Resultados

Loading...

Messi y las Mami Wata

Gol sur

Xavier Aldekoa Corresponsal en África Subsahariana

Para el capitán David no había duda: existía. Tras navegar durante media vida el Congo, daba por hecho que las profundidades del río escondían una ciudad maravillosa y desconocida donde vivían criaturas fantásticas y algunos hombres afortunados. Para llegar a ella, había que hacer un pacto con el demonio. Peor: con las Mami Wata.

Desde hace siglos, las Mami Wata infunden temor por toda África y parte de América, donde el mito llegó con los esclavos africanos enviados al Nuevo Mundo. La leyenda las define como unas mujeres bellísimas con aires de sirena, con la mitad superior del cuerpo con forma de mujer joven y la inferior como un pez o una serpiente. En las noches más oscuras, estas criaturas mágicas nadan sigilosamente hasta la superficie para arrastrar hasta el fondo del agua a los desaprensivos que dudan de su existencia. Es un juego a todo o nada. Si su víctima es oscura de corazón, la ahogan sin remisión. Si su alma es pura y noble, la llevan a un reino paradisíaco en el fondo del río. Solo a algunos elegidos se les permite regresar de allí. Cuando lo hacen, aparecen en tierra con la ropa seca y la magia en su mirada. Bendecidos. Su futuro es brillante a partir de ese momento. Quien vuelve a casa desde el reino de las Mami Wata amasa fortuna, es aclamado por sus vecinos y abraza la gloria para siempre.

Que el diez regrese de su viaje por las profundidades del río no es una cuestión de razón; es corazón

Esta semana, el vicepresidente Rafael Yuste admitió contactos con el entorno de Messi para que regrese al Barça. Hay pocos motivos racionales para querer que el argentino, que en junio cumplirá 36 años, retorne al que fue su hogar. Aunque su calidad es indiscutible, llegaría con muchos años en las botas, ya sin hambre de Mundial, habría que hacer malabares para encajar su salario en las maltrechas finanzas culés y su presencia iría en contra de la apuesta por construir un equipo joven.

Pero nada de eso importa.

Leo Messi celebra un tanto en el Camp Nou con la camiseta del Barça

AFP7 vía Europa Press

Para los amantes del fútbol, el único lugar que durante 90 minutos te permite ser un niño para siempre, la esperanza de ver un último baile de Messi en el Barça, el club que le vio crecer, es una posibilidad de que se cumplan los sueños imposibles. La opción de que el diez regrese de su viaje por las profundidades del río, tras ser atrapado por los cantos parisinos de Mami Wata, y pise tierra para besar la última gloria blaugrana no es una cuestión de razón; es corazón.

No hay duda: Messi debe regresar para que el Camp Nou le aplauda, le llore y le brinde los homenajes que se perdieron en aquellas lágrimas imprevistas y fugaces de su adiós. Pero sobre todo para permitirnos desear que los cuentos de hadas existan. Para soñar que, en su último baile, Messi se despide con una Champions.

¿Imposible? También lo es regresar de la ciudad de las Mami Wata en las profundidades del río Congo.

Pero, ¿y si vuelve?