Miren la clasificación. No es broma. No está del revés, aunque lo parezca. Bienvenidos al caos. Lenny Martínez, francés, el más joven de la Vuelta, es el líder, con 20 años y 50 días. Pero lo importante y lo curioso viene después. Sepp Kuss tiene casi tres minutos de ventaja. Pero es que Marc Soler es tercero con dos minutos menos que los favoritos. También Landa va por delante, un minuto saca a todos los grandes. Y David de la Cruz es otro de los que aventaja en unos segundos a las estrellas, donde Roglic y Vingegaard no se conformaron con ser espectadores del festival de su equipo y atacaron a Evenepoel, al que le quitaron medio minuto.
La carrera está loca. La etapa se volvió de frenopático camino del Observatorio Astrofísico de Javalambre. El Jumbo-Visma se puso agresivo desde el inicio y sacudió la clasificación de arriba a abajo. Ninguno de los otros equipos tuvieron fuerzas para controlar la escapada en la que diez de los 25 primeros de la general pusieron en jaque a los grandes favoritos. El escalador estadounidense Kuss, el tapado del equipo desde Barcelona para hacer el triplete Giro-Tour-Vuelta, ganó la etapa y ya todos saben que habrá que desbancarlo en una ronda muy montañosa.
Lenny Martínez, el joven nuevo líder
Kuss tiene casi tres minutos de ventaja. Pero es que Marc Soler es tercero con dos minutos menos que los favoritos y también Landa y De la Cruz van por delante
Los fugados no eran ciclistas para regalarles siete minutos pero Van Baarle, Tratnik y Valter rodaron para complicarle la vida al resto y llevar en bandeja a Kuss hasta la subida final. El fantasma de Giovanetti sobrevoló las carreteras de Teruel. Saltaron todas las alarmas.
En los coches de los directores hubo nervios y sudores. El Soudal, que por la mañana tuvo la baja por un virus estomacal de Bagioli, no podía ni en sus mejores sueños recortar la distancia él solo. Así que el Movistar y el Ineos le brindaron su ayuda. “Hay gente peligrosilla”, decía Txente García Acosta para justificar que tirasen atrás, defendiendo los intereses de Enric Mas, cuando llevaban a Einer Rubio y Lazkano por delante. Menos equilibrios tuvo que hacer el Ineos. “Se ha liado una buena. No es la mejor situación para nosotros”, asentía Xabi Zandio.
La satisfacción del Jumbo
“Hemos ganado la etapa y hemos sacado tiempo. Ese era el plan”, sacaba pecho Roglic. “Día perfecto”, resumía Vingegaard.
Solo entonces, con Arcas y Eviti, del equipo telefónico, y con Heiduk, Fraile y hasta Ganna, por parte de los británicos, colaborando con Serry y Pedersen, pudieron empezar a acercarse. Empezaron el último puerto con 4 minutos. Poco más le quitaron a un escalador con un cambio de ritmo endiablado como Kuss, que aún no quiere mirar a Madrid pese a su bonita ventaja. “No, no. Para mí ganar una etapa ya es increíble. No soy un hombre de generales. Tengo que disfrutar del momento”, confesaba el vencedor, exultante, que incluso chocó las manos con el público antes de cruzar la meta.
“Hemos ganado la etapa y hemos sacado tiempo. Ese era el plan”, sacaba pecho en meta Roglic. “Día perfecto”, resumía Vingegaard.
A 4 km de meta el esloveno y el danés, mano a mano, vieron que Evenepoel no iba fino y le atacaron. En un principio, Enric Mas les siguió hasta que dijo basta. “Me han reventado”, el balear del Movistar, que entró en crisis en los últimos 500 metros. “Como digo, me conformo si este es el mal día”, encajó el golpe Evenepoel.