Una pregunta provocadora corona el segundo disco de Tarta Relena, titulado literalmente És pregunta ¿O es una afirmación? “La incertidumbre es el motor de todas las canciones”, explica Marta Torrella, sentada en la librería Central del Raval junto a su compañera Helena Ros, quien apunta que el motor de su segundo álbum ha sido la sensación de incertidumbre y la tensión que genera “la imposibilidad de llegar a una conclusión finita”. Una reflexión ancestral que las dos amigas intentan digerir con la cultura mediterránea como base de un cancionero coral, prueba de la ausencia de fronteras en las composiciones de estas dos jóvenes barcelonesas, que sitúan la voz en el centro de su obra.
De la poesía sáfica a los robots que extraen datos termales del mar, el disco se adentra en la incertidumbre que acompaña a la existencia humana desde el jardín del Edén, la que llevó al fraile Tomás de Celano a preguntar por quién debe suplicar “cuando ni los justos están tranquilos”, en el Dies irae que compuso en el siglo XIII y que sirve de base a Tuba Mirum. La misma falta de seguridad que resuena en los versos de Crit premonitori donde advierten de la delgadez de la cuerda que todo lo aguanta, lo ínfima que es la gota que colma el vaso.
“Nos interesó la fragilidad del instante preciso en que sabes que algo se te viene encima pero no puedes hacer nada para impedirlo”, explica Marta Torrella, y Helena Ros pone como ejemplo el meteorito llamado a destruir la tierra con toda la humanidad observándolo, “ese momento de conciencia, de saber lo que sucederá a continuación, es un momento mágico y terrible a la vez, de una potencia muy bestia”.
“La gira Fiat Lux ha representado nuestra consolidación, pero también ha sido una forma muy intensa e incierta de vivir”
“La gira Fiat Lux ha representado la consolidación de Tarta Relena, pero también ha sido una forma muy intensa e incierta de vivir” explica Marta Torrella, que destaca cómo algunas dudas han sido profundas y otras más materiales, “como saber si podríamos cenar después de un concierto, o si llegaríamos a final de mes en mitad del proceso creativo”.
El disco refleja este estado de ánimo y al mismo tiempo sirve a sus autoras para descargarse de la tensión, “es una forma de liberarse y a la vez de aprender lo que significa convivir con todas estas emociones”, destaca Helena Ros, y recuerda que todos hemos convivido con la incertidumbre, en especial en momentos como la pandemia. “La humanidad ha construido oráculos para adivinar el futuro, ahora tenemos modelos predictivos de datos que hacen previsiones a largo plazo mientras el mercado financiero juega a la bolsa todo el tiempo”, desgrana. “Todo esto son parches que hemos puesto para ocultar esta incertidumbre y la ansiedad que, al mismo tiempo, comporta estar pendiente de todos estos oráculos”.
Como ya hicieran en su anterior trabajo, las Tarta Relena beben de numerosas fuentes para componer sus canciones, que tanto son en catalán como en italiano, castellano, latín o sefardí al tiempo que recurren a diferentes culturas del Mare Nostrum. “Nos remitimos a los tópicos literarios, las temáticas que la humanidad siempre ha expresado, mensajes simples y cotidianos que apelan a todo el mundo”, explica Helena Ros. Mensajes que tienen en común su sencillez, “cualquiera puede empatizar, por eso se habla de ellos siglo tras siglo, de formas diferentes pero con la misma materia prima”. Estos recursos ofrecen además perspectivas diferentes, como recuerda Marta Torrella, “visiones que quizá ahora no estén en boga, pero se mantienen latentes y muchas veces pueden resultar más interesantes”.
'Tamarindo': “Toda la pista quedó invertida y sentimos algo medio satánico, se había dibujado una melodía nueva”
El resultado son temas que aluden a la incertidumbre tanto en las letras como en el apartado sonoro, caso de Beata viscera, una oda del compositor francés del siglo XII Pérotin sobre el alumbramiento y la creación con una melodia repetitiva que las atrajo. “Tiene unos dibujos melódicos muy similares que dan la sensación de que se repiten todo el rato pero siempre con un pequeño cambio que lo complica”, explica Marta Torrella sobre un contenido que también habla a nivel formal de la temática del disco, pues “parece que sepas lo que vendrá pero de repente se produce un giro”.
Esta idea queda pequeña al lado de Tamarindo, una canción que aparece dos veces en el disco, primero con este nombre y después grabada aparentemente del revés bajo el título Odniramat. Y es solo una apariencia, pues la versión original es la invertida. “Mientras grabábamos la canción tocamos una tecla por error y se invirtió”, recuerda Helena Ros sobre el origen del misterio. “Toda la pista quedó invertida y sentimos algo medio satánico, se había dibujado una melodía nueva con la misma harmonía y tonalidad”. El resultado es un nuevo tema con otra perspectiva, “con una letra al revés y una textura de voz que también está al revés, era un nuevo motor creativo”.
El siguiente paso fue aprender la letra al revés para grabarla y, a continuación, invertirla para que sonara del derecho, aparentemente por supuesto. “Nosotras nunca cantamos Tamarindo, si nos pides que la cantemos seguramente no podremos porque no la hemos practicado. Sólo cantamos Odniramat”. Es es el motivo por el que la voz de la canción “normal” resulta extraña, porque se trata de una pista invertida con un pequeño añadido de autotune. “La canción aparentemente real es la falsa, y la aparentemente falsa es la real, aunque a diferentes niveles” apunta Helena Ros mientras se le escapa una sonrisa pícara al desvelar el truco. La guinda la ponen en los directos, donde interpretan Odniramat al mismo tiempo que graban la canción para reproducirla después ,invertida, delante del público. Y es que no hay mayor incertidumbre, ni más divertida, que la de confiar en nosotros mismos sin preocuparse de las consecuencias.