Los gentilicios, palabra emparentada con gente, hacen referencia al linaje y son los nombres o adjetivos con los que nos referimos a las personas de diferentes regiones. Los de la Cerdanya son ceretanos, los de Cerdeña son sardos y los de los Balcanes son balcánicos. También se usan para designar las nacionalidades y las lenguas que se hablan en un territorio. Y para definir platos, como la ensaladilla rusa, la ensalada alemana, los espaguetis a la napolitana o la fabada asturiana.
Algunas prácticas sexuales también son conocidas con un gentilicio. Quizá la más popular es el francés, que hace referencia al sexo oral; o el griego, sinónimo de penetración anal. También la cubana, que es la masturbación del pene hecha con la presión de los pechos de la pareja de juegos. En una búsqueda internáutica, aparecen más gentilicios asociados a las prácticas sexuales más variopintas, pero como no las he podido documentar adecuadamente, prefiero no entrar en detalles, no fuera caso que nos acabaran colando la pinza birmana, práctica inventada por los guionistas de la serie de TV3 El cor de la ciutat.
“Carda sense vergonya, carda en català” es el lema de la cuenta de Instagram Cardem.cat
Ahora he descubierto hacer un sueco, que no tiene nada que ver con la expresión hacerse el sueco, es decir, no consiste en tener relaciones sexuales y después hacerse el desentendido. Antes de continuar, cabe aclarar que la expresión hacerse el sueco no tiene nada que ver con el gentilicio del país escandinavo, aunque podría parecer una metáfora de alguien que aparenta no entender una lengua. Según el diccionario de la RAE, este sueco es una variante de zueco, el calzado de madera hecho de una sola pieza, utilizado para caminar por lugares húmedos. Una de las versiones que explican el origen de la expresión apunta que viene de los personajes que en las comedias romanas calzaban zuecos y, haciéndose los despistados, provocaban malentendidos para deleite del público.
Pero volvamos a las prácticas sexuales. Según ilustran en el videopodcast Cardem amb la normativa, la expresión hacer un sueco significa masturbarse mutuamente. Este programa surge de la cuenta de Instagram Cardem.cat, que usa el lema Carda sense vergonya, carda en català. Creado por tres estudiantes de Filología Catalana de la UB, Xènia, Laura y Roger, que tienen como musa a la profesora Neus Nogué, quieren aportar su grano de arena a la normalización de la lengua catalana en las relaciones sexuales. “Cardem.cat: l’espai sense censura que us farà trempar”, afirman los tres estudiantes, aunque son conscientes de que “por definición, el argot no se deja controlar, es inherentemente rebelde”.
Ahora solo falta que haya una práctica sexual acompañada del gentilicio catalán, para que la lengua de Caterina Albert dé un paso de gigante.