El comienzo de siglo se caracterizó en el Real Madrid por la cultura de los fichajes galácticos que implantó Florentino Pérez. El presidente blanco fue más allá y defendió el equilibrio entre ‘Zidanes y Pavones’. Es decir, superestrellas y jugadores de la cantera. Tres de esos ‘pavones’ eran Raúl Bravo, Carlos Aranda y Borja Fernández, hoy detenidos por su vinculación con una organización para amaños de partidos en Primera y Segunda División.
Los tres jugadores de la cantera blanca coincidieron un año en el Real Madrid Castilla, en la temporada 2001-02. Carlos Aranda, el mayor de los tres, y Raúl Bravo fueron los primeros en progresar hasta el filial blanco en la 2000-01. Fue a las órdenes de Paco Buyo como se hicieron un hueco en el equipo. La temporada siguiente llegó Borja Fernández, ya con López Caro en el banquillo.
La temporada siguiente sus caminos se separaron, al menos sobre el campo, porque Carlos Aranda se marchó para emprender una prolífica carrera en la que transitó por hasta 11 equipos diferentes de Primera y Segunda División. Borja Fernández jugó un par de años más en el Castilla hasta que pudo debutar con el primer equipo, hasta que en 2005 se marchó al Mallorca, para después comenzar una larga etapa en Valladolid, donde terminaría su carrera años después.
Raúl Bravo fue, de los tres, el que más protagonismo tuvo en el primer equipo. Lateral izquierdo con vocación ofensiva, en 1997 llegó al Real Madrid procedente del Gandía, de donde es oriundo, hasta que Vicente Del Bosque le hizo debutar con el primer equipo en octubre de 2001. Durante seis temporadas, hasta 2007, tuvo minutos con diferentes entrenadores.
Tras una cesión en el Leeds, se asentó en el equipo blanco y llegó incluso a ser internacional en 2004, cuando acudió a la Eurocopa de Portugal seleccionado por Iñaki Saez. En 2007 fue traspasado al Olympiacos, y ahí comenzó una carrera imparable en la que cambio de equipo en numerosas ocasiones. Numancia, Rayo Vallecano, Beerschot, AC belga, Córdoba y de vuelta a Grecia, al PAE Veria y el Aris de Salónica fueron sus destinos.
Hay dos goles que marcaron su carrera. Como ‘pavón’ en el Real Madrid, en el ecuador de la Liga 2002-2003. Una brillante vaselina suya propició una remontada cuando el equipo blanco perdía frente al Recreativo de Huelva por 0-2. El segundo fue en Córdoba, para dar el ascenso por primera vez en su historia a la Primera División al equipo andaluz. Se retiró a los 36 años.