Las viejas estrellas mantienen el fulgor

POR LA ESCUADRA

Las viejas estrellas mantienen el fulgor

Se habló de la pandemia como un eje divisor de generaciones en el deporte, y no faltaban razones para considerarlo. Se abrió un vacío abismal que sólo podía compararse con los dos grandes periodos de guerra mundial. Se paralizó el planeta y los deportes se ajustaron como pudieron a un tiempo miserable. Los tradicionales grandes acontecimientos, caso de los Juegos Olímpicos, Eurocopa de fútbol o Mundiales de atletismo, quedaron suspendidos o postergados, indicando un cambio de época y, con toda probabilidad, de figuras. Se avecinaba una década para los jóvenes, o el final de las dos anteriores para las estrellas que emergieron a principios de siglo. No ha sido así. Los veteranos resisten, y de qué manera.

Horizontal

Stephen Curry, jugador de los Golden State Warriors 

Jeff Chiu / AP

A estas alturas se deciden varias de las principales competiciones, o se inicia la temporada en otras. El fútbol ha resuelto las ligas y la Copa de Europa, con un ganador que llegaba a su ocaso hace dos años y que ahora acaba de completar una temporada inolvidable. Al Real Madrid le define la experiencia y clase de varios jugadores que superan la treintena y en algunos casos están más cerca de la siguiente frontera. Modric cumplirá 37 años en junio. El próximo diciembre Benzema llegará a los 35. Kroos, Casemiro, Courtois, Carvajal y Alaba también han traspasado la frontera que hasta hace poco invitaba a pensar en el declive. Han sido capitales en el éxito del equipo, cuando no se les esperaba, tras tres eliminaciones sin demasiada gloria en la Copa de Europa. Es más que probable la concesión del Balón de Oro a Benzema, que hasta 2021 era el perenne olvidado de las votaciones. Del magisterio de Modric no hay dudas, cualquiera que sea su edad, de la misma manera que costará ver en el banquillo al resto de veteranos.

Stephen Curry y Benzema coinciden en edad. Como sucedió con el francés, no faltaron interrogantes cuando el sensacional base de los Warriors ingresó en la NBA, procedente de una universidad (Davidson) de escaso prestigio en el circuito competitivo estadounidense. Le faltaban centímetros, kilos y velocidad. Le bastó un año para negar a los críticos y un poco más para transformar el baloncesto profesional. Curry llevó el juego al exterior, los triples y los quintetos ligeros, versátiles, sin dependencia de los gigantes.

Los Warriors ganaron tres campeonatos, llegaron a la final otras dos veces y se evaporaron en la pandemia, aquejados por las lesiones de Curry y Klay Thompson, el otro veteranísimo que ha regresado tras sufrir lesiones de larguísimo alcance. Como el Madrid, los Warriors han regresado donde solían, a las finales, con sus viejas figuras inalterables. Más pronto que tarde se producirá el cambio de guardia, pero la pandemia no lo ha adelantado. Nadal juega la final de Roland Garros, 17 años después de ganar el torneo por vez primera. Sus achaques son evidentes, pero su influencia no se disipa. En enero, con 35 años, conquistó el Abierto de Australia. Dos días después de cumplir 36 disputará la final en un recinto de nuevo abarrotado, tras el vendaval Covid 19 que dejó a los estadios en los huesos.

Estamos en el año de Benzema y Modric, de Curry y Thompson, de Lewandowski al frente de los artilleros, de Nadal y Djokovic en las pistas de tenis, de futbolistas, baloncestistas, atletas y nadadores que se resisten a entregar el testigo. El dinero del deporte profesional ayuda a estirar las carreras, sostenidas por los progresos en ámbitos que mejoran apreciablemente el recorrido de los deportistas, pero la renuncia a perder el brillo también nos dice que hemos asistido al fulgor de una fabulosa generación de estrellas.

Mostrar comentarios
Cargando siguiente contenido...