Por decir la verdad

Fuera de juego

Al parecer, el rey alarga la vida del cortesano Xavi unos días más. Para que no fuera todo tan previsible y cacique, Xavi, en el asedio en el que se encuentra, podría dar un giro de guion a este culebrón de bajo coste y pedir algo a su amo del mismo modo que Gelimer, último rey de los vándalos, pidió a Justiniano, emperador de Bizancio, para que la espera de su muerte fuera menos terrible. Gelimer no pidió jugadores brasileños mediocres con comisionistas insaciables ni tampoco respeto. Pidió una esponja, una hogaza de pan y una lira. La esponja porque tenía un ojo infectado, la hogaza porque ya no podía comer más esa masa campesina sin levadura. ¿Y la lira? Bien, Gelimer había compuesto un canto fúnebre y quería escucharlo. Es solo una idea, Xavi, pero así les desmontas un poco el bullying que te montan los de dentro con los palmeros de fuera y los de los bots en las redes.

Hay razones de juego para no contar con Xavi. Lo triste y lo paradigmático es que se lo carguen por decir la verdad. Es un signo de los tiempos, no hay duda. Declarar unilateralmente la independencia ocho segundos tiene el mismo molde con el que decir que hay un oferta de compra por David Beckham (estando ya fichado por Florentino). Los ideólogos del procés sostenían que sin ilusión no se llegaría lejos. Y que esa ilusión no se sustentaba en un realismo, sino en mentiras. Es decir, que si a la gente se le decía con claridad el precio de la independencia, una gran parte se desmoralizaría. Así que la propaganda se emitió hasta intoxicarse a los mismos que la emitieron. Nos mintieron y siguen sin reconocerlo. Nos mintieron, lo sabemos y seguimos votándoles. La verdad no importa. La verdad molesta. La verdad es una opinión más.

Hay razones para no contar con Xavi. Lo triste y paradigmático es que se lo carguen por decir la verdad

Xavi vino a responder a esa situación que los aficionados del Barça, socios y no socios, no entienden del todo. La pregunta es: ¿cómo hemos pasado de donde estábamos a donde estamos? ¿Y podremos volver a ese grupo de equipos de élite? Nadie dice la verdad, nadie asume responsabilidades, sino que sacan la bandera, el patriotismo y juegos de mago que funcionan, aunque les veamos todos los trucos. La política deportiva, la económica, la de comunicación es la de Jesús Gil en los noventa sin Mama Chicho y sin Imperioso. Muchos presidentes han cometido errores y también mucha gente de dentro, cercanos, próximos, conocidos y allegados, han visto en el Barça la cueva de Ali Babá. Pero de eso no se puede hablar porque es no amar a tu club. Aznar hacía lo mismo: o eres patriota o terrorista. Todo esto es muy viejo.

El entrenador del Barça, Xavi Hernández, este pasado domingo

El entrenador del Barça, Xavi Hernández, este pasado domingo

EFE/Marta Pérez

A Xavi, como a Koeman, lo echarán por decir la verdad. Debería hacernos reflexionar sobre un rey que emite propaganda como verdad rodeada por amigos y amiguetes cuyos conocimientos de transportar un Titanic como el Barça son nulos. Y es cierto, que la verdad puede no ilusionar, pero como dice la canción, no tiene remedio. La verdad permite trabajar en el realismo, llegar a un lugar desde el que puedes soñar. La mentira generadora de ilusión lleva a la frustración, la ceguera y la violencia como recurso nihilista de no aceptación de la realidad. Justiniano respetó la vida de Gelimer. El ojo de este curó. Del canto fúnebre no se supo más. El imperio de Bizancio, como todos ustedes saben, se derrumbó siglos más tarde, con la sorpresa de todos, intoxicados de propaganda, canciones de gesta y jugadores avalados por Cury.

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