Son las siglas en inglés de “el más grande de todos los tiempos”. De esta manera fue como la prestigiosa editorial Taschen tituló el maravilloso libro, de edición limitada y treinta kilos de peso, que contenía espectaculares fotos exclusivas en color dedicadas a la carrera del púgil Muhammad Ali, el tres veces campeón mundial de los grandes pesos, título del que fue desposeído por su negativa a alistarse en el ejercito de EE.UU. para combatir en la guerra de Vietnam en 1966, estando sin licencia para poder combatir durante cuatro largos años. En 1999, la prestigiosa revista Sports Illustrated lo reconoció como el mejor deportista mundial del siglo XX, distinción que también fue compartida por la BBC, que nadie se atrevió a discutir.
Con su dramática victoria contra Daniil Medvedev en la final del Open de Australia, Rafa Nadal trepó a los más alto del ranking de victorias en torneos del Grand Slam, con un total de veintiuno, superando en una a sus grandes rivales en el big three , Roger Federer y Novak Djokovic. Con esta nueva gesta, 17 años después de que ganase su primer grande en la tierra batida de Roland Garros, el de Manacor ya no es únicamente una leyenda del tenis, gracias a su incomparable palmarés, sino que su aureola es también la de un deportista comprometido con los problemas de la sociedad actual, tal como pudieron comprobar los vecinos de Sant Llorenç des Cardessar durante las torrenciales tormentas del 2018, en que Rafa se sumó como uno más a las tareas de achique de agua y barro, en que se encontraba sumida la pequeña localidad balear.
A sus treinta y cinco años, cuando las lesiones lo tenían apartado de las posiciones delanteras del exigente listado clasificatorio de la ATP, Nadal ha vuelto a demostrar que a esfuerzo y sacrificio no le gana nadie, como pudo comprobar Medvedev, el número dos del ranking, diez años menor, cuando acariciaba la victoria con dos sets a su favor y dominando con autoridad al inicio del tercero. Allí fue donde apareció el ADN competitivo de Rafa, fomentado por una serie de valores inculcados por un entorno familiar desde temprana edad, especialmente por el “oncle” Toni, que durante tanto tiempo tuteló magistralmente su carrera.
Nadal es el nuevo GOAT de lo que llevamos de siglo, y si no que se lo digan al bueno de Àlex Corretja, el mejor comentarista deportivo de todas la cadenas televisivas. En el 2015, acudió orgulloso a la ceremonia conmemorativa del centenario del torneo de Gstaad, acompañado de sus hijas Carla y Aroa, y a ellas las tres victorias de su padre en dicho torneo les parecían poca cosas al lado de los 13 títulos, por aquel entonces, de Rafa en Roland Garros.