El cuestionamiento de las reglas tradicionales de exhibición fotográfica, que hace volar por los aires conceptos como unicidad, orden o narración, según la mirada heterodoxa y oblicua de Cristina de Middel. La sucesión de retratos de jóvenes a pie de calle firmados por Miguel Trillo, que devienen un fresco de la nueva cultura urbana en diversas ciudades asiáticas. O los inesperados juegos de tensiones en escenarios urbanos en apariencia banales que revela la cámara sagazmente observadora de Ricardo Cases.
Son tres concepciones muy distintas, e igualmente fecundas, de la creación fotográfica actual que ahora pueden contemplarse en el Centre del Carme Cultura Contemporània (CCCC) de Valencia. “Aquello que no se conoce no puede ser apreciado ni valorado por la ciudadanía. Por eso, uno de nuestros propósitos en el Centre del Carme es reforzar esa apertura de caminos que hace posible que las personas descubran los lenguajes artísticos actuales”, explica José Luis Pérez Pont, director del Consorci de Museus y del CCCC.
Unicidad, orden y narración son las tres concepciones de la creación fotográfica actual
Cristina de Middel (Alicante, 1975), que es Premio Nacional de Fotografía de 2017 y también la primera española en presidir la prestigiosa Agencia Magnum, muestra en “Etcétera!”, una exposición en dos partes que puede verse en la sala Carlos Pérez, un discurso crítico que rebasa la concepción de la fotografía como forma de aprehender la realidad, para –como señala el comisario de la muestra, Rafael Doctor– dejar que esta “se manifieste por sí misma a través de las rendijas del tiempo, de sus contradicciones, de sus incomprensibles formas de ser y estar”.
En la primera parte, comisariada por Doctor, las imágenes se aglutinan en un amplio mural que configura una gran obra que es a la vez un gabinete de otras obras; una amalgama donde se conjuga de forma natural la parte y el todo. A modo de contrapunto, en su nueva serie fotográfica “Gentlemen’s Club”, la artista analiza la prostitución femenina a través de los clientes de varias partes del mundo.
Cristina de Middel cuestiona conceptos como el orden o la narración en la exposición
fotográfica, para construir un glosario visual
Las mujeres –que, de forma inevitable, suelen ser las protagonistas– son, esta vez, invisibles; sorprendentemente, esto sirve para revelar el poso de una sociedad con una fuerte herencia misógina y patriarcal.
“Etcétera!” refleja la evolución de un trabajo artístico que no deja de crecer. Como explica Middel, “quería visualizar mi propia trastienda creativa y llevar a la práctica una idea que he repetido incesantemente: que las fotos son como palabras en una frase y que cada una carga de significado al contexto que se usa”.
Quería visualizar mi propia trastienda creativa y llevar a la práctica una idea que he repetido incesantemente"
La exposición se convierte, así, en un glosario de “palabras visuales” que brinda una reflexión sobre la repetición y la sobreproducción, así como un cuestionamiento sobre el concepto de obra única en el que se basa el mercado del arte.
“AsiaTown”, exposición comisariada por Sema d’Acosta, recoge el trabajo de Miguel Trillo (Cádiz, 1953) en Asia, en las primeras décadas del siglo xxi. La sala 1 del CCCC reúne retratos de jóvenes tomados en diferentes lugares, de Oceanía al golfo Pérsico, que reflejan una cultura urbana con unos parámetros estéticos expandidos globalmente mediante el smartphone y las redes sociales.
Para Trillo, que a inicios de los ochenta tomó fotografías en los ambientes nocturnos de La Movida, estas obras reflejan su fascinación por lo que denomina el “tobogán visual que ha supuesto la cultura juvenil japonesa o surcoreana para el resto del continente asiático”.
Miguel Trillo se aproxima a la esencia de los
jóvenes asiáticos y Ricardo Cases revela aspectos ocultos del paisaje levantino
Son retratos que atrapan la efervescente necesidad de manifestarse a través del aspecto físico. La vestimenta deviene una segunda piel que condensa una actitud vital. La cámara desvela que “el joven es un manantial por naturaleza”, como afirma el propio artista. Su misión es, precisamente, capturar, a través de las imágenes, “unos surtidores que lo quieren inundar todo, porque vivimos tiempos de desbordamientos icónicos”.
Diez años de trabajo
En la sala 2, “El ficus del Parterre”, exposición que cuenta con Pablo Brezo como comisario, podemos contemplar el resultado de diez años de trabajo fotográfico centrado en la representación del paisaje de un Levante que va de la costa a los entornos rurales.
La voluntad de exploración de lo cotidiano de Ricardo Cases (Orihuela, 1971) origina una serie como la que da título a la muestra, que condensa la tensión histórica que han generado más de cuarenta años de convivencia entre el árbol más grande y viejo de la ciudad y una gasolinera situada a muy pocos metros.
La exposición de "El ficus del Parterre" es el resultado de diez años de trabajo fotográfico centrado en la representación del paisaje rural
La cámara de Cases consigue resignificar lugares de escaso prestigio, que ahora se convierten en crónicas documentales con un imaginario poderoso. La exposición recoge series con títulos que evocan fragmentos de lo cotidiano, como “Recolección de cítricos ornamentales en Torrefiel” o “Gèneres de punt La Torre”; y también una colección adicional de fotos que funcionan a modo de “bisagras” entre esos trabajos.
En definitiva, tres miradas distintas, que van de la polifonía visual a la mirada minuciosa sobre lo ordinario, y que evidencian la efervescencia artística de estos creadores. Tal como explica Pérez Pont, ahora tenemos la oportunidad de revisar la obra de “una tríada de fotógrafos de primer nivel que nos ofrecen sus personales visiones del mundo actual, de la juventud, del arte y de la vida cotidiana”.