Cuba: funk y hip hop bajo embargo
El mensaje irónico de La Habana
Los nuevos artistas cubanos homenajean los géneros afroamericanos ‘made in USA’, pero por motivos electoralistas Trump y el lobby de Miami les cierra las puertas
Con sus Pontiac descapotables de los años 50 color rosa eléctrico y el icónico estadio latinoamericano de beisbol, La Habana siempre transmite un mensaje irónico: la cultura cubana no sería la misma sin Estados Unidos. Y, en el ámbito de la música, más que en ninguno. El flujo y reflujo de influencias entre los dos paises es evidente. Desde el son de big band de Benny Moré en los cincuenta hasta el hip hop y funk ya de moda en los locales más en boga de La Habana alternativa como el Centro Cultural Bertold Brecht o la Fábrica de Arte.
De ahí la tragedia para ambos países de que, tras dos años de apertura durante la presidencia de Barack Obama , Donald Trump volvió a cerrar la puerta al intercambio musical.
Creó mucha ilusión a los jóvenes lo que hizo Obama, cosas antes impensables que generaron muchas oportunidades para los artistas”
“Nos generó mucha ilusión a los jóvenes lo que hizo Obama, cosas antes impensables que generaron muchas oportunidades para los artistas”, dice Frank Pedroso, el rapero afrocubano del grupo Ron con Cola que mezcla el funk y el hip hop con las cadencias de la rumba y el son.
El espectáculo cubano en el Kennedy Center de Washington en abril del 2018 –con actuaciones de una serie de artistas desde los Van Van hasta el Ballet Nacional de Cuba– fue el momento culminante de la apertura pero, tres años después de la inauguracion de Trump ya se cerraban las puertas. “Justo cuando empezamos a ver lo bueno de la apertura, se dio un giro de 180 grados y todo paró“, explica Leo Nel, el mánager de Ron con Cola que salpica sus comentarios sobre la fusión del hip hop cubano con citas de Fidel Castro. Aunque la última canción del grupo, Delante de la gente se inspira más en Michael Jackson que en Silvio Rodríguez. “EE.UU. puede ser el principal pilar de la banalización de la música pero los grupos necesitamos un mercado y lo que triunfa en EE.UU. triunfa en el mundo”, añade.
Aunque existe una excepción en el embargo estadounidense para materia creativa como música, cine o literatura, el cerco se ha estrechado para artistas que quieren promocionarse en EE.UU.. El año pasado se cerró la embajada en La Habana lo cual obliga a artistas a visitar un tercer país para solicitar un visado encareciendo cualquier viaje. A la vez Trump prohibió gran parte del turismo cultural estadounidense que había empezado a traer a posibles fans y representantes de la industria de la música estadounidense a los hoteles y los clubes musicales en la Habana.
La activación del Capítulo Tres de la ley Helms Burton extiende el muro hasta terceros países ya que permite acciones judiciales contra empresas que ocupan suelo expropiado tras la revolución . Hasta la fecha las demandas contra grupos como Meliá y o Iberostar han sido desestimadas. Pero “por la incertidumbre hay menos inversión hotelera y un nuevo hotel es una oportunidad para hacer música”, dice Pedroso, que participó en la producción de un videoclip en el Malecón el año pasado con la rapera cubana Telmary para protestar contra la ley. Por si fuera poco, la pandemia de la Covid-19, pese a que haya sido controlada con éxito en Cuba, ha forzado la suspensión de conciertos y festivales dentro y fuera de Cuba.
Conforme se abre la última batalla por los votos en Miami en la precampaña electoral, artistas cubanos como Gente de zona y Haila Maria Mompié se han convertido en blancos de los grupos conservadores del exilio cubano. Hasta se canceló un concierto del artista de reguetón Jacob Forever ,que vive en Florida y homenajea más a los cuerpos femeninos que las revoluciones. Había sido fotografiado probándose una camiseta de Che Guevara.
Las medidas contra la música cubana en Miami chocan con una opinión publica ya mayoritaria que favorece la conciliación. “Cientos de miles de cubanos han dejado la isla en las dos ultimas décadas y van y vienen desde Miami, escuchan la misma música que jóvenes en La Habana, llevan la misma ropa, los mismo cortes de pelo. Pero esa es la mayoría silenciosa; los que tienen la voz mas fuerte son pocos pero son más radicales desde las medidas de Obama” , dice Collin Laverty , promotor cultural y presidente de Cuba Educational Travel que organizar viajes culturales a Cuba desde EE.UU.
Cientos de miles de cubanos han dejado la isla en las dos ultimas décadas y van y vienen desde Miami, escuchan la misma música que jóvenes en La Habana, llevan la misma ropa, los mismo cortes de pelo. Pero esa es la mayoría silenciosa”
El dúo de hip hop, La Reyna y la Real, es un buen ejemplo de como la ilusión se convirtió en desencanto para los jóvenes músicos cubanos. Participaron con dos actuaciones en el evento del Kennedy Center y fueron ampliando su base de fans en EE.UU. gracias a las visitas culturales a Cuba. Su canción Que se queme el arroz, una canción de rap feminista, logró abrir un hueco en el mercado estadounidense. “Nosotros tenemos fans en EE.UU. pero ya es mucho más difícil”, dice Yadira Pintado, alias La Real.
Mientras que Spotify o YouTube distribuyen su música, el dúo de raperas no puede cobrar directamente debido a las sanciones que se aplican a los bancos y otras transacciones financieras con Cuba. No deja de ser irónico porque las dos jóvenes raperas son amantes del hip hop estadounidense. “Nuestra primera influencia era Tupac Shakur. No hay que evitar lo que viene de EE.UU; no vamos a perder nuestra identidad cubana; lo tenemos en la sangre y nuestro hip hop es muy diferente de el que hay en EE.UU.”, dice la otra rapera Reyna Hernández.
Tal vez los tiempos mejores volverán tras las elecciones. Aunque el candidato demócrata Joe Biden también busca votos en el exilio de Florida con un discurso conservador, se da por hecho que el ex vice presidente de Obama reanudaría la política de estrechamiento de relaciones iniciada con el histórico encuentro entre Obama y Raúl Castro en marzo del 2016 y aquel concierto emblemático de los Rolling stones, unos días después. Aunque en el mundo del funk y hip hop cubano todos saben que los auténticos embajadores de la política de tender puentes eran Beyoncé y Jay-Z que visitaron la isla en 2013.
Embargo o no embargo, algunos artistas han demostrado que es posible cruzar la brecha de 145 kilómetros de Cuba a Miami. Cimafunk, el James Brown del afro funk cubano, sacó un grandes hits de la música latina en el 2018 con su canción Me voy pa mi casa y se espera que el próximo disco alcance un público aún mas amplio. “Me identifico mucho más con el flow americano (estadounidense) , pero mis primeras influencias son cubanas; salen desde Irakere, que tiene mucho funk, NG la Banda, Djaband, Carliños Brown de Brasil; y luego me llegó James Brown”, dijo Erick Iglesias, aka Cimafunk, en una entrevista.
Cimafunk enlaza con los clásicos del son y del danzón también. La canción Potaje, incluye a Omara Portuondo, la Orquesta Aragón y Chucho Valdes yuxtapuesto con un rap funk con guiños a Prince. “Cimafunk ha evitado ser abiertamente político y eso ayuda; y a pesar de todos los obstáculos está triunfando”, dice Laverty que es el mánager de Cimafunk. El nuevo álbum – con la posible colaboración por confirmar del productor Jack Splash, que ganó Grammies con Alicia Keys y John Legend– “va a convertir a Cimafunk en uno de los artistas latinos más grandes del 2021”, vaticina Laverty. Aunque “van a tener que contratar a buenos abogados por si acaso”.