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Las reivindicaciones se suceden en el fútbol femenino a cinco meses del Mundial

Fútbol femenino 

En las últimas semanas varias jugadoras han alzado la voz en contra de sus federaciones por la falta de recursos

La selecciones de Estados Unidos y Canadá se hermanaron en el partido que las enfrentó en la She Believes Cup como gesto de unidad y reivindicación 

Terceros

A cinco meses del Mundial que arrancará a partir del 20 de julio en Australia y Nueva Zelanda, el fútbol femenino mundial se ha plantado, y no es para menos. En las últimas semanas varias jugadoras han alzado la voz en contra de sus federaciones por la falta de recursos destinados a las secciones femeninas. La selección canadiense, Wendie Renard, Christiane Endler... Las jugadoras dicen basta.

El primero en caer a consecuencia de esta tormenta ha sido Nick Bontis, presidente de la Federación de Canadá, que dimitió ayer después de que el pasado 11 de febrero las jugadoras de la selección iniciasen una huelga ante los recortes presupuestarios por parte de la Asociación Canadiense de Fútbol.

"Aunque he sido uno de las mayores defensores de la equiparación del entorno de rendimiento competitivo de nuestra selección femenina, lamentablemente, no estaré al frente de esta organización cuando esto ocurra. Reconozco que este momento exige un cambio", ha anunciado Bontis.

Sin embargo, apenas 24 horas después de que Christine Sinclair y Janine Beckie anunciasen el parón, las jugadoras se vieron obligadas a retomar su actividad y preparar la She Believes Cup, ya que Canada Soccer había considerado la huelga como ilegal, y amenazaba con dar otros pasos que podrían costar millones de dólares. 

La capitana del equipo, Christine Sinclair, lo anunció a través de sus redes sociales: "Para ser claros. Estamos siendo forzadas a volver a trabajar a corto plazo, pero esto no ha terminado. Seguiremos luchando por todo lo que merecemos. Y ganaremos. La SheBelieves Cup será jugada como protesta".

Las jugadoras, que han recibido el apoyo de sus homólogos masculinos canadienses, han visto recortado el tiempo dedicado a las concentraciones, y el número de jugadoras y de personal participantes en las mismas. 

El fútbol femenino se hizo eco de esta situación, y las primeras en reaccionar fueron las jugadoras de la selección estadounidense, conocidas por alzar la voz y luchar en contra de las injusticias. En el partido de la She Believes Cup que enfrentó a ambos conjuntos el pasado 16 de febrero, las estadounidenses mostraron una muñequera de color lila —gesto que se repitió en otros encuentros de la competición— y se fundieron en un abrazo con sus rivales en el circulo central en señal de unidad y protesta. 

Las futbolistas canadienses por su parte, saltaron al campo con una camiseta morada donde podía leerse 'Enough is Enough' (Ya es suficiente).

Las jugadoras de la selección canadiense saltaron al campo con una camiseta morada con el mensaje 'Enough is Enough' en señal de protesta  

Terceros

Pero lejos de ser un hecho aislado y recordando la guerra que todavía continúa en la selección española femenina, Wendie Renard, capitana de la selección francesa, amenazó con no disputar el Mundial si la situación no se revertía, haciendo alusión a la actual entrenadora, Corinne Deacon y a su cuerpo técnico.

"Ya no puedo respaldar el sistema actual, que está lejos de los requisitos para rendir al más alto nivel. Con mucho pesar, escribo este mensaje para informar de mi decisión de dar un paso atrás con la selección de Francia". Así de contundente se mostró la jugadora del Olympique de Lyon a través de un comunicado publicado en sus redes sociales donde también destacó la necesidad de "preservar" su salud mental. 

Katoto y Diani, sus compañeras en la selección, también apoyaron sus palabras. "Nos unimos a la decisión de hacer un paréntesis en nuestras carreras internaciones hasta que se apliquen los cambios necesarios", declararon.

En la misma línea, Christiane Endler, portera de la selección chilena, cargó contra su federación tras la eliminación en los playoffs del Mundial ante Haití. "Nos quedamos estancadas en un nivel en el que no se alcanza. Si no se hacen cambios, vamos a seguir en lo mismo y la brecha va a ser demasiado grande...", avisó la guardameta. 

Endler, que ya desde hace un año venía denunciando la falta de recursos destinados a la sección femenina, afirmó que se replantearía su continuidad dependiendo de lo que ocurriese con la selección. "Hicimos lo que pudimos, lo que se nos pidió con los recursos que tuvimos. Lo dejamos todo en la cancha, pero no teníamos más recursos. Se dijo hace tiempo y no se nos escuchó. Hace tiempo que venimos pidiendo un cambio en la dirección, pero las autoridades del fútbol chileno han decidido continuar con un proceso que no da", sentenció. 

Las jugadoras de la selección de Perú también han aprovechado el tirón, y han alzado la voz para protestar por la situación que viven desde hace unos meses. No tienen seleccionador, ni entrenamientos, ni partidos programados para las próximas fechas, y su capitana, Alexandra Kimball, ha lanzado una llamada de auxilio a través de sus redes sociales. "Día a día nuestras rivales trabajan en fortalecer y construir la unión de sus vestuarios. Es triste ver lo lejos que está Perú de esos equipos. Esperaba más de nuestra federación para este 2023", denunció.

Soplan vientos de cambio en el fútbol femenino mundial. Algunas jugadoras, hartas de la falta de recursos y de las diferencias con sus homólogos masculinos han decidido plantarse y alzar la voz en favor de sus derechos, a riesgo de que ello perjudique a sus carreras profesionales. Dispuestas a renunciar al Mundial —el último para muchas de ellas—, jugadoras de todo el mundo se han unido con un mismo objetivo: conseguir la igualdad de recursos y oportunidades. 

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