El buen momento creativo que vive de la novela gráfica se comprueba con la publicación de obras tan extensas y ambiciosas como L’accident de caça, un trabajo en el que se aprovechan las posibilidades narrativas y plásticas de la historieta para construir un relato que ningún otro medio podría contar de la misma manera. Se publicó originalmente en Estados Unidos, en 2017, y en enero de este año se convirtió en noticia tras recibir el premio al mejor cómic en el festival de Angulema, en Francia.
L’accident de caça es la primera historieta del ilustrador Landis Blair y del realizador David L. Carlson, quien inicialmente la escribió como un proyecto cinematográfico. El título supone también el estreno de la Editorial Finestres, que se anota el tanto de publicar este cómic en catalán –con la solvente traducción de Carlos Mayor– antes de que aparezca la versión castellana en Planeta.
En 1959, en una ciudad de Chicago con las calles nevadas, el pequeño Charlie se reencuentra con su padre, Matt, del que se separó bruscamente años atrás. Matt es ciego y se pasa el día escribiendo extraños textos sobre Dante con su máquina braille. Perdió la vista de joven, en un fatídico accidente de caza con dos amigos. O eso es cuando menos lo que él explica.
La verdadera historia la contará el mismo Matt cuando vea que su hijo está a punto de entrar en la prisión. Es entonces cuando el padre revela que estuvo en prisión y que compartió celda con Nathan Leopold, protagonista de uno de los crímenes más escabrosos e inexplicables de la época: el secuestro y posterior asesinato de un adolescente de 14 años. No había un móvil claro para tal aberración, simplemente la ambición de llevar a cabo un “crimen perfecto”, tras una mala lectura de las tesis del superhombre de Nietzsche.
El caso es real y el guionista lo investigó a fondo durante seis meses. Leyó los relatos inéditos del propio Matt Rizzo y tardó un año en escribir el guion. Luego vinieron cuatro años más de trabajo para el dibujante. El resultado es una poderosa novela gráfica de casi 500 páginas que aborda con solvencia grandes temas de la literatura como la relación padre e hijo, la mentira, la culpa o la redención. Una fascinante historia en donde la novela negra se mezcla con la poesía cuando el culto Nathan instruye a Matt entre barrotes y le descubre la obra de Dante y su Divina comedia.
La temática y el aspecto gráfico de la obra se mezclan hasta acabar siendo indisociables
Una de las virtudes de L’accident de caça es que la temática y su aspecto gráfico se mezclan hasta acabar siendo indisociables. Y ahí es donde el grafismo de Landis Blair adquiere todo su sentido. Ese estilo expresionista en blanco y blanco, plumeado, en donde miles de trazos dibujan oscuras viñetas que evocan la ceguera del narrador. Esas líneas entrecruzadas que recuerdan los grabados de viejos libros como los que Gustave Doré hizo para la mismísima Comedia de Dante.
Pero es que además, el descenso por los círculos de los infiernos que relató el poeta italiano cobra una nueva dimensión en L’accident de caça al saber que la prisión de Stateville en donde Matt y Nathan están recluidos es un centro carcelario circular (panóptico, lo llaman) en donde todas las celdas miran hacia una torre central de vigilancia. Una omnipresente torre que es como un ojo que todo lo ve. Justo lo contrario de lo que lo que le ocurre al protagonista de esta densa, oscura y fascinante novela en viñetas.
Caso real
Un gran ejemplo de cómic ‘true crime’
Desde la publicación de From Hell (1989), de Alan Moore y Eddie Campbell, el cómic no contaba con un ejemplo tan ambicioso de relato basado en un crimen real. El género del true crime está en boga gracias a programas de radio, televisión, podcasts y por supuesto libros. El ejemplo fundacional es la novela de no ficción A sangre fría (1965), en el que Truman Capote relató los asesinatos perpetrados por Richard Hickock y Perry Smith. Más recientes son los casos relatados en novelas como El adversario (2000) de Emmanuel Carrère o Tor. Tretze cases i tres morts (2005) de Carles Porta.