Un año de cine y realidad

Tribuna

Un año de cine y realidad

Con los premios de la Academia de Cine, los Goya, llega el tiempo de reflexión en torno a una industria cuyo peso material y simbólico atraviesa, de parte a parte, la cultura española y la proyección de su diversidad.

Hablo de diversidad porque ese término contempla la variedad de géneros, temáticas y sensibilidades que vertebran este excelente año de cine en el que la taquilla ha recuperado músculo, con una recaudación estimada de 500 millones de euros en 2023, el doble que en 2021.

Hay que mejorar las condiciones laborales y la financiación y defender la propiedad intelectual

Esta mirada diversa es un patrimonio que el Ministerio de Cultura cuida y cuidará, porque el talento y la audacia se visibilizan y llegan más lejos con mayores apoyos. Pero la diversidad no surge de un programa articulado, ni de laboratorio alguno. Es una expresión sincera de lo que somos como país y cada vez son más los espectadores que recompensan la calidad e independencia de esas propuestas autorales, avaladas por grandes certámenes internacionales.

Pienso, por ejemplo, en Creatura, de Elena Martín, triunfadora en Cannes; O corno, de Jaione Camborda, Concha de Oro en Donostia, o 20.000 especies de abejas, de Estibaliz Urresola, un primer filme aplaudido y premiado en la Berlinale. Tres jóvenes realizadoras que reflejan el poder del cine para contar lo que nos pasa y permear, con sus códigos y mensajes, los grandes momentos de transformación social.

Estos tres largos, rodados en catalán, gallego y euskera, demuestran también que la diversidad lingüística en la producción cultural, una prioridad de nuestro ministerio, gana públicos y amplía la hondura y la huella de los relatos en los que nos reconocemos.

Los premios Goya se celebran este sábado en Valladolid

Los premios Goya se celebran este sábado en Valladolid

EFE/Nacho Gallego

Bajo la misma premisa de calidad y vigor narrativo acudimos este año a los Oscar con la mejor representación: La sociedad de la nieve, de J.A. Bayona, y el largometraje de animación Robot dreams, de Pablo Berger. La presencia de ambos en este evento global condensa el esfuerzo colectivo de una cinematografía que debe contar con el más sólido acompañamiento institucional, en forma de inversiones, soporte y consideración.

Impulsaremos la mejora de las condiciones laborales, la defensa de la propiedad intelectual, el aumento de financiación y el incremento de las partidas públicas para la cultura. Porque el cine crece si apoyamos su cadena de valor al completo –la producción, la distribución y la exhibición en salas– y multiplica su alcance con políticas activas para la plena igualdad entre hombres y mujeres, en el marco de un audiovisual que debe desterrar, con firmeza, cualquier tipo de acoso o violencia sexual. Ese es, precisamente, el objetivo de la nueva Unidad de atención y prevención de las violencias machistas, que impulsaremos de la mano del Observatorio de Igualdad del Ministerio en conversación con el tejido asociativo de mujeres del sector cultural.

Todas estas medidas desembocan en un colofón inmejorable para un año de éxitos: la ley del Cine y de la Cultura Audiovisual, que pronto iniciará su tramitación parlamentaria. Con este importante texto legal, la protección y difusión de nuestro patrimonio cinematográfico estará, desde ahora, en la raíz de más películas y proyectos, de nuevas voces y motivos para seguir contando historias que nos representen.

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