Lo que más sorprende en Elvis es la (relativa) contención visual de Baz Luhrmann, cineasta a quien se le recuerda por la pirotecnia y el barroquismo, rasgos que definían estéticamente su versión de Romeo y Julieta y Moulin Rouge, los títulos más distinguidos de este australiano universal. En Elvis no faltan momentos de arrebato, escenas fulgurantes y nerviosas y un montaje ágil, pero el conjunto está más próximo a su primer largometraje, el ya notable (y ya musical) El amor está en el aire.
Aunque algo más ortodoxo de lo que era de esperar, Elvis no es ni mucho menos un biopic convencional. De hecho, no es un biopic, sino dos: el del rey del rock’n roll y el del coronel Tom Parker, que fue a lo largo de toda su carrera su mánager, protector, asesor, gestor, manipulador y muchas cosas más y que además ejerce aquí el papel de narrador. El mito Presley visto (¿deformado?) por su propio creador, curiosa premisa.
Elvis sobrepasa las dos horas y media de duración porque pretende abarcar toda la vida y obra del cantante, desde su infancia hasta su fallecimiento en 1977, y, al propio tiempo, ser un fresco histórico, un documento de cuatro décadas convulsas de vida americana. Su mayor acierto es la exploración de la negritud que recorría las venas del artista desde niño, y el retrato de la edad de oro de Beale Street, la arteria del blues de Memphis, está francamente logrado.
Las presencias breves de B. B. King, Sister Rosetta Tharpe, Mahalia Jackson, Fats Domino, Little Richard o Big Mama Thornton le dan un buen sabor de época. Menos satisfactorios son los fragmentos que ilustran las relaciones de Elvis y Priscilla, carentes de intensidad. En cuanto a la faceta cinematográfica del ídolo, se expone en una catarata de viñetas digna del Tarantino de Érase una vez en… Hollywood.
No deja de tener su gracia que, según Zemeckis, fuera Forrest Gump quien, de niño, enseñara a mover las piernas a Elvis, porque ahora es Tom Hanks quien asume el papel del coronel, del ogro. Es la suya una actuación exhibicionista, exagerada; a ratos, sepultado el actor por el maquillaje que agiganta su figura, pareces estar viendo a Mike Myers haciendo de Fat Bastard. Irreprochable, en cambio, Austin Butler, un Elvis perfecto.
Ficha técnica
Dirección: Baz Luhrmann
Intérpretes: Austin Butler, Tom Hanks, Olivia DeJonge, David Wenham
Producción: Australia-EE.UU., 2022. Biográfica.
Puntuación: **