El pasado 29 de abril fue un día clave para Ronald Koeman y el Barça. Aquella noche de jueves en el Camp Nou el equipo barcelonista tenía la magnífica ocasión de ponerse líder de la Liga y culminar una remontada meritoria que había empezado a gestarse en diciembre. Un triunfo contra el Granada otorgaba la primera plaza al Barcelona, con solamente cinco jornadas por jugar. El decorado era ideal. El equipo blaugrana venía de levantar la Copa del Rey doce días antes contra el Athletic en Sevilla. Messi avanzó al Barça en el primer tiempo. Sólo hacía falta no cometer estupideces. Pero el conjunto de Koeman terminó perdiendo aquel encuentro por 1-2 y desmoronándose en el tramo final del campeonato, una fase pésima que hizo pensar a Joan Laporta en que lo mejor era intentar buscar una alternativa para el banquillo.
De hecho, el día que el Granada asaltó el Camp Nou el presidente bajó al vestuario y les comentó a los futbolistas que le habían decepcionado. Antes de ese partido el Barcelona había cogido una ola buena y Laporta pensaba que su efecto como nuevo presidente podía prolongarse en el tiempo, pese a los problemas para reunir los avales y la hecatombe económica que ya se cernía. Pero al menos en el campo el asunto iba cogiendo un color optimista. Hasta que llegó el Granada y todo saltó por los aires, dando lugar a una fase de enorme incertidumbre sobre el banquillo barcelonista.
El relevo no se consumó pero ahora, entre un mar de dudas y de dificultades, el entrenador holandés se juega buena parte de su futuro la semana que viene frente al Granada (lunes), el Cádiz (jueves) y el Levante (domingo). Se trata de tres equipos, en teoría, asequibles aunque para este Barça minimizado y diezmando ahora no hay ningún rival pequeño. Además, los tres clubs despiertan demonios muy recientes en Koeman y en sus futbolistas.
El Granada derrotó a los blaugrana cuando aspiraban al liderato y provocó que Laporta buscara a otro técnico
El Barcelona tropezó ante los tres en algún momento de la pasada temporada. De los 18 puntos en juego ante estos equipos el Barça solamente sumó 8. Una porción importante de sus opciones de ligar el campeonato se le marcharon en esos seis partidos, con actuaciones grotescas. Nadie entiende aún cómo el Barcelona pudo perder aquel encuentro ante el Granada.
Un déficit de consistencia que se arrastra y que se dejó ver muy pronto la pasada campaña. En plena fase de errores defensivos la derrota en diciembre en Cádiz por 2-1, con sospechosos habituales como Lenglet, fue un auténtico museo de los horrores. En la segunda vuelta, ante el conjunto gaditano, el defensa francés, desacertado, cometió un penalti en el último minuto que llevó a un empate (1-1) frustrante. Como desesperante fue la igualada en el campo del Levante en la antepenúltima jornada. En poco más de media hora el Barça se adelantó con goles de Messi y Pedri.
El equipo de Koeman dominaba a placer ante un rival que no se jugaba nada, como nada se jugaba el Granada. Pero volvieron a pecar de dormirse, de confiarse, de desactivarse. Y en cuatro minutos en la segunda parte el Levante empató. Dembélé puso el 2-3 pero tampoco entonces supo el Barcelona poner la victoria a buen recaudo y Sergio León colocó unas tablas definitivas. Justo antes Koeman había sustituido por Dest a un Dembélé que estaba brillando.
El Barça sólo sumó 8 de los 18 puntos posibles ante el Granada, el Cádiz y el Levante
A primera vista puede ser más factible cobrarse la revancha ante estos equipos que en la Champions contra el Bayern pero hoy en día casi todo son problemas para Koeman, con futbolistas lesionados como Fati, que seguramente volverá frente al Levante, Dembélé, Braithwaite, Pedri y Alba, mientras otros han perdido el favor del Camp Nou, como Sergi Roberto.
Este domingo le toca de nuevo a Koeman dar la cara y, contrariamente a lo que ha ocurrido desde que está en el cargo, afrontará una rueda de prensa presencial con los medios de comunicación. Hasta ahora eran telemáticas. Las emociones pueden estar a flor de piel. Máxima presión para el entrenador.