El danés Magnus von Horn, que se dio a conocer hace diez años con el drama de suspense Después de esto, incursiona de nuevo en el género, esta vez con toques de terror, en La chica de la aguja, un brutal relato basado en hechos reales sobre la maternidad y la presión social sobre las mujeres.
Ambientada en la Copenhague posterior a la Primera Guerra Mundial y aderezada con una poderosa fotografía en blanco y negro, la película sigue a Karoline, una joven embarazada y desempleada –brillante Vic Carmen Sonne– que conoce a una carismática mujer que dirige una agencia de adopción clandestina. La joven asume el papel de nodriza hasta que descubre la espeluznante verdad tras su trabajo.
El director plasma la monstruosidad detrás de la belleza fantasmagórica de cada plano mostrando rostros desfigurados y abortos en baños públicos. Desgarradora.