En la presentación del montaje de La gavina a la prensa, Julio Manrique dejó claro que la elección del primer espectáculo de su mandato estaba cargada de simbolismo. Era un claro manifiesto de lo que quiere que sean los próximos años del Teatre Lliure, porque el texto de Chéjov es, además de una obra maravillosa, teatro dentro del teatro y reflexión sobre la manera de entender el arte.
En este montaje que también es carta de presentación, Manrique ha puesto toda la maquinaria del Lliure al servicio del arte, para ofrecer un espectáculo con mayúsculas. La escenografía de Lluc Castells, precisamente por su simplicidad, es altamente sugerente y, con la disposición de las gradas en U, facilita una gran profundidad de campo hacia donde no se ve nada, pero donde sabemos que hay un lago.
Adaptación libérrima
Manrique hace avanzar la historia con seguridad y con alguna sorpresa interesante
Las interpretaciones estuvieron a la altura del doble estreno, con especial relevancia de unas magníficas Cristina Genebat, una egoísta deslumbrante, y Daniela Brown, un ángel caído del cielo, en este paraje donde la vida y el arte se pelean con ganas.
Cruzando referencias al presente, como Salinger, o a los dioses de nuestro teatro, como Annita Lizaran, Manrique hace avanzar la historia con seguridad y con alguna sorpresa interesante, como mostrar el suicidio. Chéjov lo escondió expresamente hace 128 años, para dar un paso adelante en la nueva concepción teatral que la obra estableció, y Manrique, en cambio, hoy que estamos de vuelta de todo, lo ha incorporado al escenario, consiguiendo subrayar el final. El director ha montado, como dice Kostia, “su puto Chéjov”.
Aunque seguimos sin saber quién firma la traducción a partir de la que se ha deconstruido esta libérrima versión que firman Artigau, Genebat y Manrique, quizá sí que, como profetizó David Selvas (que interpreta a un entrañable tío enfermo) “será La gavina del Lliure”. Igual que en el estreno de Ànima en el TNC, ni el presidente Illa ni el expresidente Aragonès han querido perderse el inicio de temporada teatral, acompañados por el secretario de Estado de Cultura, Jordi Martí.