Xavi sufre, Laporta le sostiene

Análisis

Xavi sufre, Laporta le sostiene

La derrota ante el Girona ha supuesto un golpe muy duro para el Barcelona en sus dos áreas más sensibles, el banquillo de entrenador y la butaca presidencial situada dos gradas más arriba. Conseguidas las victorias supuestamente más difíciles y comprometidas contra el Oporto en la Champions y ante un Atlético amenazante en la Liga, la sensación interna llevaba a pensar en el definitivo despegue de un equipo con tendencia al vuelo raso. El centro del campo había ganado protagonismo, la rémora del desánimo parecía superada, Iñaki Peña neutralizaba la baja de Ter Stegen y hasta se celebraba que Xavi, al fin, había encontrado un once titular sobre el que trabajar. Pero llegó el Girona y, pese a la voluntad encomiable de competir, la respuesta blaugrana no fue suficiente.

“La realidad a veces te hace abrir los ojos”, describía ayer a este diario una fuente cercana al presidente. Para quien requiera de traducción, la reflexión equivale a tratar de encontrar remedio buscando una oportunidad en el mercado de invierno. Con qué dinero ya se verá, así es como funciona Joan Laporta en este mandato. A falta de ingresar los millones anunciados del fondo alemán Libero en la compra de un porcentaje de los derechos de Barça Studios, el club no tiene margen económico para fichar. La lesión de Gavi permitió un no deseado golpe de suerte para traer a Vítor Roque, pero no caben más operaciones si no lo remedia un nuevo giro de guion. En su día fueron los avales del presidente y su tesorero. De nuevo no se descarta nada.

El presidente ordenó a su junta no criticar al entrenador; es más, quiere ficharle ya a un medio de contención

Al entender de la cúpula del club, el primer equipo requiere de un centrocampista de contención, la enésima búsqueda de la tecla Davids, aquel mediocentro malcarado que le cambió la vida a Rijkaard. De Jong, Gündogan y Pedri se gustan con el balón, pero sin él no son Busquets ni por supuesto Gavi. Oriol Romeu llegó con toda la ilusión al club de su vida en una edad madura. Empezó la mar de bien, pero el peso de la camiseta ha hecho estragos. Que se lo pregunten a Eric Garcia: jugar en Girona, sin presión, te lleva a disfrutar del fútbol, lo mismo que hacía Romeu hace unos meses vestido de rojo y blanco.

Laporta dio la orden hace unas semanas a su propia directiva de no criticar a Xavi a escondidas. La maledicencia erosiona porque siempre acaba por llegar a oídos del damnificado en un club donde las paredes oyen. De momento, Xavi sigue blindado por quienes de verdad deciden: Laporta, su amigo y vicepresidente Rafa Yuste y Deco. También Alejandro Echevarría tiene mucho que decir pese a no ser directivo.

BARCELONA, SPAIN - DECEMBER 10: Xavi, Head Coach of FC Barcelona, looks dejected during the LaLiga EA Sports match between FC Barcelona and Girona FC at Estadi Olimpic Lluis Companys on December 10, 2023 in Barcelona, Spain. (Photo by David Ramos/Getty Images)

Xavi Hernández, pensativo en primer término, con Míchel, técnico del Girona, a sus espaldas

David Ramos / Getty

La camiseta pesa: Oriol Romeu disfrutaba en el Girona como ahora lo hace Eric Garcia

Xavi y su staff acabaron tocados tras perder ante el Girona. El técnico dio ayer una breve charla antes del entrenamiento matinal. El partido de mañana ante el Amberes es de relativa importancia: el primer puesto del grupo está virtualmente asegurado y están en juego el dinero que cobra el club por victoria y revertir el regusto de la última derrota. Xavi estaba convencido de que el tres de tres (Oporto, Atlético y Girona) impulsaría al fin a su equipo. Le incrustaría en el grupo de cabeza en la Liga hasta el punto de poder ponerse provisionalmente líder venciendo en Mestalla. El pronóstico no se ha cumplido. El Barça ha superado su peor momento (los blaugrana tocaron fondo con la derrota ante el Shakhtar, sin apenas tirar a puerta), pero aun elevando su nivel no le ha dado para gobernar al Girona.

Tiene trabajo Xavi. En su pizarra la presión empieza por arriba, pero solo la practica Raphinha, una calamidad con los pies. Quienes deberían acompañarle, Lewandowski y João Félix, se creen exentos de tales sacrificios, y los rivales llegan limpios de esfuerzo a la defensa porque ni Pedri, ni De Jong ni Gündogan nacieron para destruir. El plan solo funciona si se aplica con fe y disciplina coral. El Girona desnudó al Barça, y Xavi vuelve a sufrir pero resiste. Le crecen los detractores, pero se ve capaz de lograrlo. Laporta le sostiene. Tras el partido, cariñoso, volvió a hacérselo saber.

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