Apenas conserva algunas fotografías, unas pocas cartas y los recuerdos cambiantes que le han regalado sus abuelos. Carla Simón quedó huérfana cuando era niña y con ese escaso material y bastante imaginación ha rodado el cortometraje Carta a mi madre para mi hijo, con el que quiere evitar que la historia se repita y asegurarse de que se pequeño Manel, de solo dos meses, "tenga una memoria de su familia que le acompañe toda la vida".
"De mi madre sé pocas cosas, pero quiero que mi hijo conozca a su abuela, por eso he creado este relato para Manel", explica Simón durante su estancia en la Mostra de Venecia donde ha presentado fuera de concurso Carta a mi madre para mi hijo en la sección Giornate degli Autori, dentro del ciclo Miu Miu. Women's Tales.
La canción de Lole y Manuel Erase una mariposa blanca cose este cortometraje de 24 minutos: "He ido rastreado cosas de mi madre y supe que una vez le escribió a una amiga y le contó que estaba escuchando una canción de Lole y Manuel, di por hecho que le gustaban mucho. He escogido este tema porque es una nana y me ha servido de hilo conductor para articular el legado que quiero dejarle a Manel desde el primer día".
De entre ese poquito material que sobrevivió a sus padres, Simón ha rescatado también unas fotografías de su madre desnuda y embarazada y las ha recreado mostrando la desnudez de su propio embarazo con película de súper 8, "que es lo propio de la vida familiar y hace que se le dé mucho valor a las imágenes". Además, la directora de Alcarràs ha incluido un momento del parto, "solo 10 segundos", y ha incorporado a miembros de su familia, de la familia de Manel, a la película cantando algunos cachitos Erase una mariposa blanca.
Simón se desnuda física y emocionalmente en Carta a mi madre para mi hijo, pero no ha sido un proceso complejo. "Todo fue muy natural, cuando hago algo tan personal no pienso en el espectador, porque sino no lo haría. Solo quería hablar de mi embarazo y me pareció que un cortometraje era ideal para expresar algo tan inmediato, pues es equiparable a pintar un cuadro o escribir una carta", explica.
Pero tras esos escasos recuerdos no hay mucho más, así que la cineasta ha tirado de imaginación, "que es el recurso para crear tu identidad desde la falta de memoria", y ha inventado una historia de cómo fue su madre, de cómo sería ahora y de qué hablarían las dos si se encontrasen. Esa madre desconocida tendría el rostro de Ángela Molina. "Pensé en Ángela desde el primer momento, porque la admiro muchísimo. Nos conocimos en una gala y ella me dijo que había visto Estiu 1993 y que le encantaría que trabajáramos juntas. La llamé para el corto y no lo dudó, vino desde México donde estaba rodando una película".
En ese Estiu 1997 (2017), su òpera prima, Simón relata el fallecimiento de sus padres por causa del sida y sus primeros momentos con su nueva familia. En Alcarràs, que se llevó el Oso de Oro en el Festival de Berlín el pasado febrero, la directora aborda la vida del cultivo de la fruta, que conoció en su infancia junto a sus tíos. Y ahora prepara un nuevo largometraje que también está basado en experiencias personales. "Sé que algún día haré ciencia ficción, pero ahora tengo la necesidad de hablar de mi familia por mi falta de historia".
Pero Simón está ya escribiendo su propia historia. A ese hijo recién llegado y a ese inolvidable Oso de Oro se ha sumado una preselección para los Oscar. Carla no oculta su contento: "Soy muy prudente, pero reconozco que me hace ilusión, ahora, después de Berlín, tiene sentido y me encantaría hacer esa carrera hacia los Oscar", concluye la realizadora.