El hijo de Akenatón subió al trono en el año 1332 antes de Cristo, cuando tenía apenas nueve o diez años. Se casó con su hermanastra Anjesenpaatón pero apenas pudo gobernar una década. Tutankamón fue uno de los últimos faraones de la dinastía XVIII del Antiguo Egipto pero su leyenda sigue viva hoy en día, especialmente desde que ‘volvió a la vida’ en el siglo XX.
El arqueólogo Howard Carter descubrió su tumba en el Valle de los Reyes y pasó varios meses catalogando los objetos de la antecámara antes de abrir el espacio funerario y encontrar el sarcófago en febrero de 1923. El equipo tardó 10 años en desenterrar todo el tesoro debido a la multitud de artefactos hallados (más de 5.000, incluida la icónica máscara dorada).
El ritual que había pasado desapercibido
Un siglo después, la tumba de Tutankamón sigue desvelado secretos, según revela un artículo publicado en la revista The Journal of Egyptian Archaeology. El doctor Nicholas Brown, de la Universidad de Yale, afirma que un modesto conjunto de objetos que hasta ahora se habían pasado por alto tiene una importancia capital en el entierro.
Brown ha analizado unas bandejas de arcilla y los bastones de madera, conocidos como emblemas pedj-aha, colocados en una esquina, cerca del sarcófago del faraón. Objetos que no habían llamado la atención en investigaciones anteriores pero que ahora se han vinculado con un ritual funerario conocido como el Despertar de Osiris.
Howard Carter analizando el tercer y último ataúd antropomorfo de oro macizo, en cuyo interior se encontraba la momia de Tutankamón
Este antiguo rito buscaba facilitar la transformación del gobernante fallecido en Osiris, el dios del inframundo, asegurando así su inmortalidad en el reino espiritual. Y Tutankamón, según dice Nicholas Brown, habría sido el primero en llevar a cabo esta liturgia.
Entre máscaras y zapatos de oro, joyas, suntuosas ropas, estatuas, jarrones… la verdad es que las bandejas y los cuatro bastones de madera de 90 centímetros de altura, colocados a unos 1,5 metros de la cabeza del sarcófago del faraón, inicialmente parecían objetos bastante simples.
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Los primeros análisis habían determinado que estas piezas eran meramente decorativas, sin ninguna otra función más profunda. El experto de Yale, sin embargo, cree que las fuentes se utilizaban para libaciones, es decir, el vertido ritual de una bebida como ofrenda a una deidad, en memoria de los muertos.
Las cuatro bandejas de arcilla estaban colocadas sobre esteras de junco, un elemento fuertemente asociado con las ofrendas rituales. Además, están hechas con barro del Nilo. “Esto potencialmente proporciona una conexión adicional con Osiris, quien era el Señor de la Tierra de Egipto, simbolizado por la rica tierra de la inundación del río, con connotaciones de fertilidad y regeneración”, escribe el autor del artículo.
Algunos de los objetos encontrados en la cámara mortuoria del faraón Tutankamón
Brown apunta en su estudio que probablemente se vertía en ellas agua del Nilo, creyendo que su pureza podía ayudar a revivir el cuerpo del difunto. Por otro lado, los bastones dorados, colocados cerca de la cabeza del monarca, habrían desempeñado un papel central en el ritual de despertar a Tutankamón en el más allá.
Según detallan los textos egipcios, en un antiguo mito se le ordena a Osiris que despierte mediante bastones colocados detrás de su cabeza. La representación más antigua del Despertar de Osiris data de la XIX Dinastía (que gobernó entre el año 1292 y el 1189 antes de Cristo).
Las paredes de la cámara funeraria de la tumba KV62 (o tumba de Tutankamón) en el Valle de los Reyes estaban finamente decoradas
El joven rey gobernó antes, durante la Dinastía XVIII, por lo que el doctor Brown sugiere que el joven faraón fue pionero en este ritual al morir. “Estoy bastante convencido de que lo que vemos en la cámara funeraria de Tutankamón es probablemente la versión más antigua de este ritual que podemos encontrar en el registro arqueológico”, apunta.
Osiris, uno de los dioses más importantes del antiguo Egipto, era el Señor del Inframundo y juez de los muertos. Según la mitología, fue asesinado por su hermano Seth y despedazado, quedando esparcido por todo el territorio egipcio. Tras encontrar todos los fragmentos y recomponer a su marido, su esposa (y hermana) Isis logró resucitarlo durante un tiempo.
El sello intacto de la tumba de Tutankamon
El padre de Tutankamón, Akenatón, cambió las creencias religiosas del país hacia una religión monoteísta centrada en Atón, el disco solar. “Esto también afectó a las creencias oficiales sobre la vida después de la muerte, centradas hasta entonces en la resurrección a través de Osiris, lo cual ya no estaba permitido”, añade.
“Tutankamón y los funcionarios que actuaban en su nombre tuvieron la oportunidad de adaptar, alterar y cambiar las prácticas funerarias reales y reintroducir a Osiris en escena, consolidando los vínculos del faraón con el panteón egipcio tradicional”, señala Nicholas Brown.
Un pene momificado en posición erecta
Según el egiptólogo de Yale, “el programa de restauración de Tutankamón durante su reinado no solo incluyó la restauración de la religión oficial del estado y la reapertura de los templos cerrados, sino también la restauración de creencias más tradicionales sobre la vida después de la muerte y ritos y rituales funerarios reales”.
Incluso la momificación del monarca se realizó para enfatizar su naturaleza como un Osiris recién transfigurado, como indican estudios anteriores. Los embalsamadores, por ejemplo, se esforzaron mucho por momificar su pene en posición erecta, lo que posiblemente significa una conexión con el poder regenerativo del dios del inframundo.
