Veinticuatro días después, CE Europa y Sant Andreu disputaron este miércoles por la noche a puerta cerrada en el Nou Sardenya de Barcelona los 43 minutos restantes del derbi suspendido con un 3-5 tras el derrumbe de una valla del fondo norte, enésimo y postrer incidente de una rivalidad entre dos clubs de barrios que no se tragan.
Al final, este miércoles por la noche, cada equipo marcó un gol y ahí queda el peculiar 4-6, con las dos aficiones en el exterior jaleando, animando y viviendo con pasión un partido que nadie pudo ver, salvo los periodistas. No hubo guerra sobre el césped –bueno, cuatro amarillas y algunos piques–, pero tampoco la paz porque los jugadores ni se saludaron al final, más interesados en contactar en el exterior del campo con sus respectivas aficiones, cuyos cánticos se colaron en las gradas vacías durante esos 43 minutos.
La policía alejó a las dos aficiones, que vivieron con pasión el partido que no veían
Esta vez, el despliegue policial en el exterior del Nou Sardenya fue de día grande, notablemente mayor que el del domingo 17 de noviembre, día de autos. Ocho furgonetas de los Mossos, varias patrullas y motoristas de Guardia Urbana y un objetivo: blindar las tapias para evitar mirones y alejar a los aficionados del recinto, gente joven que desafío la noche fresca y en el caso del Europa lanzó, al empezar y acabar el partido, castillos de fuegos de artificio más beligerantes que estéticos. De Sant Andreu llegaron, con bengalas rojas que iluminaban los edificios, cual yihadistas camino de Damasco, unos treinta seguidores, encapsulados nada más arrimarse al Nou Sardenya.
El derbi fue suspendido el 17 de noviembre por el derrumbe de una valla a resultas de la celebración del quinto gol por la parroquia visitante, aunque los Desperdicis –el nombre se lo han puesto ellos, conste en acta– no parecen muy de misa. La avalancha hizo que cediera la valla –reemplazadas ya por el Ayuntamiento, propietario del Nou Sardenya– y cundiese la alarma social hasta el punto de que el alcalde Collboni se interesó ipso facto desde Brasil por lo sucedido. En aquel ambiente crispado, un grupo de aficionados del Sant Andreu se encaramó a una tapia del campo donde hay cinco mástiles de banderas de las que se llevaron, a modo de trofeo, las del CE Europa y la Vila de Gràcia, afrenta que un grupo de europeístas trató de corregir como se corrigen estas cosas. Antes de que el honor propiciase una batalla campal y urbana, los Mossos intervinieron con cargas ligeras y algún porrazo. Este miércoles por la noche, no hubo incidentes, solo volaron los tres puntos, pero esta guerra deportiva de origen incierto no parece aflojar y ya es más derbi que los Barça-Espanyol.