‘Art brut’, entre la genialidad y la locura

En clave de cómic

En ‘Un mundo de art brut’ Oriol Malet y Christian Berst firman un subyugador ensayo-cómic sobre obras creadas fuera de los circuitos oficiales

Un mundo de art brut, de Oriol Malet y Christian Berst

Detalle de una página de 'Un mundo de art brut', de Oriol Malet y Christian Berst

Norma Editorial / Comanegra

Las fronteras del arte son difusas. Y si se trata de un arte nacido al margen de los circuitos oficiales más difícil aún resulta comprender sus límites, definirlo y conocer una historia que, por no ser académica, parece escurrirse cuando con más firmeza intentamos fijarla. El término art brut fue acuñado por el pintor francés Jean Dubuffet en 1945 para referirse al arte creado por personas sin formación académica, ajenas al mundo artístico. A menudo ha sido calificado como el arte de los locos, el de los transgresores del canon, el arte de los que van a contracorriente de modas.

Por eso resulta especialmente oportuno que el impulsor de Un mundo de art brut sea alguien como Oriol Malet, con una larga trayectoria en el mundo de la ilustración y una incipiente pero ya destacable carrera en terreno de la historieta. Malet ha escrito y dibujado este cómic, con la complicidad del galerista Christian Berst en el guion.

Un mundo de art brut, de Oriol Malet y Christian Berst

Dos de las páginas iniciales de 'Un mundo de art brut'

Norma Editorial

Un mundo de art brut (publicado en castellano por Norma Editoral y en catalán por Comanegra) se presenta como un excelente ensayo en forma de cómic que tiene la impagable virtud de ser claro en el planteamiento, emocionante en su desarrollo y tremendamente emotivo en algunas escenas. Un logro que se consigue en primer lugar gracias la estructura de la historia, mezclando con naturalidad conceptos que en otras manos harían huir al lector más voluntarioso o reducir su público a los expertos en historia del arte. Nada de esto ocurre aquí. El cómic consigue que los conceptos fluyan desde el inicio, sin abrumar y sin que se nos antojen forzados en ningún momento.

La historia arranca en el museo de arte contemporáneo de Berna, cuando la solitaria visita de la protagonista por las salas de ese centro se anima inesperadamente con la aparición de tres espíritus especialistas en art brut: el citado Jean Dubuffet, el psiquiatra e historiador del arte Hans Prinzhorn y el comisario de exposiciones Harald Szeemann. Tres figuras capitales del arte contemporáneo (cada una a su manera) que introducirán a la protagonista en algunos de los nombres esenciales en la historia de este arte marginal.

Un mundo de art brut, de Oriol Malet y Christian Berst

Portadas de la edición castellana y catalana del álbum de Oriol Malet y Christian Berst

Norma Editorial / Comanegra

Un excelente ensayo en forma de cómic con la virtud de ser claro, emocionante y emotivo

Malet aborda este álbum como un fértil terreno de juego plástico en el que su dibujo deshilachado y vaporoso se metamorfosea constantemente, no por capricho sino para adaptarse mejor a lo que cuenta este relato sinuoso. Así, este cómic se acerca con inteligencia a la estética y a las preocupaciones de cada artista: el color estalla al tratar la obra de Henry Danger del mismo modo que el blanco y negro del tablero de ajedrez se cuela en las viñetas que tratan sobre Madge Gill. En cambio, al abordar la obra del turbulento Adolf Wölfli las páginas pasan a estar dibujadas con lápices de colores, como los que él mismo conseguía a cambio de regalar dibujos a quienes le visitaban en el hospital psiquiátrico.

Eso permite a Oriol Malet introducir en este cómic las lecciones que él mismo ha aprendido como autor de libros ilustrados, una disciplina que a menudo se muestra más flexible que el cómic ante los cambios de estilo dentro de un mismo álbum. Estas enseñanzas las aplica bien en Un mundo de art brut, con variaciones gráficas y estallidos creativos que descubrimos al pasar la página. Cambios en el tipo de dibujo, en el cromatismo, en la composición de la página. Recursos necesarios para que el lector se sienta parte de esta historia, para que entre sin dificultad en un fascinante relato-ensayo en viñetas que es también una gran historia de aprendizaje, tanto para la protagonista como para los lectores. 

Un mundo de art brut, de Oriol Malet y Christian Berst

Una página de la versión catalana de 'Un món d'art brut' 

Comanegra
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