El actor y director de teatro Hermann Bonnín Llinàs ha muerto a los 84 años de edad, según ha anunciado este jueves su hija, la también actriz Nausicaa Bonnín. “Hoy, Hermann ha hecho un mutis tan elegante y discreto como ha sido su vida... sin hacer ruido... ‘Escuchad este silencio’, decía su querido Joan Brossa”, ha escrito en su hija en las redes sociales.
En su larga trayectoria, Bonnín recibió el premio ADB a la mejor trayectoria artística (1981), el Premio Ciudad de Barcelona en el apartado de teatro (2003) y el P remio Nacional de Cultura del CoNCA (2013). Desde 2011 es miembro numerario de la Academia de Bellas Artes de Sant Jordi y en 2019 fue nombrado académico de honor de la Academia del Cine Catalán.
Antiguo alumno del Instituto de Teatro de Barcelona, Bonnín también dirigió la institución durante la década de los 70 y contribuyó a su reforma y configuración actual. Tras lo cual pasaría a ser el director del Centro Dramático de la Generalitat de 1982 a 1988. Diez años más tarde, cofundó, junto al ilusionista y mago Hausson, el Brossa Espai Escènic, un pequeño teatro de Barcelona que dirigió hasta sus últimos días con el nombre de La Seca Espai Brossa, donde estrenó varias obras del poeta y dramaturgo catalán bajo su dirección, como Interior o Diumenge.
Fuera de Catalunya, fue director de la Escuela Superior de Arte Dramático del Teatro Real de Madrid, donde inició su carrera, y miembro del Consejo Nacional de Teatro del Ministerio de Cultura.
Con más de una treintena de obras a sus espaldas, como director teatral destaca su versión de La Gavina” de Chéjov, con traducción de Joan Oliver, de 1979, un año en el que también trabajó en L’ombra d’un copalta damunt de l’asfalt, en homenaje a la vanguardia escénica, con textos de J.V Foix. Dirigió obras de August Strindberg, de Joan Brossa o en 1986, Savannah Bay, de Marguerite Duras, mientras que un año más tarde se encargaría de “És així si us sembla”, de Eduardo De Filippo, y en 1999 acometió Para Federico un son, con textos de Federico García Lorca, con el que obtuvo el premio Sebastià Gasch del FAD a la mejor dirección.
En el año 2000 fue reconocido con el premio Butaca a la mejor dirección escénica por La mà de mico, de Salvador Vilaregut. También dirigió, entre otras, El fabricant de monstres, de Max Maurey; Nausica, de Joan Maragall; Don Juan, príncipe de las tinieblas, de Palau i Fabre, en el Teatro Español de Madrid, o Retorno a Andratx, de Baltasar Porcel.
En el año 2011 volvió a dirigir una obra de Joan Maragall, El comte Arna”, y en 2013 La meva Ismènia, de Eugène Labiche.
En el año 2015, en el Festival de Almagro presentó su revisión del auto sacramental de Calderón de la Barca, La cena del Rey Baltasar, con elementos circenses, y donde se explora “a fondo la dimensión del hombre y sus contradicciones entre el bien y el mal”.
Como actor pisó los escenarios con obras como El banquet, Qui té por de Virgínia Woolf?, o Electra, y en cine debutó en el año 1987 con La senyora, de Jordi Cadena, con quien repitió un año más tarde en És quan dormo que hi veig clar.
Estuvo, asimismo, en El largo invierno, de Jaime Camino, en La ciudad de los prodigios, de Mario Camus, y en Volvéras, de Antoni Chavarrías, entre otros proyectos.
En televisión participó en La febre d’o”, de 1993, de Gonzalo Herralde, y fue director, junto con Sergi Casamitjana de Andrea, que protagonizó. Fue coguionista de películas como Els papers d’Aspern, dirigida por Jordi Cadena en 1991.