Hay autores cuyo halo legendario hace imposible hablar de su obra sin referirse también a su persona. Es el caso de Yoshiharu Tsuge, autor huidizo y melancólico. Nació en Tokio en 1937 y creció en unos años de posguerra marcados por la pobreza, tema habitual en sus historietas. Ejerció todo tipo de trabajos y los abandonó al cabo de poco. También el cómic lo practicó de manera intermitente hasta dejarlo definitivamente en 1987, tras un severo ataque de neurosis, afección que ya lo había llevado a ingresar en un centro psiquiátrico años atrás. Desde la década de 1960 se había ganado el estatus de autor de culto en Japón, donde contribuyó al nacimiento de un manga de autor.
Títulos como La mujer de al lado o El hombre sin talento, demuestran su habilidad en la creación de relatos melancólicos y sofisticados, simbólicos y poéticos. Hoy se consideran, con justicia, obras maestras del cómic. En ellos, Yoshiharu Tsuge toma como punto de partida su soledad, su desesperación y su visión desengañada del mundo para elaborar unas historias ambiguas y de final abierto, a veces llenas de fantasía, a veces crudamente reales. Consigue retratar sentimientos humanos complejos y convertirlos en un material literario de primer nivel. La alienación, la culpa y el fracaso personal son otros de sus asuntos favoritos.
La reciente publicación de Flores rojas (Gallo Nero) invita a recuperar y reivindicar este autor que hasta hace muy pocos años permanecía casi inédito en Occidente. A penas un par de apariciones en la revista estadounidense Raw, de Art Spiegelman, y una progresiva traducción de sus álbumes en Europa en las dos últimas décadas. El mismo Tsuge frenó la traducción de sus obras al considerar que su sentido escaparía al lector occidental.
Flores rojas recopila 14 relatos cortos aparecidos entre 1966 y 1968 en la revista Garo, una célebre publicación dedicada a la historieta alternativa y de vanguardia. En esta recopilación se constata la evolución de Tsuge desde el estilo inicial, redondeado y cercano al manga de Osamu Tezuka, hasta la aparición gradual de un trazo mucho más personal y propio del estilo gekiga, donde los protagonistas acusan un cierto feísmo y el paisaje adquiere una importancia dramática de primer nivel.
Destacan relatos como Chiiko, donde el devenir de un pájaro se convierte en la triste metáfora del momento por el que pasa una joven pareja y que supone uno de los primeros casos en los que Tsuge habla de sí mismo. O Salamandra, cuyo anfibio se convierte en una clara metáfora del autor. O Relato de una playa, una bella historia de amor que acaba cuando el amor empieza. El libro termina con relatos que tienen en los viajes su común denominador, lugares en donde aparece el Japón tradicional evocado con nostalgia. Allí transitan vagabundos y otros personajes excéntricos que, en El iglú de Ben, se convierten en los compañeros de un dibujante de manga que busca desaparecer.
Flores rojas es el cuarto título que la editorial Gallo Nero publica de Yoshiharu Tsuge, tras El hombre sin talento, La mujer de al lado y Nejishiki.
El hombre sin talento
La obra más conocida de Yoshiharo Tsuge. Un relato unitario en seis capítulos protagonizado por un autor de manga que rechaza compromisos y trabajos por encargo y que para sobrevivir prueba suerte vendiendo piedras o cámaras usadas, como hizo el mismo artista. Bloqueado, incapaz de encajar en la sociedad, su vida es una oda al fracaso que él afronta con resignación y dignidad. Un álbum memorable.
La mujer de al lado
Otra de las obras maestras de autor. Ideal para el lector que quiera introducirse en su obra. Seis historias elaboradas en un momento en el que Tsuge ya padecía una frágil salud física y mental. Narraciones intimistas e íntimas, contadas con un ritmo reposado, con diálogos exactos, dotados de una fuerza tranquila en donde los silencios explican más que muchas palabras. Personajes nihilistas, siempre al filo del abismo, que han sido expulsados del progreso y de la bonanza económica que vive Japón durante esos años.
Nejishiki
El relato que da título al libro es el episodio que marcó la carrera de Tsuge. Rompió todos los códigos del manga y causó un impacto enorme entre los historietistas japoneses de la época. Un relato surrealista y asfixiante, basado en un sueño del propio autor. El libro contiene otros relatos cortos con gran protagonismo de la sexualidad, la soledad y la violencia. Crudo y descarnado. Se cierra con Las manos en la ventana, con un surrealismo digno de Magritte.
Yoshiharu Tsuge
Influencia y reconocimiento
La influencia de Yoshiharu Tsuge es patente en autores como Yoshihiro Tatsumi (Pescadores de medianoche) así como en aquellos que se incorporaron más tarde a la revista Garo, caso de Seiichi Hayashi (Polen dorado), Shin’ichi Abe (Los sentimientos de Miyoko en Asagaya) y Oji Suzuki (Tokyo Goodbye), quienes también abrazarán otras muchas influencias en sus historietas, algunas de tipo literario (la novela de vanguardia) otras de tipo cinematográfico (la nouvelle vague), que condicionarán el tono de los relatos. Yoshiharu Tsuge también influenció a su hermano pequeño, Tadao Tsuge, autor del voluminoso Mi vida en barco.
En 2020 el Festival de Angoulême otorgó a Yoshiharu Tsuge el premio honorífico y le dedicó una exposición muy justamente titulada Ser sin existir. Ya en este 2022, fue elegido miembro de la Academia de Arte de Japón, junto a Tetsuya Chiba, en lo que supuso la entrada del cómic en esa institución.