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Las dos estrellas de la final del Mundial de rugby entre Inglaterra - Sudáfrica

Perfiles

Maro Itoje y Tendai Mtawarira son los referentes en sus selecciones

Itoje, durante la semifinal ante los All Blakcs; Mtawarira, un pilier de 116 kilos

Agencias

Por segunda vez en su historia, Inglaterra y Sudáfrica se verán las caras en una final de un Mundial de rugby. De las actuaciones de Maro Itoje y Tendai Mtawarira dependerán, en gran parte, las opciones de sus selecciones este domingo en el Estadio Internacional de Yokohama (Japón).

Maro Itoje , abrazado por Jonny May

Getty

Maro Itoje (Inglaterra)

El poeta de los placajes

Maro Itoje no se conforma con ser uno de los mejores segunda línea del mundo. También es un hombre renacentista del siglo XXI, feminista liberal, que se interesa por la política, critica a Donald Trump, habla con autoridad sobre el Brexit y escribe poesía.

Maro es el diminutivo de Oghenemaro, pero el nombre es lo único diminuto que hay en él, un tiarrón con un físico espectacular, puro músculo en sus 115 kilos de peso y 1,95 de estatura. Hijo de padres nigerianos, nació en el barrio londinense de Camden y hace cuatro días cumplió 25 años. Se ha formado en la mejor escuela de rugby de toda Inglaterra, que es el equipo de los Saracens, con el que ha sido ya varias veces campeón de Inglaterra y de Europa.

No sólo le interesa el rugby, sino también el desarrollo en África, el racismo y el Brexit

Su papel en el campo consiste en ganar la pelota en los saques de banda, placar en defensa y apoyar a la delantera, y todo eso lo hace casi a la perfección (algunos All Blacks se van a acordar mucho tiempo de los golpes, perfectamente legales, utilizando los brazos, que les propinó en la semifinal del pasado sábado).

Su cuenta deTwitter es atípica para un deportista, con referencias a la política en Nigeria y Ghana, el feminismo en el fútbol, el racismo en el deporte, el desarrollo en el Tercer Mundo, las próximas elecciones generales británicas y el líder laborista Jeremy Corbyn. Lector ávido, recomienda como libros la biografía de Michelle Obama, y Raza y clase en las ruinas del Imperio , del rapero Akala. Ha estudiado en la Escuela de Estudios Orientales y Africanos de Londres, y también es autor del poema There comes a time (Llega una vez), sobre el que ha tenido que responder más preguntas que sobre sus placajes, intercepciones o ensayos.

Hombre cultivado

Le fascina la política y ha estudiado en la Escuela de Estudios Orientas y Africanos de Londres

Desde que era un adolescente que estudiaba en el prestigioso colegio privado de Harrow, en el norte de Londres, ha sido cultivado como una futura estrella de la selección inglesa de rugby. Fue capitán del equipo de menores de veinte años que en el 2014 ganó el trofeo de las Seis Naciones contra el País de Gales y el campeonato del mundo, derrotando 42-15 a Irlanda en las semifinales y 21-20 a Sudáfrica en la final, en un choque extraordinariamente físico, como lo va a ser el partido del sábado en Yokohama.

En ese épico encuentro se vio las caras con Handré Pollard, Jesse Kriel y Andre Esterhuizen, tres springboks a los que mañana va a volver a intentar intimidar y dominar, no sólo con su indiscutible poderío físico sino con su capacidad para leer el juego y anticiparse a las decisiones del rival. Itoje es todo un campeón.

Tendai Mtawarira celebra junto a sus compañeros el pase a la final del Mundial de rugby de Japón

Getty

Tendai Mtawarira (Sudáfrica)

‘La Bestia’ de Zimbaue

De pequeño, Tendai Mtawarira soñaba con ser un futbolista profesional y el rugby no le podía interesar menos. Ahora, a los 34 años, ha sido internacional con los Springboks en 116 ocasiones (superado sólo por las leyendas Victor Matfield y Bryan Habana), y en los estadios de todo el mundo, cada que vez que el pilier lleva la pelota, se oye el grito de beeeeaaast . Con 1,83 metros de estatura y 116 kilos de peso, su apodo es la Bestia .

Mtawarira nació en Harare (Zimbabue), y su adopción por Sudáfrica fue un proceso burocrático complicado, porque el gobierno tiene la política de que sólo los jugadores nacidos en el país jueguen con la selección, y raramente hace excepciones. Hizo una en su caso, pero sólo después de que lo amenazara con la deportación y se produjera un clamor nacional que obligó a intervenir al ministro de Deportes.

‘Springbok’ adoptado

El Gobierno sudafricano intentó deportarlo, y sólo a regañadientes le concedió la nacionalidad

Estudió en la Peterhouse Boys School de Harare, un vivero del rugby, y fue seleccionado para el equipo de menores de 19 años de Zimbabue. Su potencial resultó tan obvio que recibió una oferta de los Sharks de Natal y se trasladó a Durban desoyendo los consejos de su padre, que le dijo que en Sudáfrica las pasaría canutas enfrentándose a tipos más grandotes que él. En vez de eso, destrozó de manera sistemática a sus rivales, y la hemeroteca está llena de imágenes de dos y tres opositores a los que arrastra varios metros con la pelota. Así se ganó el apodo de la bestia .

Creció viendo con la camiseta verde a jugadores blancos como Bobby Skinstad y Gary Teichmann, que se convirtieron en sus ídolos cuando la integración racial todavía no había llegado a los Springboks (él fue el primer negro que sumó cien apariciones internacionales, precisamente contra Inglaterra en Bloemfontein). Ahora sueña con que su compañero Siva Kolisi, el primer capitán no blanco en la historia del equipo, levante la copa de campeones del mundo.

De pequeño prefería el fútbol y su padre le pronosticó que fracasaría

Con el paso de los años, su poderío físico y su rapidez ya no son lo que eran, pero lo compensa con experiencia. El domingo tendrá enfrente al inglés Kyle Sinckler, uno de los jugadores del torneo, en una primera fila integrada también por Mako Vunipola y Jamie George, considerada la mejor del mundo. “Acepto que Inglaterra, después de la exhibición que realizó ante los All Blacks, es la favorita, pero he estado toda la vida preparándome para este partido y si una cosa es segura es que no nos vamos a dejar intimidar”.

La de Tendai Mtawarira es una historia de perseverancia, de luchar por lo que uno quiere y conseguirlo. Pase lo que pase en la final, se ha hecho un sitio en la historia del rugby.