas se elevan, vuelan sobre el mar).

(...)

No, Chau Peitx ya no es la oveja negra.

–Francisco Arderiu, mi abuelo materno, tenía una sastrería en el Pasaje de la Concepció de Barcelona y también era un aventurero. Y junto a mi tío, que se llamaba como él, fundó el Club Alpino Núria. Ambos corrían en coches y motos. No llegué a conocerles, mi tío se mató en un rally Barcelona-Zaragoza, pero heredé de ambos su pasión.

–Bueno, los coches no son el mar...

–Cuando yo era una niña veraneábamos en Arbúcies. Era la menor de tres hermanos y siempre estaba muy delgadita. Los médicos nos recomendaron el mar para mí. Me llevaron y lo descubrí, y ya no quise irme: toda la familia cambió de sitio de veraneo y a mí me sentó de maravilla. Fue bien curioso, la verdad. Ni mis padres ni mis hermanos eran de navegar. Nunca fueron a verme competir ni me entendieron. Y yo, en las comidas familiares, solo estaba pendiente de las palmeras. Si se movían, había viento. Solo me han entendido ahora, al ver cómo es mi hija Rita.

Nuestra hija, Rita Arnaus, llegó al mar de inmediato; con dos años tenía su bautismo; hoy es una estrella del kitesurf”

Chau PeitxNavegante de kitesurf

–Pero ¿usted no se sentía sola en aquellos inicios en el windsurf?

–Lo estaba. Era la única chica en un grupo de chicos. Aunque ellos también eran pocos, ¿eh? Apenas cinco o seis. Un buen día, en la bahía de Roses, estaba mirando las corrientes y las roladas cuando se me acercó un chico guapo. Vino a preguntarme cómo se hacía esto de navegar con la tabla. Con el tiempo nos fuimos encontrando en otras playas y en otros campeonatos, y al fin nació el amor. Era Ramon (su marido).

Chau Peitx, en la playa de la Barceloneta 

Llibert Teixidó

–Y entre los dos acabasteis enrolando a Rita, ¿no?

–Rita llegó al mar de inmediato, se lo puede imaginar... Tenía dos años y me acompañaba a la playa, a alguno de mis entrenamientos de windsurf. Yo le decía: ‘Quédate aquí con tus amigos, que ahora me toca navegar un poquito’. Y ella se echaba a llorar.

–¿Y...?

–Al volver de la sesión, la subíamos a la tabla un rato. Enseguida le pilló el truco.

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–¿Ya apuntaba?

–No pensábamos en que llegaría a ser el personaje que es. En aquellos primeros años llegaba el kitesurf a España. Entonces era realmente peligroso.

–¿...?

–Estabas a solas con tu barra, no había frenos ni sistemas de seguridad. Y pasaban cosas.

–¿A qué se refiere?

–Cada año moría alguno.

–¿...?

–Aun así, Ramon apostó por el kitesurf. Era más económico. Necesitabas menos material, no tan pesado, no había mástil ni botavara. La cometa es fácil de transportar y de almacenar. El kitesurf lo llevas en bici o caminando, no necesitas coche, lo recoges debajo de la cama... Eso lo ha masificado, y hoy es más seguro.

–Y entre las masas de practicantes, Rita es una profesional, vive de esto, ¿no?

–Cuando era júnior no hacía podios. Pero quería ser profesional. Le dijimos: ‘Si entras en el Top 10 mundial, adelante’. En su segundo año fue séptima. Luego, quinta. Apenas tuvimos que poner dinero. Tiraba de los cumpleaños, los regalos de los abuelos... Viajaba con lo justo y en Brasil encontró un espónsor. A los 18 años ya se iba a vivir al Caribe, a Antigua, pagándoselo con lo que había ganado de camarera en un chiringuito. Compitió con Gisela Pulido (multicampeona mundial). Solo nos hizo sufrir hace un año y medio, cuando se rompió los cruzados de la rodilla izquierda practicando un truco en un Mundial en Qatar.

–¿Y...?

–Este agosto regresaba a escena. Se fue a una prueba de la Copa del Mundo en Dunkerque con su padre. Acabó segunda.

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