El arte que iluminó unos tiempos grises

CULTURA/S

Dos exposiciones en Barcelona reivindican a una serie de artistas que durante el tardofranquismo estuvieron al mejor nivel de los movimientos internacionales

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Eduardo Chillida: "Abesti gogorra IV", 1959-1964, en la Pedrera 

Colección Fundación Juan March

No todo en el franquismo era gris. Algunos grises servían incluso para expresar gritos y contribuir a crear oasis de color. Aunque esos destellos se viesen y se escucharan mejor desde fuera, y ahora, con una cierta distancia en el tiempo y en el espacio, nos sirvan para entender mejor la resistencia a tantos años de grisura política y social. En esta línea, uno de los principales objetivos de la exposición que propone la Fundació Catalunya la Pedrera con la Fundación Juan March es reivindicar la labor de una serie de artistas que, durante los últimos años de la autarquía franquista, fueron capaces de estar al mismo nivel que algunas de las manifestaciones artísticas internacionales más destacadas y más innovadoras en lo que se ha dado en llamar la segunda abstracción.

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Jackson Pollock: "Painting (Silver over Black. White, Yellow and Red)", 1948, en la Pedrera  

Centre Pompidou

La Brigitte Bardot de Carlos Saura (1959), retrato de un icono reducido a violentos trazos negros que son en sí un grito, La Gran ics , de Tàpies (1962), o Les rodes , de Josep Guinovart (1964), demuestran las equivalencias entre la denuncia plástica de la sociedad desértica que se produjo como resultado de la guerra civil española y las llamadas de atención de grandes nombres, tras la Segunda Guerra Mundial, que han pasado a la historia, como Mark Rothko, Willem de Kooning, Jean Dubuffet o Jackson Pollock.

A partir de 1945, vemos que son muchos los y las artistas que se suman a lo que propone el informalismo, ese deseo de representar la realidad a través de un gesto espontáneo que se mezcla con la materia; y lo que promueve la armonía y el orden promovidos por la abstracción geométrica.

⁄ El propio franquismo quiso utilizar la vitalidad de todos esos artistas para blanquear su política cultural e imagen

La trascendencia de tal movimiento en España se deduce de dos fenómenos: en primer lugar, el hecho de que el propio franquismo quisiera utilizar la vitalidad de todos esos artistas que trabajaban en el informalismo y el expresionismo abstracto, la abstracción lírica y gestual, la abstracción geométrica, el arte óptico-cinético, la abstracción post-pictórica o la pintura de campos de color, para blanquear su política cultural y presentarse internacionalmente, a finales de los cincuenta, como un país moderno –mientras que en España era prácticamente imposible ver expuestas esas obras–; y, en segundo lugar, la aparición del Museo de Arte Abstracto Español de Cuenca, promovido por el artista de origen filipino Fernando Zóbel, que abrió sus puertas el 1 de julio de 1966 y que actualmente es propiedad de la Fundación Juan March. 

Precisamente, las obras de mejora en este espacio han propiciado la itinerancia de las obras que Zóbel adquirió y que convirtió el museo castellano en un reducto de agitada actividad artística y cultural. Como escriben los comisarios de la exposición, Manuel Fontán del Junco, Sergi Plans y Marga Viza, el de Zóbel fue un museo de artistas para artistas sin museo que apareció “de la manera más inesperada, en una fecha intempestiva y en un lugar bastante improbable”. Más improbable fue aún la efímera experiencia del Museu d’Art Contemporani de Barcelona (1960-1963), bajo el impulso de Alexandre Cirici Pellicer y del jurista y crítico de arte Cesáreo Rodríguez-Aguilera, creado en la cúpula del Teatro Coliseum, siguiendo el ejemplo del MoMA de Nueva York, y que también está presente en el discurso de la muestra para seguir recuperando una generación de artistas catalanes no siempre reivindicada como merece, la compuesta por Modest Cuixart, Joan-Josep Tharrats, Joan Hernández-Pijoan, Guinovart o Albert Ràfols-Casamada.

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Imagen de la exposición en la Fundación Suñol 

Santi Periel

Además de difundir la labor de Zóbel, quien en estos momentos protagoniza una exposición en el museo del Prado, Viza destaca el trabajo realizado desde el co-comisariado para traer a Barcelona algunas de las obras más destacadas del expresionismo abstracto y que han hecho posible, por ejemplo “ver el cuadro con el que desayuna diariamente el hijo de Rothko”. Así, al parecer de la co-comisaria y directora de Cultura de la Fundació La Pedrera, se cumple un triple objetivo: conocer la segunda abstracción “en años muy complicados para la sociedad española”, poner a los artistas españoles en un contexto internacional y ver todos los caminos posibles con los que se manifestó la abstracción.

Complementaria a la muestra de La Pedrera, en la Fundación Suñol puede visitarse Memorias cruzadas. Las colecciones como territorio de creación , comisariada por Glòria Picazo. En esta ocasión, se ofrece un recorrido sintético a las exposiciones de Josep Suñol y la de Zóbel para reivindicar la importancia de los dos coleccionistas en el hito expresivo que supuso el arte abstracto en las últimas décadas de la dictadura. Además, Picazo ha “sumado la mirada de artistas actuales”, como Pep Vidal, Joana Moll o Julia Spínola, que reinterpretan las colecciones a partir de una selección de los fondos.

⁄ El Museo de Arte Abstracto Español de Cuenca apareció de manera y en fecha y lugar muy improbables

Durante varios meses la exposición se ha propagado en diferentes actividades llevadas a cabo en distintas instituciones y espacios de la ciudad; así, se ha querido ampliar el conocimiento de un lenguaje artístico y sus principales artífices, pero también se ha puesto en contexto la particularidad de un grupo amplio de artistas catalanes y españoles que intentaron sobrevivir al desierto dejando oasis que dan profundidad y continuidad a la historia.

Los caminos de la abstracción, 1957-1978. Diálogos con el Museo de Arte Abstracto Español de Cuenca

Comisarios: Manuel Fontán del Junco, Sergi Plans y Marga Viza, La Pedrera, Barcelona,

www.fundaciocatalunya-lapedrera.com.

Hasta el 15 de enero

Memorias cruzadas. Las colecciones como territorio de creación

Comisaria: Glòria Picazo. Fundació Suñol, Barcelona, www.fundaciosunol.org.

Hasta el 14 de enero

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