En medio de la tormenta una victoria descomunal en el último suspiro. Tras los conflictos una muestra de calidad, de carácter, de atrevimiento y de fútbol, certificado el triunfo con un penalti final transformado por Mariona Caldentey. La selección española se manifestó sobre el césped con el mismo ímpetu y convicción que en el Mundial y con las misma determinación que en sus reivindicaciones de las últimas semanas. El partidazo en Göteborg frente a una potencia como Suecia y haciendo ocasiones de sobra para golear atestigua que las campeonas del mundo son capaces de sobreponerse a todo para dar la cara y que su clamor pidiendo cambios debe seguir siendo escuchado.
Solo un mes y dos días después de que se ganaran a sangre y fuego la estrella de campeonas del mundo. Solo un mes y dos días después pero qué mes y dos días. Con la emoción de estar protagonizando una revolución histórica. Pero también con el desgaste producido por una tremenda lucha por sus derechos, sus valores y su dignidad y acumulando horas de sueño tras una concentración a contracorriente, entre reuniones maratonianas en Oliva (València). En esta tesitura desembarcó la selección española en un estadio Ullevi de Göterborg que recibió a las jugadoras de la roja con reconocimientos y aplausos. Hasta se vieron pancartas con el lema se acabó, en la grada. La controversia del caso Rubiales y las denuncias de las futbolistas han dado la vuelta al mundo pero llegaba el momento de que hablara el balón.
En su debut como seleccionadora la controvertida Montse Tomé determinó un once inicial con nueve campeonas del mundo, todas menos Lucía García y Laia Aleixandri. Allí estaba Irene Paredes recuperando el brazalete de capitana que no tuvo en el Mundial. Ahí estaba la líder Alexia Putellas. O la no menos importante Aitana Bonmatí. Las polémicas y los cambios estructurales demandados daban paso al fútbol.
Delante una potencia como Suecia, número 1 del ranking FIFA, y el inicio del camino para intentar estar en los Juegos de París. Solo las finalistas de la Nations League estarán en la cita olímpica.
Tomé puso un once con nueve campeonas del mundo y con Irene Paredes recuperando el brazalete
Suecia se solidarizó en sus gestos reivindicativos con España pero a la hora de jugar también tenía la espina clavada de haber cedido ante las españolas en la semifinal del Mundial.
Cada una se aplicó en su estilo ya de entrada. Al toque España. Al galope Suecia. Sin generar excesivo peligro las futbolistas dirigidas por una Tomé que permaneció siempre de pie se plantaron en el campo sueco. Athenea del Castillo y Aitana Bonmatí, tras una buena maniobra de Caldentey, ensayaron el disparo pero fue Suecia la que se avanzó de una manera hasta cierto punto previsible. A la salida de un córner Eriksson aprovechó un bloqueo para marcar de cabeza. Entre una maraña de cuerpos Cata Coll no vio venir el balón y no pudo hacer nada.
Athenea del Castillo, Eva Navarro y Mariona Caldentey metieron los goles de España
Era el momento de rehacerse y demostrar personalidad. España lo hizo, siguió intentando encontrar a Lucía García y a Del Castillo y fue esta última la que empató menos de un cuarto de hora después. Disparó desde la frontal y la portera sueca no supo repeler el tiro. Se le doblaron las manos. Alegría general entre las españolas y partido nivelado. Cata Coll, antes del descanso, apareció con una intervención excelente tras remate de Angedahl.
España regresó con nuevos bríos y puso cerco a la portería sueca con un batallón de disparos. Lo probaron Lucía García y Alexia Putellas pero las mejores ocasiones fueron de Aitana Bonmatí y Athenea del Castillo. Sus remates fueron repelidos, ahora sí, por una acertada Musovic.
Se mascaba el segundo gol español porque Suecia apenas amenazaba. Y llegó de la mejor manera. Eva Navarro, que llevaba poco tiempo sobre el césped, recortó con la derecha y empaló con la izquierda a la escuadra. Un golazo sensacional que ponía por delante a España. El triunfo quedaba cerca pero Hurtig cazó un balón suelto en el área para poner de nuevo el empate. Ni ese golpe domó a España, que siguió percutiendo hasta que Amaiur Sarriegi, que no fue al Mundial tras formar parte de las 15, fue objeto de un claro penalti. Acertó Caldentey y las jugadoras recuperaron la sonrisa y la alegría. Se lo merecían.