Con la ley en la mano, Anna Netrebko puede tener todas las de ganar si decide demandar a los teatros de ópera y auditorios que, al estallar la invasión rusa de Ucrania, no dudaron en cancelar sus actuaciones y evitar sus apariciones públicas. Era “amiga” de Vladimir Putin, además de la soprano más famosa del siglo. Una combinación nefasta para la artista rusa –que se había dejado fotografiar con banderas separatistas en el Donbass–, pero muy oportuna para que los buques insignia de la cultura en los países occidentales escenificaran a bombo y platillo su rechazo a la invasión bélica.
Ahora es la Casa Municipal de Praga la que ha cancelado su actuación de octubre por presiones del Ayuntamiento, cuya coalición coincide con la del Gobierno checo. La decisión se ha tomado, según la agencia de la artista, de mutuo acuerdo y sin que ella vaya a exigir indemnización. Donde sí está yendo a por todas Netrebko es en Nueva York. El febrero pasado presentó una queja a través del Sindicato Estadounidense de Artistas Musicales, cuyo árbitro ordenó a la Metropolitan Opera que le pagara más de 200.000 dólares (181.000 euros) por 13 funciones canceladas, pero rechazó la petición de Netrebko de 400.000 dólares (360.000 euros) adicionales por compromisos que se habían discutido para las próximas temporadas: Manon Lescaut, Tosca, Macbeth y La dama de picas.
La cantante alega difamación y dice que el Met le causó angustia mental y emocional severas: "depresión, humillación, vergüenza, estrés y ansiedad"
Así las cosas, hace dos semanas la cantante –que vive en Austria y ha sido también cancelada por el gobierno de su país– demandó al Met y su director, Peter Gelb, por cortar con ella en el 2022 al no repudiar públicamente su apoyo a Putin. En su demanda presentada en el Tribunal de Distrito en Manhattan alega difamación, incumplimiento de contrato y otras violaciones. Pide 400.000 dólares por daños y pérdidas económicas: el Met le causó, dice, angustia mental y emocional severas, que incluían “depresión, humillación, vergüenza, estrés y ansiedad, y dolor y sufrimiento emocional”.
En Praga, la cantante invitó a sus seguidores checos a verla en Viena, Verona, Berlín, París, Nápoles y La Scala de Milán.
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