Puede parecer extraño que alguien que ha dedicado gran parte de la vida –por no decir casi toda– a hacer libros no tuviera ninguno con su nombre. Pero en el caso de Xavier Folch (1938-2021) fue así. Hasta ahora, al menos, que los astros se han alineado y finalmente el libro Xavier Folch, editor i polític. Materials per a una biografia es una realidad. El miércoles llega a las librerías.
Se presentó en Ona Llibres en un acto con una gran representación del mundo editorial catalán. Editores como Maria Bohigas, Eugènia Broggi, Silvia Sesé, Isabel Obiols, Emili Rosales, Pilar Beltran, Ester Pujol, Oriol Castanys o Bernat Puigtobella (hoy en Núvol, pero durante años editor de 62), exdirectores del Institut Ramon Llull (Vicenç Villatoro, Emili Manzano y Iolanda Batallé, que ejercía de directora de la librería, y hay que añadir al director actual, Pere Almeda), la directora de la Institució de les Lletres Catalanes, Izaskun Arretxe, y el Síndic de Greuges, Rafael Ribó, y Raimon, Manuel Guerrero o Carles Torner. Y eso que con tantas mascarillas no era fácil reconocer reunida a tanta gente. Y el público, claro, que no era poco.
Ernest Folch recordó que su padre fue “un gran telefoneador”
En el escenario, Jaume Subirana como “parte alícuota” (lo dijo él mismo, en referencia a Jordi Amat y Josep M. Fonalleras, coautores con él), Ernest Folch i Jorge Herralde. Entre los tres explicaron la dificultad de conseguir “hacer posible lo imposible”, como fue que Xavier Folch accediera primero – a su manera, porque cuando decía que sí era un tal vez, recordaba Herralde– a hablar de un libro sobre él, pero más adelante se fueron añadiendo dificultades, entre las cuales la pérdida de memoria del ahora homenajeado y luego la pandemia. Y claro, la defunción, que ya no se pudo solucionar. Y así, en el libro hay una primera parte en que los autores editores transcriben el contenido de sus encuentros, y después de un álbum fotográfico comentado hay una recopilación de textos que Folch había escrito y que aspiraba que se conservaran: un discurso, algunos artículos en la prensa o textos de su catálogo y una entrevista digital.
Y lo definieron como alguien que “hacía que pasaran cosas” (a raíz de Itamar Even-Zohar), alguien que “te permite creer que puedes hacer lo que quieres llegar a hacer” (a raíz de Mark Twain), que “construyó una red de afectos y de intelectuales” (y de conspiraciones varias), y que según dijo su hijo, fue también “un gran telefoneador”. O como también le escribió Salvador Espriu: “La corrección y la discreción en estado puro”.