Los jugadores del Barcelona y de su filial redactaron de forma conjunta un burofax firmado por Messi, Busquets, Piqué y Sergi Roberto, los cuatro capitanes del primer equipo, y por los cuatro del Barça B (Álex Collado, Óscar Mingueza, Oriol Busquets y Jandro Orellana) con el objetivo de escenificar su descontento ante la proposición de Josep Maria Bartomeu para enfocar el segundo recorte salarial.
Como anexo, este burofax incluye una lista con los 20 jugadores del primer equipo y dos del staff que apoyan la idea de negociar en una mesa separada de la de la mayoría de empleados tal y como solicitó el club. Los únicos nombres que no figuran son los de Ter Stegen (en proceso de renovación), Frenkie De Jong y los recién llegados Sergiño Dest y Miralem Pjanic, que ya firmaron sus contratos con un salario de menos a más aplazando parte de la ficha de este año para los siguientes, cuando se prevé que la pandemia haya pasado y los ingresos del club vuelvan a subir.
Por su parte, el club tras recibir el burofax respondió con una negativa e insistiendo en que la plantilla debe estar representada en la mesa conjunta que empezará esta negociación con los trabajadores el miércoles. Una reunión a la que los futbolistas ya han dicho que no van a asistir.
En la lista que acompaña el burofax
No figuran los nombres de Ter Stegen, De Jong y los recién llegados Sergiño Dest y Miralem Pjanic
En sus reiterativos argumentos, los futbolistas recuerdan que ellos ya se sometieron a una rebaja salarial del 6 por ciento en marzo con el que la entidad blaugrana se ahorró 42 millones de euros. El burofax salió el viernes con destino a las oficinas del club, con previo aviso de su contenido tanto al director general, Óscar Grau, como a los servicios jurídicos de la entidad.
Los jugadores no son ajenos a la grave situación económica que atraviesa el club por culpa de la pandemia. A pesar de los recortes realizados en marzo, el ejercicio económico de la temporada 2019-20 acabó con 97 millones de euros de pérdidas. Por ello, los futbolistas no renuncian a sentarse con la entidad para hablar de sus salarios. Ahora bien, no de la manera que les proponen.
Quieren una mesa de negociación paralela
Los futbolistas no renuncian a sentarse con la entidad para hablar de sus salarios pero no de la manera que se propone
El club insiste en hablar de una “adecuación transitoria salarial”. Es decir, lo que no se cobre ahora no se perderá, se devolverá repartido en futuros cobros. En este contexto cobran sentido las renovaciones bajo un nuevo formato, que pasa por ofrecer un salario anual inferior a cambio de más años de contrato. Esta práctica ya se ha aplicado a deportistas de las secciones (al margen de este proceso), sin producirse conflicto.
En la primera plantilla de fútbol, uno de los objetivos de Bartomeu pasa por sellar la continuidad del portero Marc-André Ter Stegen, al que el presidente quiere blindar antes de que termine el mes de octubre. Precisamente el caso de Ter Stegen es una muestra de la heterogeneidad existente en la primera plantilla: no existe unanimidad para afrontar la situación que mezcla a futbolistas que están renovando con otros que terminan contrato y que se suman a los que acaban de llegar como Dest o Pjanic, cuya situación económica ya está adaptada a las necesidades del club al llegar en el último año.
Los trabajadores sí irán a la reunión del miércoles
Defienden que los sueldos de los jugadores, que acaparan aproximadamente el 70 por ciento del presupuesto del club, no tienen nada que ver con los suyos
El comité de empresa de los trabajadores, por su parte, si que asistirá a la cita del miércoles. Defiende que los sueldos de los jugadores, que acaparan aproximadamente el 70 por ciento del presupuesto del club, no tienen nada que ver con los de los 540 trabajadores, que no representan ni el 4 por ciento. No es lo mismo ser millonario que mileurista. Ellos tomarán la palabra en su respectiva mesa prevista a partir del martes 21 y que contará con los 12 miembros del comité de empresa y tres asesores legales del club.
Legalmente futbolistas y club deben llegar a un acuerdo antes del 5 de noviembre, tres días después de que se celebre, si la pandemia no lo impide, el voto de censura. Si Bartomeu y su junta se ven forzados a dejar el cargo, la situación laboral del club quedaría en manos de una junta gestora cuyas funciones, como se recoge estatutariamente, están “limitadas a los actos necesarios para el mantenimiento de las actividades del club y de sus intereses”.