Nadal y la sombra del padre

POR LA ESCUADRA

Nadal y la sombra del padre

Recién eliminada en Wimbledon, Paula Badosa desmintió que las declaraciones pospartido sean, inevitablemente, tediosas, a veces por un exceso de gentileza periodística, otras porque muchos de los entrevistados no dan más de sí. “No soy Rafa Nadal ni lo voy a ser. Nos hemos malacostumbrado en España. Ojalá algún día pueda hacer algo parecido, pero me gustaría que se exigiera un poco menos”, señaló.

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Rafa Nadal celebrando otro punto más

ANDY RAIN / EFE

Y ahí entramos en un concepto muy de moda, dentro y fuera de las canchas: la presión. Uno entiende a Paula Badosa. Juega al mismo deporte que Nadal, es del mismo país y tiene posibilidades de llegar a la cima. Dicho esto, puede estar tranquila porque a nadie se le ocurre esperar que sea la versión femenina de Nadal. Solo Nadal se exige tanto y ahí está, en semifinales, dando unos recitales diarios de lo que es, en teoría, el ocaso deportivo. Ni siquiera Messi –salvo la bala de oro del Mundial de Qatar–, o Cristiano Ronaldo apuran el tramo final de su vida deportiva con tanta plenitud como el de Manacor.

Badosa avisa que no es Nadal “ni lo voy a ser”; nadie lo espera, solo se desea que sea ella...

Paula Badosa habla de un problema eterno, irresoluble y bicéfalo: los grandes campeones, como los padres relevantes, ¿lastran las carreras o las impulsan? Yo no creo que el asunto sea ibérico. Francia siguió esperando otro Jacques Anquetil décadas, toda esperanza del boxeo en Italia era el nuevo Benvenutti y Alemania aún confía en un Boris Becker del siglo XXI. Lo que sí es español es restregar al que viene las virtudes del que se ha ido pero eso ya no es meter presión sino tener mala leche...

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Paula Badosa en Wimbledon 2022

AFP7 vía Europa Press / EP

Quizás Paula Badosa debería fijarse en referencias tenísticas más alejadas en el tiempo, como Manolo Orantes, el zurdo que supo sobreponerse a la sombra del gran Santana, padre y a ratos padrastro del tenis español. A ellos les deben mucho todos los que les siguieron y hablamos de medio siglo. No habría tantas pistas ni licencias ni afición sin ellos.

Nadal es una sombra tan o más poderosa como la de Santana en su día. Con Santana, parecía que o yo o el diluvio. Y no fue ni lo uno ni lo otro porque los mejores, los más grandes, estimulan y ahí quedó el palmarés de Orantes.

Nadie espera de Badosa o Alcaraz que sean Nadal sino que sean ellos. Que exploten el talento sin obsesionarse en Nadal. De lo contrario, están perdidos. Eso sí, les ha tocado convivir y practicar el mismo deporte que el más grande. Una suerte, no un problema.

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