Las primeras estructuras de Estado surgieron en la Gran Mesopotamia, en lo que hoy en día es Irak, el oeste de Irán, Siria y el Sudeste de Turquía. Fue hace más de 6.000 años, durante el Calcolítico Tardío, cuando los humanos desarrollaron por primera vez instituciones públicas centralizadas capaces de persuadir a comunidades más amplias para que prestaran mano de obra y bienes a un puñado de asentamientos.
Uruk-Warka (Irak) pasó de ser una modesta aldea a ocupar varios centenares de hectáreas a finales del cuarto milenio antes de Cristo. En su apogeo, la ciudad contaba con numerosos monumentos -que los arqueólogos acostumbran a interpretar como antiguos templos- y se ha descubierto que se apostaba por una redistribución de bienes.
Las primeras instituciones estatales
Otras excavaciones recientes en el asentamiento de Shakhi Kora, en el Kurdistán iraquí, han ido incluso más allá. No solo es que los investigadores hayan encontrado nuevas pruebas de las primeras instituciones estatales, sino que han hallado también indicios de que los ciudadanos rechazaron esa forma de gobierno centralizado.
Especialistas de la Universidad de Glasgow han descubierto grandes cantidades de cuencos toscamente elaborados asociados con estas estructuras que apuntan a la provisión de alimentos a una comunidad más amplia, lo que respalda la hipótesis que los orígenes del estado y sus instituciones en Mesopotamia se encuentran, al menos en parte, en su capacidad para proporcionar alimentos, posiblemente a cambio de trabajo comunitario.
El abandono del último de estos espacios institucionales sin evidencia de ataques o derrocamientos violentos apunta a un rechazo deliberado de las formas centralizadas de gobierno, que probablemente implicaban un creciente control, reafirmando que el urbanismo y el estado no son resultados inevitables, señalan los arqueólogos en un artículo publicado en la revista Antiquity.
“Nuestras excavaciones en Shakhi Kora ofrecen una ventana regional única al desarrollo y, en última instancia, al rechazo de algunos de los primeros experimentos con una organización centralizada y tal vez estatal”, afirma la profesora Claudia Glatz, autora principal del estudio.
Glatz y su equipo han estado excavando el asentamiento desde 2019 como parte del Proyecto Regional Sirwan y en colaboración con la Dirección de Antigüedades de Garmian, Región del Kurdistán de Irak. Sus trabajos permitieron descubrir una larga secuencia de estructuras que abarcan varios siglos.
Con el tiempo, los elementos culturales encontrados en el sitio pasaron de reflejar principalmente tradiciones locales a estar estrechamente asociados con la importante ciudad antigua de Uruk, una de las primeras ciudades del mundo y donde se produjeron miles de tablillas de arcilla que contienen los textos escritos más antiguos.
Los investigadores encontraron grandes cantidades de cuencos simples y toscamente hechos en las estructuras institucionales de Shakhi Kora, similares a Uruk y otros sitios contemporáneos en la región mesopotámica. Esto sugiere, dicen, que se usaban para proporcionar comidas comunitarias a gran escala, posiblemente para trabajadores que dependían de los hogares institucionales o estaban relacionados con ellos.
Análisis posteriores de los huesos de los animales, incluidos los resultados de isótopos estables, así como los resultados de los análisis de residuos orgánicos de los lípidos atrapados dentro de las paredes de los recipientes de cerámica, indican que estas comidas habrían consistido con frecuencia en abundantes guisos de carne.
Los hallazgos, señalan los arqueólogos, indican que los orígenes del estado y sus instituciones en Mesopotamia se encuentran, al menos en parte, en su capacidad para proporcionar alimentos a los miembros de una comunidad más amplia. Una serie de depósitos que sugieren actividades rituales pueden indicar otra función importante.
El abandono final del último edificio institucional en Shakhi Kora, sin ningún signo de destrucción violenta o aparentemente vinculado a presiones ambientales, apunta, sin embargo, a una elección deliberada por parte de la comunidad local de alejarse de este sistema centralizado de autoridad y distribución de recursos.
Esto pone en entredicho la idea de que el desarrollo de gobiernos poderosos y jerárquicos fue un resultado ineludible o tuvo lugar sin oposición en las primeras sociedades complejas. “Las formas de gobierno jerárquicas y de arriba hacia abajo no eran inevitables en el desarrollo de las primeras sociedades complejas. Las comunidades locales encontraron formas de resistir y rechazar las tendencias hacia el poder centralizado”, concluye Glatz.