Gianni Infantino, entre el ministro de Deportes, Abdul Aziz bin Turki Al-Faisal, y el príncipe heredero saudí, Mohammed ben Salman
El fútbol se vuelve a abrazar a los petrodólares. Si Qatar abrió la veda con la organización del Mundial del 2022, entre una escandalera que luego apagó el balón, en 2034 le tomará el testigo la nueva potencia emergente en cuanto a inversión futbolística, es decir Arabia Saudí. Organizará el Mundial, según confirmó el presidente de la FIFA, Gianni Infantino, que se felicitó que con este tipo de medidas la institución que dirige consigue que el fútbol “sea cada vez más global”.
Infantino, que si algo tiene es que sabe moverse como pez en el agua entre bambalinas, ha logrado contentar a casi todo el mundo con su reparto del suculento pastel. Satisfechos Estados Unidos, Canadá y México, sedes gigantescas para la edición del 2026, la FIFA anunció el 4 de octubre que para el 2030 apostaba por el más difícil todavía. Es decir, un Mundial en España, Portugal y Marruecos, con partidos inaugurales en Argentina, Uruguay y Paraguay. Ahí es nada, seis países, tres continentes y dos estaciones, el verano y el invierno. Quedó fuera para esa edición Arabia Saudí, que también había mostrado interés. Pero lo hizo con las cartas marcadas, a sabiendas de que para el 2034 lo tendría todo a favor. También Australia se había postulado inicialmente pero a la hora de la verdad retiró su candidatura, dejando el proyecto saudí como el único postulante.
Miel sobre hojuelas para la FIFA, que de paso se ahorraba un proceso de votación que podría haber derivado en tentaciones opacas, léase ventas de votos como las que claramente acompañaron la elección de Qatar. “Tres ediciones, cinco continentes y diez países involucrados en el torneo. ¡Esto está haciendo que el fútbol sea verdaderamente global”, sentenció, ufano, el presidente de la FIFA, que subrayó que la decisión había llegado sin oposición interna. “Los procesos de licitación fueron aprobados por consenso a través del Consejo de la FIFA, donde están representadas las seis confederaciones, después de un diálogo constructivo y una extensa consulta”, analizó Infantino.
“Los procesos de licitación fueron aprobados por consenso”
Todo salpicado con mensajes sobre lo fuerte que es el fútbol como factor de unidad entre pueblos dentro de “un mundo cada vez más dividido y agresivo”. Ni una palabra sobre la violación de los derechos humanos en un país con fuertes restricciones a la libertad de expresión, donde existen leyes contra la homosexualidad y donde la desigualdad de género es galopante.
Si Qatar 2022 también se caracterizó por ser el primer Mundial que se disputó en invierno (entre noviembre y diciembre), en Arabia Saudí 2034 podría suceder lo mismo, aunque es un extremo que todavía no está resuelto.
“Estamos preparados para organizarlo en invierno o en verano. Existen nuevas tecnologías que pueden hacer que bajen las temperaturas en los estadios”, señaló el presidente de la federación saudí, Yasser al Misehal. Las temperaturas pueden alcanzar los 50 grados en el país. En los últimos tiempos, bajo el impulso del príncipe heredero, Mohammed ben Salman, Arabía Saudí ha multiplicado las inversiones en el deporte de élite. Así, a su liga de fútbol han llegado estrellas del renombre de Cristiano Ronaldo, Karim Benzema o Neymar, y si no juega allí Leo Messi es porque prefirió la opción estadounidense.
“Cinco continentes y diez países en tres Mundiales; el fútbol es auténticamente global”
Principal país exportador de crudo en el mundo, Arabía Saudí espera diversificar sus ingresos y, sobre todo, lavar su imagen a través del deporte, con el fútbol como rutilante banderín de enganche.
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